Estudio

Edén, la ruta destroy y el fin del Segundo Verano del Amor

El verano de 1987 fue lo suficientemente importante para que la civilización moderna le atribuya ahora el generoso título del Segundo Verano del Amor

Edén, la ruta destroy y el fin del Segundo Verano del Amor

Modificado el 2023/09/05

Hay muy diferentes tipos de veranos. Se podría decir que lo único que tienen en común es que todos llegan a su fin. Este verano pasado muchos habrán perdido definitivamente a su pareja y otros la habrán encontrado. Hay veranos que nadie querrá recordar y veranos que han sido muy memorables para una gran cantidad de personas. El verano de 1987 por ejemplo fue lo suficientemente importante para que la civilización moderna le atribuya ahora el generoso título del Segundo Verano del Amor. Si eres de los que prestan atención a la publicidad sabrás que Loewe, la famosa marca española de moda, sigue utilizando su estética en varias de sus colecciones. Ahora bien, si eres de los que prefieren la verdad de los detalles más oscuros, entonces ¡estás en el lugar adecuado!

La modernidad depositó grandes esperanzas en las decisiones. La planificación, la perseverancia y el método científico son al fin y al cabo virtudes que aparentemente están en nuestras manos. Hablando con las personas sin embargo encuentras a pocas que tengan sus vidas bajo su propio control. ¿La vida es lo que te ocurre cuando estás haciendo otros planes? John Lennon al menos pudo popularizar esta frase justo antes de morir, eso sí, omitiendo el crédito que le debía a su verdadero autor Alan Saunders. Nos cuesta entender la realidad en el presente. Necesitamos tiempo para analizar los detalles pero es que pasado el tiempo, si no hemos muerto ya, lo que hacemos finalmente es maquillarlos, adornarlos y hacerlos parecerse a lo que queríamos conseguir originalmente. Algo que no es muy honesto y ayuda muy poco a los demás. El progreso es como una sucesión indefinida de accidentes que tienen un final feliz. Podría decirse que se produce al margen de nuestros planes en parte porque nuestra voluntad se somete a incontables reacciones químicas, que definitivamente no están bajo nuestro control.

La humanidad tenía buenas razones para confiar en sí misma a principios del siglo XX. Muchos grandes descubrimientos de la tecnología se acababan de producir justo entonces. La música ya se emitía en streaming utilizando la red telefónica cuando el compositor Ferruccio Busoni predijo que la música se haría con máquinas ["Sketch of a New Esthetic of Music" (1907)]. El gigante tecnológico alemán Merck Group descubrió entonces en sus laboratorios los sorprendentes efectos de la fórmula C11H15NO2 , que no sólo alteraba la percepción sino que además conseguía que esa percepción mejorase las relaciones personales. El 28 de julio de 1914, sin embargo, todas las grandes potencias industriales y militares de la época entraron en el Weltkrieg: un conflicto sin precedentes que finalmente conoceremos como Primera Guerra Mundial.

Tuvieron que pasar, no una, sino dos guerras mundiales para que la humanidad pudiese replantearse sus posibilidades. Los psicoterapeutas del viejo y del nuevo mundo acabaron encontrando entonces muy útil aquella fórmula de Merck Group, ya comercializada durante la década de 1970 con las siglas de MDMA. Durante la siguiente década, como era de esperar, su uso se había extendido también por las calles para objetivos recreativos, en este caso con el nombre de éxtasis. El compuesto químico aumenta la empatía, la comunicación y la euforia a partir de los treinta minutos y sus efectos pueden durar hasta seis horas. Sus rasgos son significativamente más sociales de lo que es habitual en una droga. No es sorprendente por eso que la pequeña y paradisiaca isla mediterránea de Ibiza se convirtiese en una auténtica fábrica de éxtasis durante la década de 1980.

