La leyenda de Led Zeppelin continúa viva

′Yo no adoro al diablo, pero la magia me intriga′, decí­a su guitarrista Jimmy Page en los setenta, ′todo tipo de magia′. El artí­fice de esta laboriosa recopilación de los directos del grupo tiene ahora 59 años, algo de barriga, pero la misma cara aniñada de antaño. Su banda fue una de las precursoras del llamado heavy metal o rock duro. Aunque nunca introdujeron una imaginareí­a claramente ocultista en sus canciones, las letras de Robert Plant muestran mucho de su interés por el misticismo celta. La leyenda nos cuenta de rumores de sacrificios rituales de corderos, historias sobre la grabación de un álbum privado de cánticos satánicos e incluso muchos creen que tres de sus miembros hicieron un pacto con el diablo ¿Era todo esto una pose?

La verdad es que Jimmy Page estaba sinceramente interesado en lo oculto. Durante muchos años fue uno de los principales coleccionistas de objetos relacionados con esa ′bestia negra′ que funda el satanismo llamada Aleister Crowley (1874-1947), un hombre educado en cí­rculos de los Hermanos cerrados, que llegó a considerarse el Anticristo. El guitarrista de Led Zeppelin coleccionaba sus manuscritos, las primeras ediciones de sus obras, así­ como pinturas, túnicas, sombreros o bastones. Page tení­a hasta su baraja de tarot. En 1970 compró su casa escocesa de Boleskine, a las orillas del lago Ness, que Crowley adquirió en 1900 por su particular posición y disponibilidad de agua y montaña para hacer sus rituales mágicos. Las leyendas cuentan que reunió tantos demonios en su casa, ¡que hizo que uno de los obreros se volviera loco, el ama de llaves huyera y una adivina que visitaba la casa, se hiciera prostituta!. La verdad es que Crowley daba más pena que miedo...

El guitarrista de Led Zeppelin contrató a un satanista llamado Charles Pace, para restaurar los murales de la casa a su condición original. Cinco años después finalizó una librerí­a ocultista en Londrés que dejó a cargo de su astrólogo. Tení­a el nombre de la revista que editaba Crowley y funcionaba también como editorial para reeditar sus obras de magia. El centro cerró en 1979, pero ¿de dónde le vení­a esta obsesión?. Su primer encuentro con el ocultismo, dice Page que fue a los 11 años, cuando el músico leyó su libro de teorí­a y práctica de la magia. Obviamente, no entendió gran cosa, pero años más tarde le considerarí­a ′un genio mal incomprendido′, que trae un mensaje de ′liberación a la persona′, En esa entrevista dice que ′no puedes ignorar el mal si estudias lo sobrenatural′. Por eso asegura: ′Yo tengo muchos libros sobre el tema y he asistido a muchas sesiones′.

Aunque Crowley nunca decí­a hacer ′magia negra′, como suelen decir todaví­a la mayorí­a de los que están dedicados a prácticas esotéricas, la diferencia entre ′magia blanca y magia negra′ no es más una cuestión semántica, pero el satanismo tiene toda una filosofí­a. Se basa en la búsqueda de ′la auténtica voluntad′, el instinto púramente humano, libre ya de toda restricción moral. No es un culto al diablo, sino a una libertad por lo que ′no hay más ley que -haz lo que quieras-′. Ese mandamiento de Crowley está de hecho inscrito en el vinilo del tercer disco del grupo, Led Zeppelin III. Las drogas, el alcohol o los rituales sexuales, eran en ese sentido medios para conseguir un fin: una conciencia de autoliberación.

Sus vidas ilustran así­ su doctrina. El abandono en busca del poder de las tinieblas nace de un deseo de liberación y pureza, pero finalmente lleva a la esclavitud y la corrupción. Porque una conciencia libre de toda restricción no lleva a una elevación de la mente, sino a su descenso hasta los más oscuros abismos. El biógrafo de Led Zeppelin, Stephen Davis, dice que el grupo consideraba Los ángeles como Sodoma y Gomoorra, una improbable tierra de fantasí­a bajo el trópico, que le ofrecí­a en bandeja todo posible vicio′. Jimmy Page era conocido entonces por llevar siempre una colección de látigos en su equipaje para humillar a sus seguidoras con el mismo placer que mostraba su maestro. ′Crowley no tení­a una gran opinion de la mujer′, dijo en una de sus entrevistas, ′y yo creo que no estaba equivocado′.

El diablo lleva diciendo desde el principio, que nos libraremos del mal si nos entregamos a él, pero en realidad lo que hace es anestesiar nuestra conciencia. Sus palabras suenan bien y siguen atrayendo a todo aquel que se siente desesperado al descubrir, como Crowley, que no puede dominar sus pasiones. Es por eso que el satanismo nace de la Iglesia, y no del mundo ateo, porque es una expresión de apostasí­a, no de ignorancia. Es la subversión de la moral cristiana, llamando al dominio propio pecado y al abandono de la redención. Y como en el Edén, nos lleva a la desintegración moral, la desesperación e incluso a una muerte prematura. Porque si Led Zeppelin desapareció fue por el fallecimiento inesperado de su baterí­a John Bonham, según muchos creen durante una misa negra. Jimmy Page ha vivido practicamente recluido desde entonces.

′Lo que entiendo del sistema de Crowley′, dice Page, ′es que la represión es la mayor obra de pecado′. El hombre es colocado así­ en la posición de Dios, no está sujeto a nadie y se autorrealiza por la sola obediencia a su voluntad soberana. Pero lo el satanismo llama ′verdadera voluntad′ no es sino el antiguo mensaje de redención de la serpiente (Génesis 3), de que siendo ′como Dios′, estaremos más allá del bien y del mal. El Evangelio nos trae sin embargo un mensaje de victoria frente al mal, por lo que Cristo ha hecho en la cruz. no se trata por lo tanto de aceptar el mal, sino de librarnos de su poder y su culpa, por la fe en su muerte y resurrección. Así­ que ′ ¡ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno, malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz!′ (Isaí­as 5:20). Pero Jesús dice: ′la verdad os hará libres′ (Juan 8:32)