A los 69 años murió Jorge Coscia, primer presidente del Incaa

La cultura argentina está de luto; una larga enfermedad se llevó ayer a Jorge Coscia, que había nacido el 26 de agosto de 1952. De este cineasta, político y escritor -destaca Télam- quizá el primer recuerdo que tiene el público argentino sea su debut como director, junto con Guillermo Saura, con “Sentimientos: Mirta de Liniers a Estambul” y “Chorros”, en 1987.

Pero su vínculo con el cine comenzó a sus 23 años, como extra en “El muerto”, de Héctor Olivera. Además de los filmes citados, fueron su responsabilidad “Laura” (cortometraje de tesis de graduación del Instituto Nacional de Cinematografía), “Cipayos [la tercera invasión]” (1989), “El general y la fiebre” y “Rosas, 200 años” (1993), “17 de octubre, una tarde de sol” (1995), el documental “Perón. Apuntes para una biografía” (2011) y las series documentales “Historia de la Nación Latinoamericana” (2008) y “Evasión” (2015), entre otras producciones.

Su militancia en el peronismo y sus vínculos con la cultura lo pusieron en 2002 como interventor del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), del que más tarde, “emparchados” algunos problemas de administraciones precedentes, fue presidente, puesto que ocupó durante el Gobierno de Néstor Kirchner. Entre sus logros figuran el apoyo a la producción cinematográfica nacional, la autarquía de la entidad, la cuota de pantalla y la apertura de varias salas del Incaa en el interior y el exterior. Su actividad al frente del organismo incluyó convenios de coproducción y distribución con España, Francia e Italia como parte del programa Raíces, y otros de coproducción y distribución con países de América Latina, como parte de la Recam (Reunión Especializada de Autoridades Cinematográficas y Audiovisuales del Mercosur).

En 2005 se lanzó a la política y fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires.  Y desde julio de 2009 hasta mayo de 2014 se desempeñó como Secretario de Cultura de la Nación. Fue el que mayor tiempo ejerció el cargo (cuatro años y 10 meses) en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner (ayer lo despidió con elogios) y durante su gestión se trasladó la sede de la Secretaría a la Villa 21 de Barracas, un barrio carenciado.

En 2020 recibió el premio Rosa de Cobre, de la Biblioteca Nacional, a los creadores que han dejado un intenso legado a través de sus obras. Se destacan sus libros de ensayos “Del estallido a la esperanza. Reflexiones sobre cine, cultura y peronismo” (2005), “La esperanza sitiada” (2008) y “La encrucijada del Bicentenario” (2010) y las novelas “Juan y Eva” (2011), “El bombardeo” (2015) y “La caja negra” (2019).

Con la emoción a flor de piel,  José Luis Castiñeira de Dios, lo despidió con este texto: “Fuiste uno de los intelectuales argentinos más lúcidos de tu tiempo, un creador, un pensador, un hacedor. Tu aporte a  la gestión de la vida cultural argentina tendrá que ser reconocido por cineastas, artistas y creadores, que siempre encontraron en tu talento, tu entrega y tu sensibilidad un espacio para soñar una sociedad mejor para todos. Argentino, federalista, latinoamericanista, heredero del pensamiento de Perón y Evita, y del ‘Colorado’ Ramos, con vos se va, muy tempranamente, demasiado pronto, un capitán de 1.000 batallas culturales, un paladín de las causas justas, de la libertad y de la unión americana, un sueño inconcluso al que tanto aportaste para poder plasmar. Honor a vos, Jorge Coscia, hermano del alma. Tu recuerdo y tu obra prevalecerán”.