Estudio

L. Ron Hubbard y la Cienciología

L. Ron Hubbard y la Cienciología

L. Ron Hubbard y la Cienciología

Modificado el 2005/04/08

Acaba de inaugurarse en Madrid la nueva sede de la Iglesia de la Cienciología en un multitudinario acto con el actor norteamericano Tom Cruise. La organización conocida en España desde 1981 como Dianética está inscrita legalmente como asociación civil , ya que el Tribunal Supremo le denegó su condición religiosa en 1994. Su centro se anuncia sin embargo como iglesia en la fachada de su impresionante edificio, estilo art decó, años veinte, en pleno barrio de las Letras, al lado del Congreso de los Diputados y el Ateneo. A pesar de haber sido calificada como secta por muchos especialistas, Cienciología tiene sin embargo una extraña atracción para muchos artistas y estrellas del espectáculo. ¿Es una religión, o un negocio?, ¿en qué consiste realmente la Cienciología?.

Para comprender la Cienciologí­a, es inevitable hablar de su fundador, L. Ron Hubbard (1911-1986), cuya figura es omnipresente en esta iglesia, que tiene su sede en Los ángeles, aunque cuenta ya con siete millones de adeptos (7.000 ya en España), distribuidos a lo largo de los veintidos centros que tiene en todo el mundo. Su libro Dianética funciona como una biblia para la Cienciologí­a, que busca en esta obra un método cientí­fico que pretende dar respuestas a los problemas del hombre. Pero ¿quién era Hubbard? Son ya varias las aproximaciones que se han hecho a este mediocre escritor de ciencia-ficción, que en los años cincuenta alcanzó un enorme éxito editorial por este manual de autoayuda, pero no hay ninguna tan documentada y meticulosa como la biografí­a de Russell Miller, Un Mesí­as a rostro descubierto, publicada por Henry Holt en 1988 ( Bare-Faced Messiah: The True Story of L.Ron Hubbard ).

FUNDADOR PERTURBADO

La impresión que uno saca de Hubbard en la obra de Miller es la de un hombre profundamente perturbado, que pasa de ser un sinvergüenza encantador a convertirse en un paranoico egomaní­aco, ′incapaz de distinguir entre los hechos y sus propias fantásticas ficciones′, o sea un mentiroso patológico. Según este libro, casi todo lo que Hubbard dijo de si mismo era falso. Ni fue un aventurero, ni un distinguido oficial de la Marina, ni mucho menos un fí­sico, ya que sus conocimientos cientí­ficos eran insignificantes. Decí­a que habí­a crecido en el enorme rancho ganadero de un abuelo rico, aunque en realidad no era más que un veterinario de pueblo. Su padre era un teniente de la Marina de los Estados Unidos, por lo que esperaba que su hijo siguiera su carrera, pero la miopí­a no le dejó otro camino que la escuela de ingenieros de la Universidad de Washington, que abandonó tras dos cursos desastrosos. Pero durante los diez años que precedieron a la segunda guerra mundial llegó a ser uno de los autores más prolí­ficos de la literatura de kiosco de misterio, de aventuras y del oeste.

Hubbard decí­a que habí­a quedado inválido y ciego en la segunda guerra mundial. En realidad acabó en un hospital naval sin una sola herida de guerra. Habí­a logrado el mando de una lancha antisubmarina, pero en una misión de rastreo confunde un sedimento magnético con un submarino, y su batalla contra un enemigo inexistente hizo que le trasladaran a una escuela de Princeton. Intentó entonces obtener una pensión de invalidez, alegando diferentes sí­ntomas, pero no lo logró. Se pasó la vida reclamando diecisiete medallas, a las que creí­a tener derecho, pero la Marina no le concedió más que las cuatro que solí­an dar a cualquiera que estuvo en servicio.

Ron abandonó a su primera esposa, Polly Grubb y a sus dos hijos, para casarse con Nora Northrop a la que habí­a conocido en un templo ocultista de magia negra. Su responsable era un experto californiano en propulsión quí­mica llamado Jack Parsons que habí­a llegado a ser discí­pulo del famoso satanista Aleister Crowley. Sara era su joven amante. Cuando Hubbard se marcha con ella, Parsons entra en una depresión que le llevará al suicidio pocos años después, en un supuesto accidente con una ampolla de nitroglicerina (tristemente, su madre también, cuando supo la noticia, se mató con pastillas de dormir). Sara tuvo con Ron una hija llamada Alexis, pero ella se divorció de él cinco años después, alegando que estaba ′irremediablemente loco′.

Uno de los más desquiciados proyectos que tuvo Hubbard con Parsons, era el de lograr cumplir por magia negra una profecí­a de Crowley, por la que pretendí­an crear un hijo de la luna salmodiando encantos infernales mientras introducí­an una varita mágica en una mujer escarlata desnuda , o sea en una prostituta. Ya adulta, Alexis, intentó visitar a su padre, pero él se negó a verla. Ron le mandó entonces un mensaje diciendo que su verdadero padre era Parsons, como si él no estuviera realmente casado con Sara, sino que le habí­a dado cobijo cuando estaba embarazada. Todo mentira, claro.