El paraíso al alcance de la mano

Inglaterra había prohibido el uso de la sustancia en 1977 pero en Ibiza no había todavía una legislación. Las pastillas de MDMA conocida como "Adán", MDEA, conocida como "Eva" o MDA, conocida como "Píldora del Amor", es en realidad toda una familia de la misma fórmula que se ha comercializado hasta hoy en grandes discotecas como Pacha, Amnesia o la más reciente Eden. Las ingentes hordas de turistas alemanes, ingleses e incluso americanos ya habían hecho sus particulares viajes de peregrinación a Ibiza cuando llegó el verano de 1987. El disc jockey Danny Rampling alquiló entonces una casa allí durante una semana, para celebrar con la compañía de sus amigos el cumpleaños de Paul Oakenfold.

Paul Oakenfold había nacido el verano de 1963 en Londres. Su particular problema con la dislexia le hizo muy difícil adaptarse incluso en una escuela inclusiva como The Archbishop Lanfranc Academy. Su padre tocaba en un grupo inspirado en las raíces musicales americanas y frente al reto de tener que hacer lo mismo que su padre, Paul decidió seguir los pasos de alguien más innovador de su propia generación que conoció por televisión: Grandmaster Flash. Paul Oakenfold estaba abriéndose camino en Harlem precisamente cuando decidió visitar Ibiza. Paul Oakenfold ha publicado finalmente sus propias memorias en "Ready Steady Go: My Unstoppable Journey in Dance" (Wellbeck, 2022). La suya no es una excepción y al leerla sencillamente descubres la habitual ausencia de personas que sí estaban presentes según el relato de otros muchos testigos.

Alfredo Fiorito había estudiado periodismo y estaba huyendo de la política argentina cuando llegó como camarero a Ibiza en 1982. En 1987, DJ Alfredo era ya disc jockey residente de la prestigiosa discoteca Amnesia y había convertido en tendencia un singular estilo donde combinaba los sonidos house de Chicago con música de las listas de éxito que él consideraba más mística como The Waterboys. Danny Rampling, Paul Oakenfold y el resto de sus amigos quedaron tan impresionados con la fórmula de Alfredo que dedicarán literalmente años a abrir locales donde pudieran imitar el mismo fenómeno de Ibiza en Inglaterra. Stephen Morris de New Order asegura ahora en retrospectiva que el sonido era bastante esquizofrénico, algo que atribuye a alguna genética española; pero que por alguna extraña razón el concepto les sedujo hasta el punto de que utilizaron ese sonido para el disco "Technique" (Factory, 1988). Danny Rampling había abierto la discoteca Shoom literalmente en septiembre de 1987, cómo colofón a lo que hoy los anglosajones conocen como el acid house y el Second Summer of Love.

La globalización del acid house

Richard Melville Hall, más conocido como Moby, tenía dos años cuando su madre le llevó precisamente a la ciudad de San Francisco, al primer verano del amor, el original, en 1967. Su padre murió justo entonces en un accidente de tráfico. Queremos entender que algo de amor sí debieron encontrar a partir de entonces al vivir ocupando casas ilegalmente con drogadictos y músicos que ensayaban, mientras él buscaba un lugar para poder hacer los deberes de la escuela. Su autobiografía "Porcelain: A Memoir" (Penguin, 2016) apenas añade detalles sobre su infancia pero entendemos que deben estar a la altura de lo que sí sabemos. Moby buscaba también el equilibrio entre los extremos cuando empezó como adulto su carrera de disc jockey en New York. Abrazaba casi simultaneamente el ateísmo y el cristianismo, el abuso de las drogas y la comida vegetariana, la abstinencia sexual y las visitas recurrentes al barrio de prostitución de Manhathan cuando grabó las canciones de acid house que ahora componen “Instinct Dance” (1991).

