Venezuela y Canarias

Estamos erre que erre con Venezuela, como si Maduro fuera el fin del mundo. Tienen razón Josep Borrell y Margarita Robles, Venezuela es una dictadura estéril. Por eso los venezolanos huyen a países que no son un modelo de bienestar. Hay ya 3 millones en Colombia, 1,5 millones en Perú… En total son ya 7,7 millones los que, según Naciones Unidas, han votado con los pies.

Pero la democracia venezolana (Edmundo González solo ha pedido asilo) no depende de España, como parece creer el PP. Y mantenemos relaciones con otros países con dictaduras. Solo la coordinación de la UE con otros países sudamericanos (Brasil, Colombia) y Estados Unidos podría tener una incidencia positiva. ¿Ayuda el ruido de Madrid?

El cadáver de un joven aparece en una playa marroquí que cuenta con un dispositivo policial para evitar el paso a Ceuta

Se insultan por Venezuela. Pero lo peor es que tampoco llegan a ningún acuerdo sobre la inmigración. En Ceuta, la policía marroquí impidió la entrada el fin de semana a cientos de personas que habían sido convocadas por las redes sociales y que se concentraron en Castillejos, la vecina ciudad marroquí. La actitud de Marruecos es ya muy distinta y debe estar relacionada con el cambio de la política española respecto al Sahara. Vale. 

Pero el contencioso sobre los 5.000 menores no acompañados que están “estancados” en Canarias es inaceptable. El Gobierno no debe desentenderse porque las islas no pueden seguir acumulando menas. Y la falta de acuerdo con el PP -sea culpa de quien sea- no es una razón sostenible. Además, el presidente Clavijo, un realista que gobierna con el PP pero que permitió la investidura de Sánchez, se siente estafado por el Gobierno. Está bien que el presidente viaje a China para intermediar en los aranceles europeos al coche eléctrico, pero si no sabe encauzar algo la crisis canaria…Y que el Papa quiera ir para empatizar con el drama humanitario -como ya antes hizo en Lampedusa- no deja en buen lugar a España. Ni a Sánchez ni a Feijóo. 

La acogida de inmigrantes -vital para la economía europea- es un problema. La Alemania de Merkel decidió en el 2015 acoger a un millón de inmigrantes. Fue una opción acertada, con riesgos y muy criticada por los conservadores de su partido. El drama es que en el 2024 -tras varios crímenes y la victoria de la extrema derecha en dos estados del Este- el canciller socialista Scholz se ha visto obligado a reinstalar temporalmente las fronteras con los países vecinos. Una decisión que además es una traba a los acuerdos de Schengen.

No es solo Alemania. O solo un asunto fácil. En dos semanas, más de 30 personas han muerto ahogadas al intentar atravesar en pequeños botes el Canal de la Mancha. ¡Son inmigrantes de muchos países que ya estaban en la UE (Francia) y que se juegan la vida para ir a Gran Bretaña! 

La inmigración es el gran desafío europeo y el PSOE y el PP -que juntos han votado a Ursula von der Leyen para presidir la Comisión Europea- no pueden no alcanzar mínimos acuerdos. Esto no es Venezuela y aquí es inadmisible la barra libre en la lucha por el poder entre los dos grandes partidos.  

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