LA DIENéTICA, PARODIA DEL PSICOANáLISIS

Con 41 años, Ron se vuelve a casar en 1952 con Mary Sue Whipp, de 19 años, con quien tuvo otros cuatro hijos más (uno de ellos, Quentin, se suicidó). Dedicado a sus libros de ciencia-ficción, Hubbard concibe en esta época la Dianética. Se trata de una hilarante parodia del psicoanálisis, por la que se dice que las enfermedades provienen de engramas grabados en el cerebro de un embrión, que éste ha oí­do incluso antes de desarrollar sus oí­dos. Su propósito es borrar los engramas por una grotesca terapia que llaman auditoria. Estas son las ′herramientas′ que Tom Cruise dice que ′pueden resolver los problemas de la vida′. No se trata ni más ni menos que de un increí­ble cacharro descubierto por Hubbard, que llama el E-metro, que no es sino un burdo detector de mentiras, para que los prepuros no sólo recuerdan sus traumas de nacimiento, sino también los de vidas pasadas.

La Cienciologí­a combina así­ la idea de la bondad natural del hombre con una versión peculiar de la reencarnación. Mary Sue se enteró así­ que ella habí­a sido el escritor D. H. Lawrence, y Ron que él era el autor de El Prí­ncipe, aunque ′ese hijo de perra de Maquí­avelo me lo robó′, dice Hubbard. Durante una reencarnación en otro planeta, el autor de Dianética dice haberse encargado de una fábrica de humanoides de acero. Los E-metros le dan de hecho una información tan interesante como que los tomates chillan cuando los cortas. Sus chaladuras parece que tienen fin, pero el libro más descacharrante de Cienciologí­a que conozco es su Historia del Hombre, publicada en 1952. En él defiende la peregrina idea de que cada cuerpo está habitado por un alma inmortal llamada thetan y un ente genético que llama EG. Estos se remontan a los principios de la vida en la Tierra, pero los thetans entraron en nuestro cuerpo hace 35.000 años. Estos pasan de un cuerpo a otro, y el objetivo de Cienciologí­a es devolverle a una persona los poderes originales de su thetan y elevarle al nivel de thetan operativo ( TO ), algo que ni siquiera Buda o Jesús alcanzaron.

Algunos engramas se remontan a los moluscos y al trauma debido a sus intentos de abrirse y cerrarse. A los preclaros, por eso se les pide que abran y cierren la boca, mientras visualizan un mejillón, que se abre y se cierra. Hay que tener cuidado sin embargo con excederse en este ejercicio, ya que Hubbard advierte que puede producir dolores de mandí­bula. El autor recuerda de hecho a un preclaro que no pudo abrir su boca durante dí­as. La incapacidad de llorar se debe, también por cierto a un engrama perturbador, que procede de un curioso molusco llamado plañidera o sollozo. Cuando los thetan abandonan un cuerpo, se personan entonces en una estación de implantación, para que se les asigne otro nuevo. Casi todas estas estaciones están en Marte, aunque hay una los Pirineos. Un bonito sitio para cambiar de cuerpo, ¿verdad?

EVANGELIZACIÓN Y MARKETING

Si piensa que todo esto es increí­ble, ¡recuerde que a Tom Cruise le ayudó a encontrar la paz! Así­ que no hay duda que para algunos ′funciona′... Ese es por lo menos el razonamiento de Cienciologí­a. Y ¿quiénes somos nosotros para decir que esas ′herramientas′ no ′funcionan′?... Pero para mí­, la cuestión no es si algo ′funciona′, si no si es verdad. Y es evidente que este sistema de creencias es algo demencial, resultado de una mente delirante, aunque no hay duda que es un buen negocio. Pero al mismo tiempo no quiero caer en el simplismo de pensar que esto es no es más que un montaje para ganar dinero. Yo no dudo de la sinceridad de muchos miembros de Dianética. La prueba está en el propio Hubbard, acosado por enemigos reales e imaginarios, errando en sus barcos por el Atlántico. Yo creo que él llegó a creerse su mitologí­a. Lo mismo que muchos de su tripulación, supuestamente perseguidos, mientras viajaban durante meses buscando tesoros que decí­a haber enterrado en anteriores reencarnaciones...

Es por eso que no hay peor presentación del cristianismo que decir que es una fe que ′funciona′. Esa mentalidad pragmática americana ha convertido la evangelización en una operación de marketing que presenta un mensaje comprensible, pero absurdo. Mi fe no se puede basar en una experiencia. Porque tú tienes una experiencia y yo tengo otra. La verdad no está en lo que yo siento o he experimentado, sino que está fuera de nosotros. No es algo que nosotros hayamos creado. Ya que en realidad, no es algo, sino Alguien con quien nos enfrentamos, nos guste o no. Es una realidad que debemos aceptar. La fe en definitiva no es un mecanismo a nuestro servicio, para conseguir lo que queramos, sino el reconocimiento de una realidad que viene a nosotros con la autoridad de Dios mismo, hablando por su Palabra eterna. Dar testimonio en la Biblia, por eso no es contar nuestra conversión, sino proclamar el mensaje único de lo que Cristo ha hecho por su muerte y resurrección, en el tiempo y en el espacio. Eso es lo que Schaeffer llamaba la verdadera verdad. Todo los demás son espejismos.


