Estudio

Indiana Jones, las minas de cobre y el fin del rey Salomón

La época de esplendor de las minas del Valle de Timna vuelve a coincidir, contra todo pronóstico académico, con la cronología bíblica del rey Salomón

Indiana Jones, las minas de cobre y el fin del rey Salomón

Modificado el 2023/03/07

Erez Ben Yosef, profesor de arqueología en Tel Aviv University, estaba recientemente desenterrando una milenaria puerta fortificada en el Valle de Timna, cuando se encontró con unas semillas y unos excrementos que parecían tener apenas unas décadas. Los resultados del análisis por radiocarbono, sin embargo, han apuntado finalmente a que aquellas once muestras eran en realidad del siglo X antes de Cristo y que además de restos de vegetación contenían suficientes partículas de cobre como para hacer una muy reveladora conclusión. La época de esplendor de estas minas volvía así a coincidir, contra todo pronóstico, con la cronología bíblica del rey Salomón.

El profesor Ben Yosef aseguró a Smithsonian en el año 2021 que los recientes análisis de los registros orgánicos, encontrados en medio del desierto del Neguev, ponen en jaque no sólo las conclusiones relativas al uso que tuvieron estas minas sino también en general los métodos de datación que se han establecido como normativos. La comunidad científica valora ahora recuperar una vieja hipótesis desacreditada a finales del siglo XX. El Rabbi Nelson Glueck también había excavado estas minas en 1965. Las había datado por análisis de porcelana y se había convertido en el hazmereir del mundo académico al sostener que aquellas eran las minas del rey Salomón. Gracias a estos recientes descubrimientos por Carbono 14, sin embargo, el relato bíblico sobre un periodo de esplendor en el siglo X a.C., parece ser otra vez la hipótesis más razonable.

Las tres principales hipótesis sobre la Monarquía Unida

Israel Finkelstein es también profesor de arqueología en Tel Aviv University, la misma institución donde enseña Ben Yosef. Finkelstein había sostenido en “The Bible Unearthed” (Free Press, 2001) que el reinado de David, su hijo Salomón y su correspondiente época de esplendor, eran principalmente mitos de la Biblia. Había basado su hipótesis, como ocurre en muchas de estas discusiones, argumentando una ausencia de restos arqueológicos. Su argumento claro era creíble siempre y cuando los restos que sí había se pudieran seguir datando a favor de su hipótesis. Las facultades para la controversia y la divulgación de Finkelstein le ayudaron a atraer sobre su innovador relato el crédito de no pocos teólogos minimalistas como Niels Peter Lemche. The History Channel no en vano le ayudó en 2006 a tener además la atención de muchos aficionados que a través de sus compras convirtieron al libro en un superventas de Amazon.

Amnon Ben-Tor, profesor de arqueología en Hebrew University en Jerusalén y editor de la voluminosa colección “La Arqueología del Antiguo Israel” (Yale University, 1992), aprovechó las mismas cámaras para asegurar que “Finkelstein es capaz de desacreditar cualquier hipótesis simplemente por haber coincidido con los registros de la Biblia… no importa si tiene datos que le respalden. Lo único que necesita saber es si aparece en la Biblia y entonces automáticamente lo desacredita”. Israel Finkelstein estaría utilizando, si eso es cierto, justamente el mismo método que se le ha reprochado a los judíos y cristianos del siglo XX, con la única diferencia de que él lo aplica en la dirección opuesta.

El inglés H. Rider Haggard no era especialmente religioso cuando escribió "King Solomon´s Mines" en 1885 y con ella inició todo un nuevo subgénero de ciencia ficción denominado “mundo perdido”. La novela ha sido de hecho llevada al cine y la televisión no menos de cinco veces. Las minas del rey Salomón no son mencionadas directamente en la Biblia. Varios de sus textos mencionan que el oro, las piedras preciosas y el marfil se lo traían por el mar cada tres años desde un ahora desconocida Ofir pero ¿con qué pagaba Salomón? Tanto explendor apareciendo en la escena después de tantos años sufriendo la pobreza más extrema, debía proceder de algún asentamiento que pudiese desenterrarse ¿verdad? ¿Qué riquezas podría esconder semejante sitio?

