Liuwe Tamminga, el maestro del órgano italiano (1953-2021)
En la madrugada del pasado 29 de abril falleció en Bolonia, a los 67 años, el organista neerlandés Liuwe Tamminga. Organista titular de San Petronio y boloñés por adopción, Tamminga ha sido una figura de referencia mundial en la música antigua para teclado, y muy especialmente en la música organística italiana de los siglos XVI y XVII. Con él, perdemos a unos de los más importantes intérpretes y estudiosos del mundo del órgano, así como a un profundo conocedor y recuperador de valiosos instrumentos.
Tamminga nació en Hemelun, un pequeño pueblo de la Frisia neerlandesa, en 1953 y realizó su formación musical en el Conservatorio de Groninga, donde consiguió su diploma en 1977 con Wim van Beek. Posteriormente se trasladó a París para perfeccionar sus estudios; en la ciudad del Sena tuvo como maestros a André Isoir, el afamado organista de Saint-Germain-des-Prés, y a Jean Langlais.
Más tarde se trasladó a Italia para proseguir con su formación y en Bolonia conoció al organista Luigi Ferdinando Tagliavini, una figura muy relevante en su vida, con quien inició una colaboración de treinta años, apoyándole también en la labor del incansable descubrimiento de instrumentos antiguos. El propio Tagliavini le encomendaría el puesto de conservador del Museo de San Colombano-Colección Tagliavini de Bolonia, que atesora la colección adquirida en 2010 por la red de museos de la ciudad y que custodia una colección única de instrumentos de entre los siglos XVI y XIX —órganos, clavecines, pianofortes, clavicordios, espinetas, así como algunos instrumentos de viento y folclóricos—, una de los más ricas en su género tanto por su cantidad como por su calidad, con algunas pieza únicas.
Liuwe Tamminga residía en Bolonia y desde 1982 fue organista titular de la Basílica de San Petronio, puesto que compartió con su maestro Tagliavini, fallecido en 2017, y se ocupó de los dos magníficos órganos renacentistas de San Petronio: el del lado de la Epístola, construido por Lorenzo da Prato (1471-75) y completado en 1531 por Giovanni Battista Facchinetti —un instrumento que en 1530 intervino, nada menos, en la coronación imperial de Carlos V en San Petronio—, y el del lado del Evangelio, construido por Baldassarre Malamini en 1596, ambos de hermoso sonido. Liuwe Tamminga manifestó en varias ocasiones que poder interpretar música de manera habitual con esas dos joyas de la organería era un privilegio único y motivo de un enorme orgullo para él. El órgano construido por Lorenzo da Prato es considerado, de hecho, uno de los órganos renacentistas más grandes de Europa y sigue en pleno funcionamiento como símbolo orgulloso de una Bolonia que a finales del siglo XV ya era capital musical de referencia en Italia y en Europa, como lo fue después en el siglo XVII, y de qué manera, San Petronio por su música sacra, instrumental y coral. Una tradición conservada también en tiempos recientes gracias al esmerado trabajo de Tamminga.
A lo largo de su vida, Tamminga recibió numerosos premios y distinciones por su labores interpretativas, así como por su fructífera actividad discográfica. En este úlltimo campo, el intérprete realizó excelentes y cuidadas grabaciones en los sellos Tactus, Accent o Passacaille de música renacentista y barroca, especialmente italiana, que le valieron el reconocimiento de la crítica especializada. Sus inspirados registros de la música de Frescobaldi o los hermanos Gabrieli han sido referenciales y, además, contribuyó al redescubrimiento y apreciación de compositores menos conocidos como Giovanni de Macque, Fiorenzo Maschera, Marco Antonio Cavazzoni o Jacques Buus, de los que realizó y publicó nuevas ediciones de su obra. De hecho, en su labor como estudioso también nos proporcionó varias ediciones de música para órgano, entre ellas: los ricercares de Musica nova (1540), obras para teclado de Giovanni de Macque y Pierluigi di Palestrina (Editorial Andrómeda), obras de Marco Antonio Cavazzoni (Editorial Il Levante Libreria Editrice), los ricercares de Jacques Buus (Editorial Forni) o música para dos órganos de maestros italianos hacia 1600 (Doblinger Viena).
Tamminga, fiel a la tradición organística, también contribuyó como especialista al asesoramiento, conservación y promoción de muchos instrumentos, especialmente en la península italiana. A esa labor de reconocimiento y puesta en valor del patrimonio organístico también consagró numerosas y valiosas ediciones discográficas, incluso un curioso volumen dedicado a órganos históricos de las Islas Canarias. Tamminga tuvo la oportunidad de sentarse, como concertista, asesor y musicólogo, frente a los órganos más importantes de todo el mundo, y fue un reputado intérprete solicitado para dar conciertos por toda Europa, Estados Unidos o Japón.
Además de su labor como solista, Tamminga fue colaborador habitual de destacados grupos de música antigua, y durante muchos años colaboró con conocidos directores e intérpretes, como Frans Brüggen, Bruce Dickey o Sergio Vartolo, y con conjuntos tan renombrados como el Concerto Palatino y Odhecaton, con quienes ha tocado regularmente, como en sus últimas grabaciones con música de Alessandro Scarlatti o Gesualdo.
Tamminga se consagró también a una apreciable labor docente, impartiendo clases magistrales por todo el mundo en instituciones de música antigua tan prestigiosas como la Accademia di Musica Italiana per Organo de Pistoia, el conocido curso internacional de música antigua de Urbino, los conservatorios de Parma, Mantua, Pesaro, Bérgamo, Potenza, Matera, Cracovia, Breslavia, Utrecht, Rotterdam, Boston, o en el Instituto Lemmens en Lovaina y en la International Summer Academy de Haarlem.
En su dilatada trayectoria discográfica, que llega a abarcar también repertorios como Mozart, Verdi o Puccini, Tamminga recibió numerosas distinciones discográficas por parte de la crítica internacional, entre ellas: la obra completa de Marc’Antonio Cavazzoni (Diapason d’Or, Preis der Deutschen Schallplattenkritik 2005, Goldberg cinco estrellas), las fantasías de Frescobaldi (mejor disco del mes de Amadeus 2006 y Diapasson cinco estrellas ), Mozart en los órganos italianos (Preis der Deutschen Schallplattenkritik 2006 y Diapasson cinco estrellas), la grabación dedicada a Andrea y Giovanni Gabrieli, junto a Tagliavini (Choc de la musique y Premio Internacional de Grabación Antonio Vivaldi de la Fondazione Cini), etc.
La temprana muerte de Liuwe Tamminga representa una pérdida muy sensible para toda la familia de la música antigua, y muy especialmente para todos aquellos que han sabido apreciar su impagable labor en la conservación y mantenimiento de tantos instrumentos hermosos y en la interpretación de la música que para ellos fue concebida. Echaremos de menos su competencia, su rigor y su pasión por la música. Sit tibi terra levis. ¶
Manuel de Lara Ruiz