Gabriela Arias Uriburu: "Muchos juzgaron mi rol de madre pero yo nunca abandoné la lucha" – GENTE Online
 

Gabriela Arias Uriburu: "Muchos juzgaron mi rol de madre pero yo nunca abandoné la lucha"

GABRIELA ARIAS URIBURU
La escritora y activista habló con GENTE a 26 años del día en el que Imad Shaban, quien por entonces era su pareja, se llevó a sus tres hijos a Jordania y tuvo que comenzar una batalla internacional con el objetivo de reencontrarse con ellos. El por qué sus hijos no vienen a Argentina, el momento en el que sintió que la gente "no entendía" su pedido desesperado y cómo es la relación familiar a través de un curioso chat de WhatsApp. Por Leandro Mazza.

El día en que la Selección Argentina llegó a Buenos Aires -después de ganar el Mundial de Qatar 2022 y mientras las calles estaban colmadas de gente-, Gabriela Arias Uriburu recibía un impactante diagnóstico en un consultorio médico. Llevaba más de un año con una serie de malestares y era necesario operararla para solucionar una obstrucción generada a causa de una malformación congénita en el riñón. Otro contraste entre la fiesta que era el país y su realidad personal. Pero si bien para cualquier persona un hecho de estas características es sinónimo de alerta y miedo, en su caso vino de la mano de una de las noticias que más esperaba desde hace tiempo: la visita de uno de sus tres hijos al país.

Apenas Karim Shaban se enteró de lo que estaba ocurriendo, se tomó el primer avión para acompañar a su mamá y representó el primer viaje que hizo en los últimos doce años. “El riñón trajo muchos regalos. Me hubiera gustado que sea antes, pero se dio así y está bien”, celebra en diálogo con GENTE la escritora y referente en materia de derechos humanos y del niño. Es que esta situación límite terminó representando una bisagra en su vida por medio de la cual determinó hacer un cambio de paradigma y comenzar a centrarse más en ella.

Siento que es el final de una etapa enorme. Algo nuevo se presenta, pero no tengo la menor idea de lo que es. El riñón vino a decirme que ya está, que no hay nada más que hacer. Ahora tengo que vivir. Habrá que aprender de todo lo que pasó y seguir para adelante. Esto incluye retomar cuestiones de la vida personal que estaban postergadas. Es algo inédito para mí. Vamos a ver en esta nueva reconfiguración qué es lo que voy a hacer. Yo ahora estoy en pareja… es un súper tema para mí. He tenido relaciones, pero no se me hizo fácil. Ahora estoy en otro momento de mi vida. Mis hijos están grandes, yo también. Es otra cosa”, dice.

El 2023 es para Gabriela Arias Uriburu la oportunidad de tener un nuevo comienzo. Foto: Adriana Carolina Iwanczuk (@adrianacarolinafotografia).

Karim trabaja en las empresas familiares y de noche es DJ. Tamara, su esposa, cumple tareas en una empresa de salud y en sus tiempos libres pinta. “Eso muestra la versatilidad de las nuevas generaciones”, apunta orgullosa la entrevistada sobre los dos huéspedes de lujo a los que le dio la bienvenida en enero. “Mi familia estaba nerviosa al recibirlos. No lo veían hace doce años y cambio nuestro esquema: sus primos, casi todos, ahora tienen hijos. Así que imagínate”, agrega.

El tour porteño comenzó con una visita que la joven realizó a una peluquería del Patio Bullrich. Mientras hacían tiempo, madre e hijo aprovecharon para hacer trámites y luego todos se dirigieron a una quinta en San Isidro en donde el joven se reencontró con su abuela de 94 años: “Mi hermana hizo todo un show. Los besaba, abrazaba y ellos no están acostumbrados a eso. El encuentro con mi mamá también fue hermoso. Después él invitó a todos a comer carne porque es fanático de la carne argentina”.

