Fallece Earl Boen


El pasado 5 de enero falleció en Hawái el actor Earl Boen, a los 81 años, después de una batalla contra el cáncer de pulmón en noviembre. 
Llevaba retirado del cine desde 2003, pero no había parado de trabajar desde su debut, sobretodo en la pequeña pantalla, en varios largometrajes y en tareas de doblaje. 
Curiosamente, sus papeles estuvieron muy relacionados con doctores de varias especialidades sanitarias.

Su debut fue en TV, en la serie Great performances (1974), apareciendo en casi todas las series conocidas de la época, mientras que en la gran pantalla lo hizo en 1976, con el film The taming of the shrew.

En los 80's siguió teniendo apariciones esporádicas en todas las series famosas de la década, y a nivel cinematográfico se le pudo ver en las comedia Cómo eliminar a su jefe (1980), Aterriza como puedas II (1982), Soy o no soy (1983), de Mel Brooks, o Alien nación y Mi novia es un extraterrestre (ambas de 1988).
Pero si se le recordará por un papel en la historia del cine, será el del psicólogo criminalista Peter Silberman en la película Terminator (1984), donde se enfrentaba a Sarah Connor (Linda Hamilton) y a Kyle Reese (Michael Biehn).

Entró en los 90's con Señalado por la muerte, de Steven Seagal, para volver a encarnar al Dr. Silberman en Terminator 2: el juicio final (1991)
También se le vio en Agárralo como puedas 33 1/3: el insulto final (1994) o La extraña pareja, otra vez (1998).
A nivel televisivo, siguió apareciendo en pequeños roles en los títulos famosos de la pequeña pantalla.

La llegada del nuevo milenio comenzó con El profesor chiflado II: la familia Klump (2000) y, más tarde, interpretó de nuevo a Silberman en Terminator 3: La rebelión de las máquinas (2003).
Durante esa época se volcó más en las tareas que ya había desarrollado en las décadas anteriores: acto de doblaje para videojuegos o films de animación.

Desde ROCKBUSTERS lamentamos la pérdida de una de las caras que teníamos grabadas en nuestra retina, a pesar de no haber aparecido en muchas películas.
Descanse en paz, Dr. Silberman!

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