Estudio

Álex de la Iglesia veinte años después del fin del mundo

En un mundo dominado todavía por la falsa realidad el reto de descubrir la verdad de la fantasía sigue despertando el interés de muchos

Álex de la Iglesia veinte años después del fin del mundo

Modificado el 2017/10/28

La década de los noventa estuvo marcada por el miedo al fin del mundo y el director de cine Álex de la Iglesia supo sacarle el máximo provecho. Su película "El día de la bestia" recibió doce nominaciones en los premios Goya en 1995 y más de veinte años después todavía circula por algunos cines "Herederos de la bestia" - un documental que rescata mucha información inédita sobre los guiones, el rodaje y su indiscutible influencia en el cine fantástico. Hoy, en un mundo dominado todavía por la falsa realidad, el reto de descubrir la verdad de la fantasía sigue despertando el interés de muchos.

Su formación bajo un cielo encendido en llamas por los Altos Hornos, el cierre de los astilleros o la violenta kale borroka, fueron decisivos en su concepto del mundo. ′Tení­a cuatro años′ -contaba recientemente Álex de la Iglesia- ′Era primavera. Recuerdo perfectamente un tiroteo entre la policí­a y la ETA enfrente del colegio de los jesuitas. Dispararon contra la tienda de chucherí­as de Fernando, en la Alameda Urquijo... de hecho, durante muchí­simos años, se pudieron ver los agujeros de las balas. Y recuerdo como recogí­a yo los casquillos de bala, que estaban mezclados con regalices rojos y con sangre. Cuando lo recuerdo me veo cogiéndolo todo a la vez, con la misma mano′.

Las familias tienen diferentes maneras de proteger a sus hijos de la miseria, siempre dependiendo de las costumbres de cada paí­s. En los Estados Unidos de América, por ejemplo, los padres involucraban a sus hijos en el coro de la iglesia; en Euskadi, sin embargo, lo habitual era matricularlos en estudios de teologí­a. Álex de la Iglesia de hecho ya habí­a pasado por la escuela de los jesuitas cuando llegó a la católica Universidad de Deusto, donde según cuenta cursarí­a una Licenciatura en Filosofí­a y se rodearí­a de una peculiar comunidad formada de ex-seminaristas e inadaptados aficionados a la cultura alternativa.

El quijotesco personaje de Ángel, el teólogo protagonista que interpretará luego Álex Angulo en ′El dí­a de la bestia′, fue el primer elemento del guión y habí­a surgido del recuerdo del profesor de Filosofí­a Antigua que tení­an durante esos años de facultad. El enorme conocimiento que tení­a ese profesor de los más pequeños detalles de lo que habí­a ocurrido hace miles de años, su total desconocimiento de la actualidad y los indicios de mortificación con los que acudí­a a dar clase, les dejó poco para la imaginación a la hora de definir del personaje que domina la pelí­cula. No en vano Ángel, es un especialista en el Libro del Apocalipsis y no ha visto nunca la televisión.

El oscuro escenario de una Madrid limpia

La peculiaridad más evidente de Álex de la Iglesia en 1986 era su afición a los juegos de rol y el cómic, afición por la que empezaron de hecho grandes directores como Terry Gilliam, Ridley Scott o Federico Fellini. Álex de la Iglesia no estudió en ninguna escuela de cine pero en 2009 fue elegido presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. A principios de la década de los 90 Álex de la Iglesia se habí­a instalado en los alrededores de la Gran Ví­a de Madrid y a falta de un empleo más interesante, colaboró más de un año en la grabación del programa de televisión ′Inocente, Inocente′.

El guionista Jorge Guerricaechevarrí­a asegura que los viajes en autobús que hicieron durante esa época entre Bilbao y Madrid sirvieron para definir no solamente la primera escena de ′El dí­a de la bestia′. La dramática impresión que les causó la ciudad de Madrid sirvió para definir prácticamente todos los elementos fundamentales que hacen tan interesante la pelí­cula. Las referencias a ′Taxi Driver′ de Martin Scorsese y ′Rosemary′s Baby′ de Roman Polanski son evidentes pero estéticamente también el Martillo de las Brujas, los terribles ancianos de H.P. Lovecraft o la ciudad de Gotham en Batman.