Por qué sus hijos no vienen a la Argentina

Karim hace doce años no venía al país y en esta oportunidad lo hizo motivado por acompañar a su mamá, Sharif lo hizo cuando era bebé y Zahira nunca pisó la tierra natal de su progenitora. Lo cierto es que la realidad indica que esta esperada visita no se daba por elección propia de los tres. Gabriela insistió mucho para que lo hicieran, pero hubo un momento en el que tuvo que cortar los pedidos y esperar a que naturalmente se de. “Cada vez que tocaba el tema traía esta cosa de enfrentamiento”, lamenta.

-¿Por qué era un tema conflictivo?

-Yo pertenezco a una generación y ellos a otra. Ellos van mirando a lo propio, sus trabajos, sus estudios… entonces a los chicos le fue siendo difícil darle un lugar a la Argentina y a mí eso me dolía, lo tomaba como personal. Jordania no tiene un mes de vacaciones, ahí se van diez días y listo. Y ellos elegían irse de vacaciones con los amigos. Es la edad. Yo les decía que era importante nuestra historia y la familia, pero la verdad que era un tema difícil. Siempre me tocaba a mí viajar para allá. Eso trajo toda una situación familiar complicada hasta que dije “no me muevo mas hasta que vengan ellos”… hasta que me dijeron que se casaban y tuve que volver a viajar.

La familia reunida el año pasado en el casamiento de Karim Shaban. Foto: redes sociales.

-¿Cómo lograste que gocen de cierta "argentinidad" a pesar de que prácticamente no estuvieron nunca acá?

-Yo llevé a la Argentina en mis valijas, llevé a nuestro país al Medio Oriente cada vez que estuve alli de visita. Cuando viajaba llevaba sábanas con algodón de acá, ropa confeccionada en el país y un montón de cosas como para que sientan lo mismo que nosotros. Ellos tienen a la Argentina, pero no la viven como uno quisiera. La vida es tan sabia que uno tiene que dejarse de preocupar tanto y dejar que se vayan tejiendo los propios hilos.

-Viviendo en el exterior, ¿lograste que se contagien de esa cercanía que tenemos los latinos a la hora de relacionarnos con el otro?

-En el mundo árabe son mucho más distantes. Es otra cultura, pero de todas formas en dos segundos se derriba. No hay un tema con eso. Sharif es el más formal de los tres. Va a ser interesantísimo verlo en este movimiento para ver qué le pasa y siento que Zahira va a flexibilizarse porque tiene un estilo propio. Va a ser interesante verlos funcionar en la dinámica familiar.

-¿Qué sensación les genera a Karim, Sharif y Zahira tener la atención de los medios?

-Dicen que soy yo la que lleva la voz. A mí me asombra con la madurez que lo llevan porque no es fácil. Salen de una historia que es una tragedia constituida por sus padres. Es muy difícil. Se dieron cuenta con el tiempo que a través de esto se hizo una fundación que ayuda a niños, pero no sé cuánto recibieron de la magnitud que tuvo el caso. Por suerte, hoy vivimos con naturalidad todo lo que pasó. Cuando Karim vino, vivió Buenos Aires con perfecta naturalidad y no siendo “el hijo de”. Se movió en las calles tranquilo. Eso habla del bajo perfil que busco tener a pesar de mi alto perfil. Solo se nos acercó una mujer en el shopping, nos saludó con mucho respeto y se alejó.

Una de las imágenes de Karim, Zahira y Sharif cuando vivían en Jordania. Foto: Archivo GENTE.

-¿Se está haciendo desear el encuentro en Argentina?

-Si, pero este va a ser el año en el que se va a dar.

-Me imagino que ya estás pensando el itinerario.

-Yo trato de ser una mamá muy canchera y de no meterme en los planes juveniles porque ya están re grandes y dos están casados. Me encantaría hacer todo con ellos, pero entiendo que capaz Karim quiere venir con un grupo de amigos y recorrer las provincias. Va a ser lo que salga. Quiero que sepan que cuentan conmigo y, en el plan que pueda incluirme, me sumaré pero sin invadirlos. Lo que logremos disfrutar juntos ya va a ser un montón.