El disc jockey Frankie Mitchell alias Bones era entonces una leyenda en pequeñas salas de Brooklyn. Su padre había sido asesinado antes de que él terminara el instituto pero utilizó la heredada colección de discos para empezar una carrera que le ha llevado ahora a ser reconocido finalmente como el padrino de la escena rave americana. Bones fue invitado al festival Energy del verano de 1989 y lo que vio en Inglaterra sencillamente no tenía parecido con ninguna otra cosa que había conocido. Hay que tener en cuenta que entonces no existía Internet. Las posibilidades para coordinar un evento ilegal se reducían al boca a boca o, en el mejor de los casos, un contestador automático. Esos escasos recursos, eran entonces suficientes para burlar a la policía y reunir hasta 10.000 personas. Reunir a estas personas era un reto enorme, sí, pero todavía lo era más hacerlo alrededor de una infraestructura capaz de mantenerlas bailando durante días en las afueras de la ciudad. Teniendo en cuenta lo poco que necesitan beber dos personas para acabar peleándose en un bar, resulta francamente increíble que una sola rave fuese físicamente posible. Los registros históricos apuntan en la dirección contraria.

El movimiento se extendió por toda Europa y Estados Unidos de América ayudándose de un manifiesto ético llamado PLUR o Peace Love Unity Respect, que es en realidad una variación de los ideales hippies con el añadido al final de “Respect”. El añadido fue necesario para una mejor integración de las razas y las orientaciones sexuales propias de la década de 1990. El diseñador americano Harvey Ball había creado el icono de la sonrisa amarilla en diez minutos a cambio de cuarenta y cinco dólares, para una empresa de seguros, justo al terminar la Segunda Guerra Mundial. El uso que tendrá el ícono fue ciertamente grande hasta entre sus enemigos como confirma el cómic de Alan Moore titulado “Watchmen” (1987). Jenni Rampling lo había usado profusamente en la decoración de la discoteca londinense Shoom en 1987 y fue en todo el mundo, junto a los corazones, los abrazos y los buenos deseos, un signo inconfundible de toda aquella generación. El optimista dibujante Keith Haring muere de SIDA poco después, precisamente en lo más alto de su carrera en 1990. La fiesta debía continuar pero aquel señalado acontecimiento arrojará sobre todo el colectivo una sombra desconcertante que ocultaron durante mucho tiempo, tal y como lo recuerdan algunos de los testigos en el documental “Strike a Pose” (Ester Gould, Reijer Zwaan, 2016).

El componente espiritual del verano del amor

Boy George acababa de dejar su grupo Culture Club, trataba de superar su adicción a la heroína y toda aquella iconografía sencillamente le empujó a crear entonces su grupo Jesus Loves You y la famosa canción "Generations of Love" (1990). Paul Oakenfold siempre ha aprovechado para producir canciones con un toque espiritual y se precipitó naturalmente a producir también este que además es hoy considerado uno de los 100 mejores temas de baile de todos los tiempos. La periodista Fiona Allen trabajaba entonces en la puerta de la discoteca Haçienda y asegura que le asombró mucho ver "cómo los disc jockeys se habían convertido tan rápidamente en dioses para la gente… la gente empezó a tratarlos literalmente como dioses absolutos sólo por tocar sus discos”. El disc jockey Frankie Knuckles recordaba que el Warehouse de Chicago era como "una iglesia para las personas que han caído en desgracia". El productor Marshall Jefferson lo comparó con "la religión de los viejos tiempos donde la gente sencillamente se alegra y grita". Hillegonda C. Rietveld es autora del libro "This is Our House" (London South Bank University, 1998) y asegura que el disc jockey sustituye el papel del predicador. Claro que semejante iglesia también necesitaba un sustituto para el Espíritu Santo y nada para eso mejor que el éxtasis: “La gente tomaba su primer éxtasis y era casi como si hubieran nacido de nuevo", decía el músico Mark Moore.