El cobre estaba más valorado que el propio oro en algunas culturas y el puerto de Ezión-geber mencionado en la Biblia está a apenas unos treinta y seis kilómetros al sur de las minas de Timna. Lo que pasa es que toda África y Asia está cubierta de minas, oro y elefantes. El explorador Karl Mauch usó la Biblia para identificar las minas con las ruinas de Gran Zimbabue, que son en realidad restos construidos dos mil años más tarde. El descrédito que se ha ganado la Biblia en parte se debe a, paradójicamente, las libertades que muchos creyentes se han tomado al precipitarse en hacer conclusiones sobre los textos. Los autores del relato original de Salomón parecen descansar en que su audiencia reconocía el oro de Ofir y las naves de Tarsis, pero lo cierto es que tres mil años después tenemos registros de muchas ciudades con nombres similares repartidos también por todo el mar Mediterráneo.

El valor de la verdad detrás de la fantasía

Todos estamos en deuda con la prodigiosa habilidad narrativa de directores de cine como Steven Spielberg y George Lucas. Gracias a ello nos resulta francamente familiar la imagen de un atrevido y apuesto profesor llamado Indiana Jones, seduciendo a una joven camarera mientras avanza en su búsqueda de un tesoro perdido en forma de Arca del Pacto. Siendo un concepto más propio de la cultura popular que de la Biblia, es sin embargo sorprendente cuánto han ayudado los descubrimientos en estas minas del Neguev a entender el tiempo de un personaje bíblico como Salomón. Hay muchas razones por las que el levante del Mediterráneo no está sembrado de restos arqueológicos de los reyes David y Salomón. Las dificultades para excavar en la conflictiva Jerusalén, eternamente dividida y reconstruida sobre las ruinas, es por supuesto la razón más comentada pero no se deben olvidar otras razones todavía más obvias.

La Monarquía Unida duró apenas ochenta años. Bajo los suelos de lo que ahora conocemos como Israel se han encontrado yacimientos con más de un millón de años ¿por qué debería tener tanta importancia lo que pudiera haber ocurrido en esa tan pequeña fracción de tiempo? Según el Rabbi Nelson Glueck el verdadero motor de esa supuesta necesidad es la propia incredulidad de los creyentes, que irónicamente intentan sustituir con yacimientos arqueológicos. En el polo opuesto, el profesor Erez Ben Yosef carecía de interés por la Biblia cuando empezó a excavar en 2009; su interés estaba en el paleomagnetismo e investigaba los cambios que con el tiempo ha sufrido el magnetismo de la Tierra. El relato de la Biblia es consistente con esa valoración moderna que hacemos de la historia de Israel. Las descripciones de la Biblia sobre el esplendor que se produjo durante el reinado de David y Salomón confirman que fue algo sin precedentes y que murió con ellos.

Israel había tenido hasta entonces un pasado muy humilde tal y como confirmaron los análisis de la arqueóloga inglesa Kathleen Kenyon. Las construcciones de David y Salomon no tardarán en ser enterradas por aquellos que les sucedieron pero el recuerdo adornado y mitificado ciertamente las sobrevivió. Este pueblo, hambriento del reconocimiento que siempre se le había negado, utilizará una ambiciosa imaginación para catalizar ese recuerdo como base de su propia identidad nacional. La identidad tan marcadamente confrontada a la de sus vecinos, es el principal reto que tiene la hipótesis de que este pueblo no pasó por un éxodo de Egipto, ni una conquista de Canaán. Quienes defienden la teoría de que estas tribus nómadas se asentaron allí amistosa y escalonadamente, aún no han argumentado las razones que hay detrás de los incendios en ciudades como Betel, Laquis, Eglón, Debir o Jasor. ¿De dónde surge entonces, una religión tan singular como la de Israel? La fortaleza de Khirbet Qeiyafa, datada recientemente por carbono 14 en el siglo X, por ejemplo, ha conservado una sorprendente ausencia de huesos de cerdo o figuras humanas en los lugares de culto. Estos y otros muchos identificadores sencillamente coinciden con un pueblo muy específico y singular.