“Hay gente que no entiende mi lucha”

Retomando lo que fue su emblemático caso, Arias Uriburu es sincera al manifestar que recibió críticas de una parte de la opinión pública. “Hay un porcentaje de la gente que no entiende mi lucha. Yo sé cómo es. Hablan según su propia historia de vida, no de acuerdo con la mía. Con esta situación me encontré muchos años”, recuerda.

-¿Sentiste que muchos juzgaron tu rol de madre?

-Si, totalmente. Pero bueno, nuestra humanidad es eso. Hay diferentes niveles de anteojos con los que cada uno mira la realidad. Mi historia no es saber quién fue el bueno o el malo: hubo un hecho complejo, difícil para nuestros hijos, que hoy lo viven millones de niños en todo el mundo. Frente a esto, yo decidí volver a reunir y sembrar. Esto para el mundo era difícil de entender pero yo nunca abandoné mi lucha.

"Muchos sufrían por lo que yo pasaba", afirma Gabriela Arias Uriburu a GENTE. Foto: Adriana Carolina Iwanczuk (@adrianacarolinafotografia).

-De la misma forma, son muchas más las personas que valoran y destacan tu lucha.

-Es verdad. Después de todo lo que vieron sobre Karim y su llegada reciente al país, hay gente que concilió su corazón. Muchos sufrían por lo que yo pasaba.

El curioso chat familiar que reúne a Argentina con Jordania

Con motivo de los dos casamientos que tuvieron en lugar el año pasado (el de Karim y Zahira) y la imposibilidad que tuvieron los seres queridos de los chicos de viajar, Gabriela creó un grupo de WhatsApp que se llamaba “Casorios”. Primos, tíos, sobrinos. Todos están allí. El canal de comunicación fue tan exitoso que sobrevivió a las festividades realizadas y ahora lo rebautizaron como “Argentina Jordania”. Un espacio que, a pesar de la distancia, los hace estar más juntos que nunca y compartir el día a día. “El chat es continuo. Todo el tiempo estamos mandando mensajes. Cuando lo armé, la parte jordana de la familia no estaba y ahora los sumamos por mi operación”, cuenta.

"Ahí hablamos de todo. Desde la carne que Karim se llevó de acá hasta cómo preparó los churrascos y la receta de papas bravas que hizo Tamara. ¿Viste que ahora todos nos mandamos stickers? Bueno él ya tiene el suyo: le sacaron una foto tomando un viajero (el trago de fernet con bebida cola que se prepara en una botella cortada) cuando se lo hicieron probar acá y lo mandamos todo el tiempo", enumera entre risas.

Gabriela Arias Uriburu en el casamiento de Zahira. Foto: redes sociales.

Gabriela Arias Uriburu habla de su vínculo actual con Imad Shaban, padre de sus tres hijos

“El perdón es algo que queda chico. Necesité mucho trabajo personal que lo llamé ‘redención’. Fue algo espiritual donde acepté todo como fue, un proceso alquímico que aún no termina. De esto va a tratar mi nuevo libro que sale entre abril y mayo y se llama “Vínculos 2”. Va a traer toda la síntesis de mi trabajo durante 25 años, con los temas más difíciles”, destaca sobre lo que tuvo que trabajar para poder superar el mal momento que le hizo vivir Imad Shaban.

“No me alcanzó la psicología de Freud, necesité mucho más. Por eso hice un trabajo transpersonal. Para mí fue eso lo que me ayudó a generar vida en el infierno, la paz en las noches oscuras. El mensaje es que la labor la tiene que hacer cada uno. Es un camino de autoconocimiento. Qué hago con lo que me pasó y si me voy a quedar del lado de la víctima o voy a accionar para hacer el gran hito de mi vida”, agrega.

Pasó un año de intensas negociaciones entre que Imad Shaban se llevó a los tres menores y que ella se puedo reencontrar con los chicos. Foto: Archivo GENTE.