Lo realmente singular que podemos encontrar en este caso de sacralización en la cultura popular es que no hubo una planificación centralizada. Sabemos que las productoras y los managers de Elvis Presley, David Bowie o Spice Girls gastaron mucho dinero para conseguir la sacralización de sus clientes. A diferencia de ellos, en la escena de baile, fueron claramente las masas sin ayuda de un presupuesto las que empujaron a los artistas a esa misma elevada categoría religiosa. El famoso músico británico Keith Flint de The Prodigy había conocido la escena acid house desde 1989 y reparó en esta tendencia especialmente durante la grabación de su single “Ibiza” (2015). Keith Flint creció también a los márgenes de la sociedad durante la década de 1970. Hablamos ahora de otra persona brillante con dislexia en una familia disruptiva que fue expulsada con quince años de una escuela del distrito de Essex. La música de Keith Flint llegó a ser número uno en dieciséis países y él mismo fue una auténtica estrella durante la década de 1990, pero murió con cuarenta y nueve años ahogado por su propia estrangulación suicida el 8 de mayo de 2019.

Todd Edwards es otro nombre clave de esta época del que ya hemos hablado al tratar el tema de Daft Punk. El disc jockey procede realmente de una familia trabajadora volcada en las prácticas de un catolicismo, particularmente inclinado a buscar en las personas una experiencia de conversión por medio del nuevo nacimiento. Era un grupo pequeño autogestionado por un grupo de ancianos más similar a lo que se conoce como Assemblies of Brethren en Inglaterra. Todd necesitó salir fuera de la influencia de su padre para tener su propia conversión al cristianismo y utilizó como modelo profesional a DJ Disciple, un disc jockey de Brooklyn que ya pinchaba gospel en 1987. La actitud positiva de las canciones de Todd Edwards encajaba con las expectativas de la audiencia habitual del house durante la década de 1990; pero su característica terminología cristiana no ha pasado desapercibida por los muchos sorprendidos periodistas que le han preguntado por ello.

El existencialismo y la cultura rave en Europa

La película francesa “Eden” (Mia Hansen Løve, 2014) empieza no en vano con una escena de la creación en medio de una rave, donde el disc jockey muestra precisamente uno de los discos de Todd Edwards. Los personajes están lejos de pasar veinticuatro horas bailando. Van, vienen, comentan un fanzine de la vida real francesa como “eDEN” y sobre todo se plantean todo tipo de preguntas profundas sobre la vida. Mia Hansen Løve pretende contar en este largometraje la historia de unos amigos en el año 1992, que pueda tener significado para todo el mundo; pero para ello, por supuesto, hace un espléndido trabajo de documentación que luego ha sabido imitar la serie española “La Ruta” (Caballo Films, 2022). La directora de cine Mia Hansen Løve asegura que no es cristiana pero todo su cine parece girar alrededor de los temas que conciernen originalmente al cristianismo como lo hizo también el director francés Robert Bresson.

Mia Hansen Løve, además, ha recibido una educación muy particular de sus dos padres; ambos profesores de filosofía que parecen haber marcado su carácter existencialista. “¿Cómo encuentras tu fuerza interior?”- se preguntaba Mia Hansen Løve, al presentar su siguiente película con Isabelle Huppert titulada “Things to Come” (2016)- “¿Cómo encontrar el significado a la vida cuando vivimos en un mundo secular? No es fácil, especialmente en la sociedad francesa, y esto se describe muy bien en la escena en la que Isabelle está en el autobús y cita a Pascal. No tener suficiente fe para poder confiar en ella, o tener demasiada y no poder confiar en la mente, es un tema muy contemporáneo que tiene que ver con las dificultades que experimentamos para encontrar el sentido de la vida en la ausencia de Dios”.