Las pistas que podemos encontrar en la basura

William G. Dever, profesor de arqueología en University of Arizona, tampoco es creyente y coincide en que la respuesta más razonable se encuentra, contra todo pronóstico académico, en la Biblia. La Biblia describe en realidad un entorno que es fácil de visualizar al analizar la relación que todavía hoy mantienen Israel y Palestina alrededor de la ciudad de Jerusalén. Relatos bíblicos como los de Débora, Gedeón o Sansón hablan de pueblos que comparten temporalmente los mismos recursos hasta que se enfrentan en lo que hoy no dudamos en llamar genocidios. La convivencia pacífica y colaborativa durante cientos de años es algo tan insólito en la historia de la antigüedad que para sostenerla sería literalmente necesaria la creencia en los milagros, que es justo lo que no quiere hacer el profesor William G. Dever.

El comercio con pueblos lejanos y el alto nivel adquisitivo que tenían en estas instalaciones, se han podido confirmar por los restos de comidas exóticas, de textiles propios de reyes o de objetos exportados como los calderos de tres patas, elaborados con el metal extraído aquí y encontrados en el Templo de Zeus de la ciudad griega de Olimpia. La fama de esta época de esplendor había llegado al extranjero, exactamente como indica la Biblia, al describir la visita que recibió Salomón de la reina de Saba o Sheba, unas lejanas tierras del sur identificadas ahora en la actual Yemén y Etiopía.

Junto a las minas del Valle de Timna hay todavía los restos de un templo egipcio y una imagen de la diosa Hathor, el equivalente femenino de Ra y diosa protectora de los mineros. El faraón Ramsés III se cree que hacía referencia a ellas cuando en el siglo XII antes de Cristo había escrito: “Envié mis mensajeros al país de Atika, a las grandes minas de cobre que están en este lugar”. La misma sequía y crisis que precipitó la caída del imperio hitita o Troya, Chipre y Grecia, se cree que precipitó también la de esta colonia de Egipto. Nadie, incluido el profesor Erez Ben Yosef, habría creído que su época de mayor esplendor vendría después, precisamente en los tiempos de un monarca que, supuestamente, ni siquiera había existido.

El hallazgo de los restos de un camello domesticado en este valle, ha sido también objetivo de mucha controversia innecesaria. Ben Yosef en colaboración con Sapir-Hen divulgó también en algunos medios como National Geographic que, dado que todavía no se han encontrado otros restos de camellos domesticados con más antigüedad en Canaán, las referencias a camellos domésticos de Abraham son necesariamente un anacronismo de la Biblia. Se podría decir que este es más bien un anacronismo de esos medios, que identifican Canaán como el origen de Abraham. El origen de Abraham es claramente Mesopotamia, según los textos mencionados en la Biblia. La pregunta, para evitar anacronismos de uno y otro lado, debería ser por tanto ¿cuándo se domesticaron los camellos en Mesopotamia? El historiador Mark W. Chavalas identificó en su artículo "Did Abraham Ride a Camel?" (Biblical Archeology Review, 2018) cinco referencias específicas de camellos domesticados en Mesopotamia desde el tercer milenio antes de Cristo.

Lo que sí conocemos del templo de Salomón

Las minas del Valle de Timna se cree que habían sido utilizadas desde el quinto milenio antes de Cristo y serán usadas después también por los edomitas, los romanos e incluso el imperio omeya pero con mucho menos éxito según la opinión de Ben Yosef. Sabemos ahora que la arquitectura del templo de Salomón no se diferenciaba sustancialmente de la de cualquier otro templo fenicio; pero es que también eso está explícitamente sugerido en la información interna de la Biblia. El relato bíblico se esfuerza en alargar los detalles con un empeño descriptivo, indicando materiales como el bronce -que es una aleación del cobre- y motivos como los lirios, que muchos lectores siguen considerando cansino y no repetiremos aquí por amor a ellos. Es porque los textos reinciden una y otra vez en identificar hasta la procedencia de los arquitectos y los diferentes especialistas que trabajaron allí, que hoy podemos confirmar con seguridad académica la coherencia del relato bíblico.