-¿Hoy tenes un vínculo con él?

-Si. La relación que tenemos va y viene. Hay momentos en donde estamos más comunicados que en otros. No es fácil ni para él ni para mi porque venimos de dos culturas diferentes. He tenido que ceder mucho y todavía no se compensó todo eso que he cedido, por eso no está bueno.

-¿Hablaron con este problema de salud que tuviste y la operación?

-Estuvimos comunicados. Como, entre comillas, fue una situación grave, puso a toda la familia en alerta. Es interesante porque en los momentos malos es donde se ve todo. Ahí actuó algo maravilloso de Imad que tiene que ver con todo lo que hemos hecho, de diferentes maneras, por nuestros hijos.

-¿Cómo nació esta recomposición de la relación?

-La historia fue brutal. En cada viaje a Jordania él estaba en las visitas. Por más que yo no quería saber nada, él estaba ahí. Hay un libro que hice que se llama “Enemigo íntimo”… y es eso. Hay que trabajar con ese enemigo íntimo porque la vida te lo va a poner una y otra vez hasta que vos asumas lo qué queres hacer. La situación estaba muy polarizada. Tuve que aceptar que él estaba ahí poco a poco. Imad hablaba conmigo y me decía cosas fuertísimas que yo contestaba de otra manera. Eso golpeaba en él. Si a la violencia le contestas igual, encendes un fuego. Yo no elegí eso.

"Hay que trabajar con ese enemigo íntimo porque la vida te lo va a poner una y otra vez hasta que vos asumas lo qué queres hacer. La situación estaba muy polarizada", reflexiona Gabriela Arias Uriburu. Foto: Adriana Carolina Iwanczuk (@adrianacarolinafotografia).

-Con el diario del lunes se puede decir que hay un saldo positivo.

-Terminó siendo mi mayor beneficio porque tuve que trabajar en las diferencias, la ira y la desesperación para reconstruir la familia. En toda la filosofía zen lo que te muestra el otro es lo que hay que sanar por dentro. Esto es lo que le digo a los padres cuando se encuentran en estas guerras. Que interensante fue que él estuviera en esas visitas porque obligó a trabajar en esa oposición para poder llegar a que los chicos estén en el territorio de la familia, más allá de las dificultades.

-Mucha gente leerá esta nota y quizás no entienda que tengas un vínculo con Imad habiéndote alejado de tus hijos.

-Es lo que es. La vida es un cúmulo de hechos que vienen a mover todas nuestras capas internas y ahí es donde se juega la fuerza que cada persona tiene para resolver o seguir fiel a esa perpetración. Una víctima y un victimario tienen que trabajar juntos.

El intercambio de Gabriela Arias Uriburu y Claudia Villafañe por Diego Maradona

Los tres hijos de Arias Uriburu viajaron a Qatar y alentaron a la Selección. Un momento más que particular teniendo en cuenta que presenciaron la tercera victoria del conjunto albiceleste en una Copa del Mundo. En cada Mundial, ella era la encargada de acercarle a sus hijos todo el cotillón necesario para alentar a la albiceleste, pero esta vez no pudo ser producto de su salud. Vivió los detalles minuto a minuto por internet y cuenta orgullosa que los chicos se aprendieron todas las canciones que los hinchas cantaban en la cancha.   

“Cuando perdimos el partido frente a Arabia Saudita Karim me dijo que íbamos a ser campeones. Yo le escribí a Claudia Villafañe y le dije: ‘Te voy a pasar un video que no vas a poder creer. Mira como es la vida que Karim, en Doha, está todo vestido de argentino y me dice que va a ganar. En el partido de Holanda me grabó otro diciendo que Messi era más Maradona que Messi porque vio en la cancha como protestaba y las cosas que le decía al DT del otro equipo”, narra sobre el diálogo que tuvo con la ex del astro deportivo.

