ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: María Villar Choy

Crear una ciudad de las artes, que transpirara poesía y libertad fue el sueño compartido de Ricardo Porro (1925-2014), y los italianos Roberto Gottardi (1927-2017) y Vittorio Garatti (1927-2023) cuando emprendieron el diseño y la edificación de las Escuelas Nacionales de Arte, entre 1961 y 1965.

Al oeste de la capital, en los terrenos de un club de golf de la alta burguesía cubana desplazada del poder por las fuerzas revolucionarias, comenzó a cobrar vida el audaz emprendimiento.

En Palabras a los intelectuales, el 30 de junio de 1961, Fidel, principal promotor de la idea, adelantó: «Cuba va a poder contar con la más hermosa academia de arte de todo el mundo».

La coordinadora del proyecto, Selma Díaz, convocó al cubano Porro y este llamó a Gottardi y Garatti. El primero diseñó las escuelas de Artes Plásticas y Danza Moderna; Gottardi, la de teatro; y Garatti, las de Música y de Ballet.

Vittorio fue el último de los tres demiurgos de una de las hazañas más portentosas de la arquitectura cubana del siglo XX en despedirse. A un lustro de cumplir su centenario, falleció el pasado jueves en Milán.

En 1965 se paralizó la inversión en Cubanacán. Otras prioridades constructivas derivadas de los planes emergentes de industrialización y transformación del agro y las necesidades de viviendas, la prevalencia de sistemas prefabricados, más las polémicas que suelen disturbar las ideas innovadoras más radicales, y, lo que nunca ha faltado, los efectos devastadores del bloqueo estadounidense, incidieron en la paralización de las obras. Aún inacabada, la Escuela de Música tuvo valor de uso, y de qué manera: primero en el nivel medio y luego con rango superior, allí se han formado los talentos del país. En la de Ballet no se pudo avanzar; por suerte, Alicia y Fernando Alonso, en otros ámbitos de la capital y del país, fomentaron la docencia de una manifestación en la que Cuba es reconocida como potencia mundial.

No obstante, Garatti no dejó de soñar. Cada vez que regresó a la Isla –trabajó ininterrumpidamente hasta 1974, con aportes sustanciales al Instituto de Planificación Física y al Plan Maestro de la capital– suscribió la confianza en que, más temprano que tarde, el sueño sería completado. El Estado revolucionario no ha renunciado a ello, aun en medio de las adversas condiciones que ha tenido que afrontar.

Al evocar especialmente para Granma el legado de un «hombre que amó a Cuba y su proyecto de reivindicación revolucionaria de manera incondicional», el arquitecto José Antonio Choy, albacea de la obra de Garatti en la Isla, expresó: «Son tres los pilares de su pensamiento creador que distinguen e iluminan estas excepcionales obras: el uso del paisaje, el empleo de la tradición y el arte de su arquitectura. (…) Vittorio nos demostró que la arquitectura, en su condición de arte mayor, no debía hacer concesiones a ningún otro atributo que pudiera estorbar su libertad. Nos enseñó que los aspectos funcionales, estructurales o de otra índole deben supeditarse al disfrute de la arquitectura como arte, imponiendo a veces una manera diferente en el uso funcional de la misma. Así sucede con la espectacular aula de coreografía de la Escuela de Ballet que propone una mirada múltiple y diferente a las formas de concebir las coreografías del ballet tradicional».

Como afirmó el pintor y crítico Manuel López Oliva al conocer el deceso de Garatti, las Escuelas de Arte de Cubanacán «han quedado como monumentos a la noble utopía que unía ascenso histórico e imaginación cultural».

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Julia Leon dijo:

1

14 de enero de 2023

10:56:11


Los comentarios no pueden ser menos que sobre la excelencia truncada de obras extraordinarias. Felicito a Pedro de la Hoz por su sabiduría y homenaje merecido a Vittorio Garegratti. También Oliviahoy una adulta Qrwuitecto pero siempre una admiradora emocionada y aguda en su opinión. SIIEMPREV EN EL CORAZÓN : Vittorio y gracias por tu sabia y fina amistad de tú lúcido pensamiento. Con amor Julia Leon Lacher