La necesidad de desacreditar necesariamente los textos de la Biblia, por el mero hecho de ser la Biblia, tiene repercusiones que van más allá de lo que algunos podrían considerar simples discusiones teológicas. Hemos visto en otros artículos como esta tendencia ha afectado negativamente otras áreas del conocimiento como es la física, la medicina o las relaciones personales. El enorme capitel proto-eólico, con sus características hojas de palmeras, que la arqueóloga Kathleen Kenyon encontró sobre el manantial de Gihón de Jerusalén en 1965, es sólo otro ejemplo. Los académicos creían equivocadamente que este estilo era original de una civilización muy posterior en Grecia, ignorando el uso de los mismos pueblos fenicios que contrató el rey David. Los libros de texto de historia del arte tendrán también que volver a revisarse para alinearse a un relato mucho más similar al que ya teníamos de la Biblia.

La historicidad de David y el relato biblico están documentada también en la estela de Tel Dan KAI 310 desenterrada en 1993 y expuesta ahora en el Museo de Israel de Jerusalén. En la estela el rey sirio Hazael confirma haber vencido al rey de Joram de la casa de David en un relato que coincide con el bíblico Segundo Libro de Reyes. La arqueóloga Eilat Mazar descubrió recientemente restos de construcciones de David, Salomón y Nehemías al mismo tiempo que también sellos que podrían atribuirse a Isaías y Ezequiel. Los restos de una muralla datada en la época de Salomón tienen 70 metros de largo, 6 metros de alto y se encuentran entre el Monte del Templo y lo que hoy es un moderno barrio árabe llamado Silwan. El propio Israel Finkelstein reconoce que podrían atribuirse a Salomón. Otras excavaciones arqueológicas han encontrado también restos del templo de Salomón que incluyen docenas de piscinas de inmersión ritual y una gran plataforma cuadrada identificada como un área de reunión por el arqueólogo Leen Ritmeyer, construida probablemente por el rey Ezequías y datada alrededor del año 700 antes de Cristo ("Were There Jewish Temples on Temple Mount? Yes" (Haaretz, 2015).

Hipótesis detrás de la desaparición de un templo maldito

El uso que tuvo finalmente el templo de Salomón es también una clave para entender la credibilidad del relato bíblico. Lejos del habitual relato idealizado propio de la antigüedad, el relato de la Biblia insiste en que el templo no tardó en utilizarse para finalidades muy diferentes a los que habían sido planeadas originalmente por David y su hijo Salomón. Después de tanta planificación y buenas intenciones, tanto de los propios protagonistas como de sus herederos, todos acabaron demostrando estar muy por debajo de la altura de sus propias expectativas. Según Aaron Greener de University of Haifa, se han encontrado miles de figurillas de terracota que datan de la Edad del Hierro II, precisamente el periodo de construcción del templo por Salomón, en diferentes sitios arqueológicos de Judá incluida la ciudad Jerusalén. Las figuras incluyen las populares “figurillas femeninas con cabezas pellizcadas, que a menudo se agarran los senos, pero también figurillas de animales, algunos con jinetes a la espalda, que eran populares entre las naciones vecinas de Judá como los israelitas, los filisteos y los fenicios”.

El culto a esos dioses sabemos que incluía en muchos casos, prácticas que todavía hoy se condenan en los Derechos Humanos y que se toleraron hasta la llegada de Nabucodonosor II. El British Museum conserva una tablilla con escritura cuneiforme encontrada 1896 como parte de “Nebuchadnezzar Chronicle”, donde Nabucodonosor II confirma haber protagonizado la destrucción de Jerusalén y la rendición del rey de Joacim, datada en el 597 antes de Cristo. El historiador Flavio Josefo lo describe así en el capítulo 10.8.5 de su libro "Antigüedades judías": "Y sucedió que el rey de Babilonia envió a Nabuzaradán, el general de su ejército, a Jerusalén, para saquear el templo, quien también tenía el mando de quemarlo y el palacio real, y quemar la ciudad hasta el suelo, y trasplantar al pueblo a Babilonia. En consecuencia, vino a Jerusalén en el año undécimo del rey Sedequías, y saqueó el templo, y se llevó los utensilios de Dios, tanto de oro como de plata, y en particular esa gran fuente que Salomón dedicó, así como las columnas de bronce y sus capiteles, con las mesas de oro y los candelabros; y llevándolos, prendió fuego al templo en el mes quinto, el día primero del mes, en el año undécimo del reinado de Sedequías".