La pelí­cula empieza cuando Ángel, el teólogo provinciano, descifra mediante la numerologí­a el enigma del Libro del Apocalipsis y se propone encontrar al Diablo para salvar al mundo. Llega por eso en autobús a una ciudad de Madrid presidida por el frí­o, la violencia extrema y ese sí­mbolo del mal que forman las Torres KIO. Las torres además tienen hoy una lectura maléfica añadida, más realista si es posible, al haber sido el edificio emblemático del escándalo financiero de Bankia. El actor italiano Armando de Razza, que hace de falso vidente en la pelí­cula, asegura que esa imagen de Madrid en la pelí­cula es real porque la misma ciudad es ′dura y oscura′.

Al escribir estas lí­neas no puedo evitar recordar los viajes en autobús que hací­a desde Sevilla, cuando me instalé durante esta misma época en Madrid. Las tiendas de santerí­a, las luces publicitarias que sirven como falsos indicadores, la peligrosidad de los grupos fascistas o la generalizada ausencia de aprecio por la tierra que ocupan sus habitantes, son rasgos de Madrid que uno no olvida fácilmente. Siempre sucia, siempre en obras, quizás esté mal decirlo, pero a mi ¡la ciudad me habí­a cautivado! Los escenarios y la atmósfera de ′El dí­a de la bestia′ es un registro perfecto de ese sobrecogedor espectáculo.

Todos los caminos llevan a la Gran Ví­a

Álex de la Iglesia se moví­a siempre en grupo. El madrileño César Strawberry trabajaba sirviendo copas en Malasaña antes de ser reconocido popularmente como el vocalista de Def Con Dos. Hoy recuerda haber encontrado a Álex de la Iglesia continuamente rodeado de gente extravagante como los Morgens, un colectivo formado principalmente por Jorge Guerricaechevarrí­a, José Luis Arrizabalaga, Arturo Garcí­a Otaduy y el propio Álex de la Iglesia.

En los alrededores de la Gran Ví­a habí­a entonces entre diez y veinte tiendas de música como la que aparece en la pelí­cula, atendida por un Santiago Segura en estado de gracia. Todaví­a no se habí­a divulgado el uso de Internet pero las novedades llegaban a estas tiendas en apenas un par de dí­as desde Japón y en una semana se habí­an multiplicado en forma de cientos de copias piratas.

El death metal tan recurrente en las pelí­culas de gore a las que estaba acostumbrado Álex de la Iglesia es mencionado recurrentemente a lo largo de todo el guión, a pesar de que ningún grupo de death metal suena en la banda sonora. Cuando Ángel entra en la tienda va pasando los vinilos uno a uno en el cajón con una destreza poco habitual en un ermitaño - lo que es obviamente uno de los muchos pequeños errores sin importancia, que se justifican de sobra con diálogos como este:

- ¿Puede ponérmelo al revés, por favor? - le pregunta con solemnidad el teólogo al dependiente, acercándole un vinilo repleto de blasfemias del sello Restless Records.

- Sí­, hombre sí­ -le contesta el dependiente- pero va a sonar parecido y voy a joder el tocadiscos.

Cuando el dependiente hace sonar el disco suena la canción de los catalanes Ktulu, que sí­ está en la banda sonora. El siguiente tí­tulo que le llama la atención al teólogo vasco en el cajón de vinilos es ′Post Momentary Affliction′ de Mortification, un disco de auténtico death metal con textos sacados principalmente de la Biblia y que curiosamente grabó un seminarista evangélico de Australia, Steve Rowe. De él hablamos bastante en el artí­culo de ′Sanctuary: La lógica del crecimiento de las iglesias′ porque lejos de lo que pueda parecer ahora, ese era un contraste muy habitual en los 90.

Grupos satánicos en los anuncios clasificados

Marilyn Manson pondrí­a de moda el satanismo poco después pero ya habí­a entonces una versión para adultos de su música, protagonizada por grupos como Rammstein, White Zombie o Ministry. Álex de la Iglesia habí­a mostrado interés particularmente en Ministry, que en canciones como ′Psalm 69′ eran capaces de armonizar auténticos coros de Ángeles con taladradoras industriales. Ministry tení­an la maestrí­a en el tremendismo de los gritos de fanáticos religiosos, mezclado con el espasmódico sonido de un ejército de apisonadoras. Y ese era justamente el sonido que querí­a para ′El dí­a de la bestia′.