La serie “La Ruta” (Caballo Films, 2022) ganó las nominaciones como “Mejor serie dramática”, “Mejor guión” y “Mejor actriz protagonista” en los premios Feroz 2023. La serie comparte con la película francesa de Mia Hansen Løve mucho más que las mismas aficiones de una misma época y cultura rave en el sur de Europa. Comparte también el mismo peso existencial de la vida con el que parecen cargar sus personajes y, por supuesto, una misma escenografía religiosa que parece tan indeseable como inevitable. El personaje del cura que, antes de hacer misa, escucha a toda pastilla el “Dead Wide Eyes” de Severed Heads, no es histórico; es el particular homenaje que le hacen los guionistas a Juan García Castillejo, un cura de Valencia que fue también precursor en la música electrónica a partir de 1939. Aprovechando su jubilación y la atención mediática que ha despertado la serie sobre una época donde él tenía una posición de relevancia, el disc jockey Tony Vidal Batiste alias “El Gitano” ha publicado su propia autobiografía titulada "NO ES FÁCIL SER DIOS" (NPQ, 2023). Es sólo el último de una larga lista de otros como "El trueno que sigue al rayo" (Pedro Corrales, 2020), "En éxtasis" (Joan Oleaque, 2021), "¡Bacalao!" (Luis Costa, 2022) o "Ruta gráfica" (Moy Santana, 2022). Hoy en día, más allá de lo que pueden sugerir todas estas memorias, las discotecas más que “templos” son parasoles para refugiados de Europa del Este y sus disc jockeys, más que “dioses”, son apenas fantasmas que venden sus gafas en Internet como le ocurre al propio Chimo Bayo.

El legado de la Ruta Destroy

Hoy en día la “Ruta Destroy”, que se conoció popularmente como “Ruta Bakalao”, en retrospectiva, merece ciertamente algunas reflexiones. Hay que tener en cuenta que esta ruta ilegal en los alrededores de Valencia, daba empleo a más de 5.000 personas; es decir tenía más del doble de la plantilla habitual de un parque de atracciones como Port Aventura. El single de Chimo Bayo titulado "Así me gusta a mí" (1991) tiene acreditados un millón de copias vendidas en todo el mundo, que es literalmente diez veces más de lo que había vendido el single de Freddie Mercury y Montserrat Caballé con el título de “Barcelona” (1987). No es por eso sorprendente que el propio Chimo Bayo abriese entonces su discoteca El Templo y gritara lo siguiente durante las sesiones de grabación de su videoclip: “Va a comenzar una cosa que jamás se ha visto en el siglo XX, un Templo hecho para el hombre y especialmente dedicado a todos los que bailan… ¡Destrucción total en el mundo mientras aquí solamente nos preocupamos de bailar y pasarlo bien!”.

El término "destroy" y el concepto de caos en general fue popularizado en España desde que el grupo británico Discharge publicó “Punk & Destroy” (1984). La tendencia seguía viva en la década de 1990 gracias a una línea ininterrumpida de grupos más siniestros como Coil, Cabaret Voltaire o KMFDM. Músicos que sencillamente tampoco le encontraban el atractivo a tanto buen rollo en la pista de baile y que añadieron a la escena valenciana un aire más oscuro en las manos de disc jockeys como Tony Vidal, Chimo Bayo o Kike Jaén, que es el que ha inspirado al protagonista de “La Ruta”. Los medios de comunicación en España apenas prestaron atención al pánico al satanismo que muchos han acabado conociendo treinta años después gracias a la serie “Stranger Things”. El pánico al éxtasis sin embargo sí que llegó a los medios de comunicación en España. El documental de Carles Francino titulado “La Ruta del Bakalao” (Canal +, 1993) muestra al presidente del gobierno José María González, dando su habitual puñetazo en el atril, para asegurar su ridícula intención de dar el mismo trato a terroristas que a traficantes. El éxtasis no produce apenas adicción pero el gobierno tenía sus propias razones. Según los últimos informes del departamento gubernamental DGPNSD, de entre todas las drogas incluyendo por supuesto el alcohol, el éxtasis ha sido desde 1990 la droga que menos muertes ha causado. Las drogas de la ruta del bakalao eran sin embargo y por una buena razón el segundo principal motivo de preocupación en las estadísticas de opinión.