El propio Israel Finkelstein acepta que las pruebas de una destrucción de la ciudad son innegables. Ben Yosef, que comparte con él los mismos pasillos de Tel Aviv University, ha propuesto su propia nueva hipótesis alternativa, que justifique definitivamente la supuesta falta de una mayor cantidad de restos de la Monarquía Unida. Aseguró a Smithsonian que “la arqueología ha exagerado su autoridad”. No importa las muchas piezas que se encuentren, siempre habrá alguna pieza que falte. Aquellos que creen que pueden desacreditar al cristianismo usando la ausencia de rastros arqueológicos es porque no han entendido nada de la Biblia. Dios aparece continuamente en la Biblia haciendo desaparecer el rastro de lo que es susceptible de ser idealizado y convertido en un sustituto de la confianza que él espera que tengamos en él.

Las buenas noticias a pesar de los tiempos malos

El profeta Jeremías ya había atribuido un responsable de la desaparición de aquellos objetos de valor guardados con orgullo durante generaciones en el templo de Salomón: "Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años."

Habían vuelto de aquel exilio muchos descendientes de los supervivientes cuando Cristo aparece como el cumplimiento de las mejores promesas de Dios a ese pueblo de Israel. Llama mucho la atención específicamente el estado en el que llega a sus labios la fama de Salomón. El gran monarca Salomón, que había decorado el templo con lirios, con toda su supuesta grandeza, es aparentemente en sus labios como un mero aficionado al lado del creador: "Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?".

Mateo, el mismo evangelista que recogió el texto anterior, se hacía eco también de otro momento significativo escribiendo: “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.”

“Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados”, escribe por su lado el evangelista Juan, sobre el famoso episodio en el segundo templo, supuestamente construido sobre las ruinas del que había construido Salomón. “Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.”


Estudio escrito en Barcelona por el .


¿Quieres añadir algo?



Buenas noticias de un Dios que se relaciona con su creación:


Escuchar más podcasts sobre la Biblia de José de Segovia


Galería permanente de imágenes sobre ′Monarquía Unida′


Indiana Jones, las minas de cobre y el fin del rey Salomón

Video especial sobre ′Monarquía Unida′



′Indiana Jones y la verdadera búsqueda de objetos perdidos de la Biblia′ de Pablo Fernández (2023)


Indiana Jones y la verdadera búsqueda de objetos perdidos de  la Biblia

★ Faltan 12 días para que empiecen las proyecciones relacionadas


DETALLES


Forum: Lista de las proyecciones temporales en Entrelíneas

′La cultura y los flujos de creencias de los refugiados en el viejo mundo′ de Pablo Fernández (2023)
¡Ya disponible! ❤ Tienes 12 días para ver las proyecciones relacionadas
DETALLES

′Jack Chick y su influencia en el cine de los 90′ de Pablo Fernández (2020)
¡Ya disponible! ❤ Tienes 12 días para ver las proyecciones relacionadas
DETALLES

′El fantástica realidad de Frank Frazetta′ de Pablo Fernández (2021)
★ Faltan 12 días para que empiecen las proyecciones relacionadas
DETALLES

Ver todas las proyecciones ›


Edad de Bronce [1] Gilgamesh y el oportuno relato bíblico del diluvio

Sîn-lēqi-unninni utilizaba la insatisfacción de su época y una muy personal disposición a transgredir cuando decidió escribir la Epopeya de Gilgamesh

LEER ARTÍCULO #1

Edad de Bronce [2] Enūma Eliš y el génesis de los relatos de la creación en Mesopotamia

El poema babilónico Enūma Eliš y el bíblico Génesis compartieron un mismo tiempo y espacio pero ¿cuáles son sus principales diferencias?

LEER ARTÍCULO #2

Edad de Bronce [3] Los migrantes en Egipto y las tribus nómadas en Canaán

Los egipcios daban nombres despectivos a muchos de los pueblos que daban problemas y no es siempre fácil seguirles la pista por medio de la arqueología

LEER ARTÍCULO #3

Edad de Bronce [4] Indiana Jones, las minas de cobre y el fin del rey Salomón

La época de esplendor de las minas del Valle de Timna vuelve a coincidir, contra todo pronóstico académico, con la cronología bíblica del rey Salomón

LEER ARTÍCULO #4

Todas las series de podcasts disponibles para escuchar y descargar




ENVIAR ➦