Agudo sentimiento de congoja contrae los corazones de quienes hemos acudido a acompañar los restos mortales de Licelott Catalina Marte Hoffitz de Barrios.

Formada en la rigidez castrense, por esencia rigurosa en grado extremo, recibió dentro de ese mismo espacio familiar marcados rasgos de delicadeza y compasión humana proveniente de su progenitora,  persona poseedora de proverbial suavidad y ternura, que impregnaran en ella una poco común simbiosis.

De ahí que en ella se conjugaran las condiciones de hija, hermana y madre de generales, con la afabilidad y generosidad sin dobleces para infinidad de personas, dentro como fuera de nuestro entorno nacional.

El producto devino en señera timonel en cada asignación o encargo que le tocara desenvolver a lo largo de su existencia.

En prominente figura de Estado, eficaz e integra a carta cabal.

Esforzada, competente, dedicada, puntillosa y detallista ejecutiva del sector público, al que entregó sus fuerzas vitales y al propio tiempo, en un ser genuinamente compasivo.

Respecto de sus convicciones políticas, todos reconocen su verticalidad y apego a la causa a la que sirvió desde siempre, a través de una firme adhesión que trascendió lo político para amalgamarse en lo familiar, y que le fuera invariablemente reciprocado.

Si bien lo anterior fue de amplio dominio público, de pocos es conocido lo que podría llamarse “ecumenismo político”. Esa innata condición suya de ayudar sin prejuicios y sectarismos a todo aquél que requiriera de su asistencia.

Solo los que a ella acudieron en más frecuentes que imaginables momentos de nuestra ocasionalmente tumultuosa vida republicana, saben hasta dónde ese valor era capaz de penetrar en procura de  apoyo al que lo precisara. Y practicar ese servicio como debe ser: con arraigado desapego a reconocimiento alguno. El bien por el bien.

En paralelo y ahora que la actualidad nacional debate el tema del feminismo en más de un aspecto, habremos de valorar en su justo contexto sus convicciones y correcta perspectiva desde décadas atrás, cuando el discurrir dominicano ni conocía y mucho menos practicaba, éste aspecto esencial de equidad y convivencia humana.

Fernando Savater, el eminente intelectual español de dimensión universal, publica un sobresaliente trabajo en el diario “El País”, alusivo al tercer aniversario de una pérdida similar a la que nos congrega, en el que expresa “el dolor principal no es la soledad, que para una persona mentalmente madura resulta tanta veces bienvenida, sino la ausencia”.

El país. Su gente. El servicio público. Las buenas causas. La  solidaridad en su más amplio aspecto. El velar a diario por causas y personas y practicar cercanía mediante la extensión de sus manos generosas; una llamada o nota oportuna.

En esos rasgos de Licelott…. sentiremos por siempre su ausencia!

Ya descansa el roble…..

*Palabras pronunciadas por el licenciado Roberto Martínez Villanueva este viernes 14 de junio de 2019, momentos antes de iniciar la misa de cuerpo presente en honor a la doctora Licelott Marte de Barrios en la Funeraria Blandino, de la capital.

Por Roberto Martínez Villanueva

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