“Claudia estaba emocionada. Me dijo que era lindo poder ver eso y exclamó ‘cuanta agua pasó abajo del puente de nuestras vidas’. Es impresionante, una locura. Lo miras y es una película”, cuenta.

Qué cambió desde el caso de Gabriela Arias Uriburu a la fecha

“Yo puse una dinámica de estado que no existía en ese momento en ningún país del mundo. Le dije al Estado que articulara todo para que los chicos pudieran volver a ver a la madre. Todo el mundo me miraba a mí o a Imad, pero nadie a los menores. Esta historia hizo que jueces, Estado y prensa se centraran en los niños”, indica.

Desde que ocurrió este suceso, la escritora accionó y luchó para poder estar nuevamente junto a sus hijos. Foto: Adriana Carolina Iwanczuk (@adrianacarolinafotografia).

-Tu rol fue protagonista.

-El doctor Romano me dijo que tenía la vía jurídica y la personal. Yo no le entregué el vínculo al juez. Eso nos salvó todo. Pedí que crearan una figura en donde yo vaya en representación del Estado y así se pudo generar la primera visita que costó un año de negociaciones. Fue un cambio radical. Más allá de la cuestión de derecho, yo no soportaba que mis hijos supieran que estaba viva y que no nos pudiéramos encontrar. “Pobre chica”, me decían. Yo me puse a estudiar hasta la cultura del Islam. Esto es por lo que he trabajado un año tras otro. Finalmente las leyes nunca se encontraron y nunca pudo haber un acuerdo entre Argentina y Jordania.

-Si esta situación que viviste ocurriera hoy, con la conciencia que hay y herramientas como el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, ¿sentís que se resolvería de otra forma?

-Lamentablemente no. Con la mano en el corazón y el respeto a las instituciones que han creado, tengo que decir que si algo hubiera cambiado no existiría un caso como el de Lucio Dupuy. Hubiera sido una situación de prevención. Asumo la responsabilidad como sociedad de lo que no vemos. Hay algo que no está bien. Por alguna razón siguen los femicidios y cada vez son más. Ya no sé cuántos casos hay de niños violentados o asesinados por sus padres. Todo esto quiere decir que no estamos bien. Sigo esperando aquel presidente que asuma y tenga al niño como una cuestión de estado.

-El caso de Lucio es el ejemplo más fresco que tenemos.

-Si. Pasó y no hubo ni una proclama del Estado. Ni una. Cuando se mata a un niño se está matando al futuro. La Convención de los Derechos del Niño, que está en la Constitución Nacional, dice que cuando los padres no pueden ser la garantía de su integridad, pasa a serlo el Estado. ¿Y en este caso dónde está? Armamos ministerios, de todo, pero no vamos realmente a una reforma completa y profunda en donde se trabaje con los perpetradores.

-¿Cómo sería ese trabajo?

-El perpetrador tiene que ver lo que hizo. En Salta se creo un plan que se llama “victima y victimario” en donde se pusieron a trabajar con ambas partes. Yo creo profundamente en esa posibilidad de reunirlas. Acá no es quién se queda con el chico sino qué le van a dar al niño que es la unión de esas partes. Hay que reconstruir el territorio familiar. Si hay un padre violento, hay que centrarse en esa pareja. Hay que meterse en esa estructura psíquica porque si la víctima no trabaja en lo que pasó, seguirá en esa resonancia de violencia. Es un circulo que vuelve mucho peor. Esto no lo va a resolver un juez: la víctima tiene que aprender y el victimario tiene que mirar su daño para repararlo. Son cosas que llevan tiempo.

Una de las tantas visitas que realizó la escrotora a Jordania para poder mantener en el marco de la revinculación con sus hijos. Foto: archivo GENTE.

-¿Qué le pedís a los funcionarios judiciales y estatales?

-Si tenes al niño y al expediente: accioná. No tiene que haber un “vamos viendo”. Vos le tenes que decir a alguien que ha sido educado para el litigio que hay que mediar. El menor necesita de una mamá y un papá. No hay un funcionario que tenga esa misión o capacidad empática de poder ponerse del lado de los menores, que es algo que debería ser prioritario.