Estudio escrito en Madrid por el y actualizado por última vez el 2005-04-08 Hasta el día de hoy esta página ha tenido 4 comentarios.


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Walter comentó lo siguiente: "Bueno, pues yo fui cienciologo, más bien staff de una iglesia de cienciologia, pues firmé el contrato por un millón de años, pero soporté solamente un año, jajaja. Vi cosas buenas y otras malas, más bien locas. Por ejemplo, durante una auditación por mi dolor de muelas, el auditor me dio la orden siguiente: ′Pon tu dolor de muelas en la pared′, ′pon tu dolor de muelas en el suelo′. YO me quedé extrañado y pregunté cómo se hace eso. El auditor no sabía y solo contestaba, solo hazlo. No puedo imaginar a una pared con un dolor de muelas. Si no creen que esta ayuda existe, nada más pidan la ayuda para el dolor de muelas en su iglesia más cercana. Qué habría fumado Hubbard cuando escribió esa tontería? Como supondrán tuve que ir al dentista pues cienciología fracasó rotundamente. Otra cosa estúpida que vi en esa Iglesia es que repartían publicidad escrita prometiendo que la gente sería más capaz de ganar mas dinero, pero a nosotros los staff nos pagaban una miseria. La caridad comienza por casa. Si un staff de cienciología demuestra un buen nivel económico es porque alguno de sus padres, o sus suegros tienen dinero, no por otra razón. Fui testigo de una enorme maldad cometida por los ejecutivos de la iglesia: un compañero del staff durante un mal momento de su vida intentó suicidarse cortándose las venas del brazo izquierdo y lo que hicieron fue expulsarlo del grupo pues eso podría afectar la imagen de la secta. Los cabrones ejecutivos no lo ayudaron, la política de la secta decía que lo expulsaran. Una cosa absurda es que una de las ministras de la iglesia me perdonó mis actos hostiles confesados. Ella me dijo ante el e-metro: ′Por el poder que me han conferido, te perdono tus actos hostiles′. Yo la cuestioné pues me pareció demasiado extraño eso, y le pregunté: Quién le dio ese poder? No le gustó y me dijo que la sesión había terminado. Un compañero del staff quiso marcharse para Flag y cuando los ejecutivos se dieron cuenta de ello, se fueron a buscarlo al aeropuerto para traerlo de vuelta. Lo castigaron prohibiéndole hablarnos al resto del staff por una o dos semanas, y le pusieron trabajos muy fuertes. En una ocasión propuse una idea para publicidad de la secta y un ejecutivo me dijo: ′Ya Ron pensó por tí′. Eso no me gustó y me retiré de la reunión pues no le permito a nadie que piense por mi. Un miembro de la iglesia, pero que era público y no staff, se puso nervioso cuando en una auditación descubrió que fue Judas el traidor. Pensó que si la gente se enteraba de quién había sido él, lo iban a apedrear. Yo creo que nadie habría hecho eso, más bien le hubieran tenido lástima. Una niña de quince años decía que ella fue San Pedro, y lo descubrió en una auditación. Una pintora perteneciente a la secta supone que fue Leonardo Davinci gracias a una auditación." (2018-02-17 17:38:05)



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Yo soy y Tu?? comentó lo siguiente: "Al XENURIANO que cree decir algo arriva. Prepárate campeón. Te vas ha tomar todas las pastillitas tu solito ... A parte de que no vas ha aceptar mas pasta de los Psiquiatras y de mas. Ya te veré pronto majete..." (2018-02-17 17:38:05)



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carmen comentó lo siguiente: "Es una locura, un mediocre escritor metido a salvador de la humanidad. Si no fuera tan penoso sería hilarante. Y la historia de los alienigenas cuya alma nos invade... Sinceramente, no merece la pena ni siquiera discutir sobre este tema. Sinceramente, aquellos que quieran dilapidar su dinero con estos cuentos, se merecen lo que les ocurre." (2018-02-17 17:38:05)



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Claudia Gerolmo comentó lo siguiente: "Los detractores de Cienciología son aquellos que nunca estuvieron en la organización ni para hacerse un test o los que porque por alguna razón les fue mal, ya que Cienciología no es la panacea universal. Pero a la inmensa mayoría (que nadie lo dice) les va muy bien y les ayuda a resolver problemas. Algo es bueno cuando ayuda a la mayoría. Y ésta es toda la historia. ¿O no? Claudia" (2018-02-17 17:38:05)



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