Analistas prevén más multas y cargos penales para los grandes bancos

Johngo

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Las autoridades de Estados Unidos han conseguido que dos bancos grandes y complejos se declaren culpables de delitos en dos meses y el sistema financiero apenas se inmutó. Eso debería calmar los temores de que algunos bancos son "demasiados grandes para ir a la cárcel". Sin embargo, estas no son necesariamente buenas noticias para el sistema financiero o los inversionistas.

La tenue reacción de los inversionistas ante las admisiones de culpabilidad de BNP Paribas SA BNP.FR -0.40% y Credit Suisse Group AG CSGN.VX +0.20% probablemente allane el camino para multas más severas para los grandes bancos, incluidos cargos penales, por parte del Departamento de Justicia de EE.UU., sostienen analistas.

"Esto da la señal de que si una condena no acaba con la empresa, entonces no hay motivo para no condenarla", dice Brandon Garrett, un profesor de derecho de la Universidad de Virginia especializado en el tema.

La semana pasada, BNP Paribas acordó pagar casi US$9.000 millones y declarase culpable de conspirar para violar sanciones de EE.UU. Eso se produjo tras un acuerdo alcanzado en mayo en el cual Credit Suisse se declaró culpable de cargos penales por haber ayudado a estadounidenses adinerados a evadir impuestos. El banco suizo también aceptó pagar US$2.600 millones a autoridades de EE.UU. Se trata de las únicas dos matrices que se declaran culpables de un delito en los últimos años.

Asimismo, fuentes informaron esta semana que las autoridades de EE.UU. negocian un acuerdo con el banco alemán Commerzbank AG CBK.XE +1.89% por presuntas violaciones de sanciones impuestas a países como Irán y Cuba, y otro con Citigroup Inc. C -0.08% por el que el banco estadounidense pagaría unos US$7.000 millones para poner fin a las acusaciones de que vendió hipotecas de mala calidad en los momentos previos a la crisis financiera.

El fiscal general de EE.UU., Eric Holder, desató una controversia política cuando sugirió durante una audiencia en el Senado el año pasado que algunos bancos son tan grandes y complejos que el Departamento de Justicia tenía problemas para investigarlos porque podría causar problemas económicos más amplios. Holder afirmó más adelante que esos comentarios fueron mal interpretados, y comenzó a presionar a los fiscales para que trabajen con los reguladores para encontrar formas de conseguir admisiones de culpa por parte de los grandes bancos.

Con eso como telón de fondo, los bancos, sus abogados, el gobierno francés e incluso la Reserva Federal de EE.UU. advirtieron que los cargos penales contra un gran banco podrían provocar su colapso si sus clientes e inversionistas huyen despavoridos.

En los días previos a que Credit Suisse se declarara culpable, funcionarios de la Reserva Federal le advirtieron una y otra vez al Departamento de Justicia que un acuerdo podría generar una corrida contra el banco, e insinuaron que habría consecuencias económicas impredecibles, según personas al tanto del asunto. Ese tipo de preocupaciones fueron magnificadas por la crisis financiera de 2008, cuando la bancarrota de Lehman Bros. causó estragos en todo el sistema financiero de formas inesperadas y perjudiciales.

Los fiscales intentaron reducir la posibilidad de provocar un desastre económico al lograr que los reguladores, incluido el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York, acordaran no adoptar medidas punitivas como revocar la licencia de un banco para operar, lo que equivaldría a la pena de muerte para una institución financiera.

De todos modos, tanto en el acuerdo de BNP como en el de Credit Suisse, funcionarios de la Fed diseñaron los posibles escenarios negativos que podía desatar la admisión de culpa, incluyendo trazar cada una de las conexiones de los bancos con otras firmas financieras y su capacidad de absorber cualquier pérdida causada por el anuncio. Los funcionarios de la Fed no intentaron disuadir a los fiscales de que investigaran algún aspecto en particular, sostuvo una persona al tanto.

Los peores escenarios no se materializaron, lo cual les dio a los fiscales más argumentos para seguir buscando un castigo duro para los grandes grupos financieros. Ambos bancos sufrieron caídas en el precio de sus acciones luego de conocerse las noticias de sus cargos penales, pero no fue nada desastroso. De hecho, la cotización de ambas firmas subió ligeramente luego de que se anunciaron formalmente los acuerdos.

Analistas sostienen que evaluar el impacto total del castigo a BNP Paribas llevará cierto tiempo, en particular teniendo en cuenta la prohibición de un año impuesta al banco de realizar ciertas transacciones en dólares estadounidenses.

Karen Shaw Petrou, socia gerente de la firma de análisis de política Federal Financial Analytics Inc., dice que los casos de BNP y Credit Suisse demuestran que los fiscales y reguladores encontraron la forma de estructurar las admisiones de culpa y sus correspondientes castigos sin desatar consecuencias indeseadas para el sistema financiero. "Es uno de los motivos por los que creo que habrá más", afirma.

Jaret Seiberg, analista de política de Guggenheim Partners, predijo en una nota a clientes hace poco que "una falta de reacción por parte de inversionistas y clientes" ante el anuncio de BNP alentaría al Departamento de Justicia a buscar cargos penales contra un banco de EE.UU. para que los fiscales "puedan decir definitivamente que ningún banco es demasiado grande para enviarlo a la cárcel". Sin embargo, Seiberg planteó su preocupación por que una admisión de culpa pudiera generar repercusiones en el mercado mucho más graves para un banco de EE.UU. que para los casos de bancos extranjeros hasta la fecha.

El caso de BNP Paribas demuestra que un cargo penal no devasta a la firma ni trastorna el funcionamiento del sistema financiero, pero también que no representa una amenaza tan importante para las mayores entidades financieras.

A pesar de que BNP tuvo que pagar una fuerte multa y su reputación se vio afectada por el caso, fiscales y regulares trabajaron para minimizar el impacto que podría tener la admisión de culpa. De hecho, incluso la prohibición para llevar a cabo operaciones en dólares fue diseñada para que afectara sólo una pequeña parte de su negocio. Es más, aunque las autoridades presionaron para que el banco se deshiciera de algunos ejecutivos, ninguna persona recibió cargos penales.

La falta de decisión de los fiscales para presentar cargos contra banqueros, obligar a los bancos a cerrar o deshacerse de divisiones culpables envía el mensaje equivocado. En cambio, lo que sucedió hasta ahora permite que los bancos y los banqueros crean que los cargos penales son como enormes multas financieras: un costo doloroso y embarazoso, pero manejable, de hacer negocios.

Es decir, el efecto disuasivo de estos cargos es cuestionable. Por más siderales que suenen las cifras de las multas multimillonarias, los bancos que las están pagando tienen proporciones gigantescas.

Para los inversionistas, esto puede representar un alivio a corto plazo. Hay una razón por la que las acciones del banco afectado suben tras los acuerdos: mientras la entidad no se vea tan perjudicada como para tener que levantar capital nuevo y diluir a los accionistas existentes, los inversionistas suelen olvidarse bastante rápido de esas cuestiones.

De todos modos, los inversionistas no deberían festejar demasiado. Sin una verdadera rendición de cuentas, una nueva generación de banqueros se verá alentada a tomar riesgos, o adoptar comportamientos que ponen en riesgo la viabilidad de sus firmas a largo plazo.

La multa por hacer eso en última instancia será pagada por los accionistas. WSJ
 
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