-¿Esto lo pudiste hablar con algún Presidente?

-Presenté todo tipo de proyectos. Creamos el Tribunal Internacional de Familia con jueces de todos lados del mundo. La única que lo tomó fue Cornelia Schmidt, que lo llevó al Congreso… pero es algo que queda pesado en toda esta burocracia. En ese momento estaba Mauricio Macri como presidente y ni el ni su entorno se contactaron. Tengo un montón de proyectos guardados en mi computadora. Al excanciller Jorge Faurie le llevamos un Protocolo de Prevención por mi caso, pero nunca se pudo implementar a pesar de que tuvimos varias reuniones.

Cinco fotos del archivo GENTE, cinco historias para recordar

1997. "Última foto juntos con ellos. La sacamos unos meses antes de que Imad se los llevara. Amo esta foto: así éramos de unidos. Yo iba con ellos a todos lados. Los chicos aprendieron a disfrutar del sol y del agua por mi disfrute. Hasta el día de hoy lo hacen. Esta foto transmite muchísimo de lo que seguimos teniendo cuando estamos todos juntos".
2001. "Esta fue una visita muy difícil porque pasamos por situaciones muy complicadas que relato en mi libro 'Después de todo'. En un costadito (margen izquierdo) está mi papá filmándonos así llevaba a la familia grabados los encuentros y veían cuánto había crecido los chicos. Casi todas las visitas están filmadas. Hace poco le lleve a Sharif un pen drive con todas las grabaciónes. Las visitas hasta el 2006 eran así como lo muestra la foto. En el living de una casa con vigilancia estaba la terapeuta de los chicos y en otra silla en padre…"
2001. "Lo increíble de esta foto es que, más allá de todo el grado de tensión, se generaba en los chicos nuestro espacio de juego amor y contención donde nos abríamos a través del juego a sus corazones y dolores. Fíjate cómo alrededor de ellos están los juegues, papel para dibujar y gracias a todo esto es que entrábamos como en nuestra cápsula de amor lo que llame "Vinculos" y de allí su libro. Los hijos no son los culpables de lo que pasa. Yo no utilizaba nuestros encuentros para hablar de lo que estaba pasando sino para curar sus corazones abrazarnos tocarnos reírnos consolar sostener. Mi gran tesoro las valijas que llevaban de todo argentino".
2005. "Cuando ya puede entrar a su casa entre de lleno a la cocina y allí pasaron cosas increíbles. La cocina ayudó muchísimo a curar las nanas del alma. Desde el 2005 las visitarás comenzaron a ser en la casa de ellos. A esta foto haciendo panqueques con Zahira le habíamos puesto a nuestro “restaurante Ma-Za linda". Los sabores argentinos recorrieron por años toda la casa jordana. Otra manera maravillosa de curar sanar alquimizar tanto dolor. Hasta el día de hoy amigos se los chicos recuerdan los panqueques y las pizzas".
2005. "Yo preparaba toda mi ropa desde Argentina ni bien acordaba las visitas. Era fundamental que los chicos me vieran bien y que cuando me abrazaran en la ropa encontraran confianza, amabilidad, amor y por sobre todo, elegía colores y texturas. Los varones vestidos con las camisetas del Real Madrid ya eran fanáticos del fútbol: tienen camisetas firmadas de muchos jugadores argentinos. De esta forma acercaba nuestra pasión y hoy la viven y se mostró de forma asombrosa para muchos cuando fueron la Mundial. El mate fue y es mi gran compañero de mis viajes Karim cuando vino hace poco se llevó uno porque le encanta. Allí iba llevando el mate del hotel a la casa de ellos".

Crédito fotos: Adriana Carolina Iwanczuk (@adrianacarolinafotografia).

Archivo Grupo Atlántida: Mónica Banyik.

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