Las nuevas generaciones siempre van a querer echarle el pulso al orden establecido. Ambas formas de poder se retroalimentan mutuamente para conseguir su propio lugar en el mundo. Hay una ley parecida que se insinúa precisamente en el relato bíblico del Edén, cuando el creador establece como una norma que el hombre y la mujer deben dejar a su padre y a su madre. Hay algo de física inevitable que mantiene vivo este conflicto desde el principio de los tiempos, por lo que conviene siempre darle a cada discusión su merecida importancia. Las nuevas generaciones no esperan a crear nuevos conceptos para darle a los antiguos un nuevo nombre ¿verdad? Hay por eso muchos conceptos en la moderna biología que ya están implícitos en el relato bíblico del Edén.

La química de la vida en el Edén

Sabemos ahora por la biología que las células tienen una funcionalidad muy específica que sencillamente se interrumpe para dar paso a las mutaciones, las enfermedades y finalmente la muerte. Es un proceso que se puede acelerar al no seguir las recomendaciones que conocemos bien no sólo por la Biblia sino también por instituciones como la Organización Mundial de la Salud. El proceso además no se puede evitar a largo plazo. Los académicos aseguran ahora que ese plazo máximo es justamente ciento veinte años en otra sorprendente coincidencia con el relato de la Biblia. La Biblia apunta a que es el “pecado” el que causa esos errores en el proceso biológico. Muchas generaciones prefieren ridiculizar ese término ayudándose de vergonzosas referencias religiosas, sociales o históricas, pero eso no ha cambiado demasiado los resultados, que en esencia siguen respondiendo al mismo tipo de eventos, ahora igual que hace tres mil años.

A pesar de las muchas coincidencias que observamos entre la realidad y el relato bíblico, al igual que en muchas otras áreas de la vida, tendemos siempre de preferir las diferenciaciones características de nuestra propia generación. Preferimos alternativamente relatos más optimistas, más catastróficos, más legalistas, más oportunos, más agradables, más radicales, más progresivos, más creativos, más tradicionales, más racionales, más inclusivos o más espirituales. Tantas variaciones apuntan a que no se trata tanto de un tema cognitivo, como de voluntad para adquirir notoriedad en la toma de decisiones y de hacerlo inevitablemente por medio de la diferenciación. La Biblia no es exactamente un relato similar a los relatos de su época. Los relatos acadios y babilonios de su tiempo como Enuma Ellis o KAR 4, aseguraban que los seres humanos habían sido creados con la sangre de las diosas asesinadas. La ciencia moderna ha terminado inclinando la balanza a favor del relato bíblico, ya que según los últimos cálculos, el 99,9% de los componentes químicos de nuestros cuerpos proceden de la tierra y el agua, o lo que es lo mismo, el barro. Los componentes químicos más comunes en la corteza terrestre, que puedes encontrar en un charco de barro, son además los nutrientes que necesita el cuerpo humano para seguir viviendo. El nivel de detalle materialista y científico del relato bíblico va más allá, añadiendo que cuando las personas mueren, sus cuerpos, que proceden del polvo, vuelven otra vez al polvo.

El relato bíblico se opone claramente también, por tanto, a la idea egipcia y babilónica de su tiempo donde los seres humanos necesitaban llevar provisiones en sus enterramientos para poder protegerse de los dioses del inframundo conocidos por ellos como Osiris o Irkalla. El castigo de la muerte es suficientemente duro y definitivo según el relato bíblico del Edén, porque el origen de todo placer está en las relaciones que mantenemos con las personas y los recursos que provee el creador. La vida, por dura que nos parezca, contiene infinidad de fuentes de placer que nos serán arrebatadas definitivamente por medio de la muerte. La muerte no le es indiferente al creador según el relato de la Biblia. “Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.”, escribe el apóstol Pablo en una carta a la iglesia en Roma, alrededor del año 55 después de Cristo. “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación."


Estudio escrito en Barcelona por el .


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