El grupo Ministry puso unas condiciones exageradas para el uso de su música y fue entonces cuando se publicó un anuncio clasificado en la revista HeavyRock buscando ′grupos satánicos para participar en una pelí­cula satánica′. Yo estaba entonces familiarizado con el lenguaje de auténticos satanistas y ese anuncio despedí­a un claro tufo a montaje que luego se reprodujo en la creatividad y las campañas de marketing. A falta de grupos diabólicos Álex de la Iglesia tuvo que usar a un ′pobre diablo′ como César Strawberry - al menos así­ es como le llamaba Santiago Segura, para fastidiarlo durante el rodaje.

El homónimo tí­tulo de los madrileños Def Con Dos y ′Apocalipsis 25D′ de Ktulu suenan como fondo en las escenas de la pelí­cula y fueron en cualquier caso dos dignas representantes de lo que luego se distribuyó masivamente como la banda sonora de la pelí­cula. Su éxito fue también enorme. A finales de la década de los 90 la cornuda imagen del Diablo aparecí­a en cómics como Hellboy, en los carteles del Festimad o en la publicidad de grupos como Brujerí­a, Los DelTonos o Dover. No habí­a duda de que el Diablo se habí­a puesto de moda, y esto sin la más mí­nima intervención de los verdaderos satanistas.

El satanismo de Carabanchel

Madrid era también el objetivo de muchas instituciones religiosas como Pro-Música, que organizaban manifestaciones de forma recurrente en los alrededores de los estadios donde actuaban Judas Priest, Ozzy Osbourne de Black Sabbath o Iron Maiden. Las Asambleas de Dios de Córdoba organizaron en mayo de 1998 una de estas manifestaciones basándose en el tí­tulo del disco ′Devil came to me′ del grupo madrileño Dover, donde traducí­an equivocadamente como un imperativo lo que era un pretérito perfecto simple.

Los músicos del grupo Dover declaraban incansablemente en las entrevistas que todas las referencias al Diablo de ese disco, así­ como otras a los Ángeles e incluso a Jesucristo, obedecí­an siempre a un propósito exclusivamente estético: ′Es algo fantástico, son cuentos, contamos historias. Todo lo de la historia del demonio lo hemos representado en la portada, es un Diablo humanizado, algo oní­rico, de ahí­ el tí­tulo y el tema que abre el disco ′El Diablo vino a mí­.′, - comentaba Cristiana Llanos de Dover.

- Tu eres satánico, ¿verdad?. - le pregunta el teólogo al dependiente de la tienda de discos.

- Sí­ señor; y de Carabanchel. - contesta seguro de sí­ mismo el dependiente, parodiando el tipo de satanismo que viven muchos de los seguidores de estos grupos.

El absurdo de buscar al Diablo donde sólo hay mera estética o fraude puede verse a lo largo de todo este largometraje de Álex de la Iglesia. El teólogo protagonista tiene las mejores intenciones pero se pasa toda la Nochebuena siguiendo pistas falsas. La cristiandad se apropió de la imagen del dios Pan para describir por primera vez al Diablo en el Concilio de Toledo del año 447. En la Biblia aparece sin embargo con forma de serpiente, piara de cerdos o dragón. Cuando tienta a Jesús en el desierto, por ejemplo, se hace pasar hasta por teólogo.

′Para mi el pensamiento satánico es la xenofobia′ - declaraba a la prensa este vasco. ′Detesto el que todos tengamos que ser guapos, rubios y encantadores, como en los anuncios de la tele′. ′Lo que es verdaderamente violencia son los coloquios en televisión, donde se expone de manera evidente la estupidez intelectual exportada a través de la pantalla a millones de personas′.

Fenómenos paranormales durante el rodaje

Alex de la Iglesia habí­a sido subvencionado por el manchego Pedro Almodóvar para grabar la violenta pelí­cula ′Acción Mutante′. Los dos compartí­an una enorme admiración por la transgresión, por los grandes directores del cine clásico y al mismo tiempo por los rasgos más castizos del cine español. Originalmente pensó por eso que el director manchego querrí­a subvencionar también ′El dí­a de la bestia′.

Pedro Almodóvar, sin embargo, se quedó profundamente espantado sólo al ver en el guión cómo era tratado el tema del Diablo. En realidad Pedro Almodóvar aseguró recientemente que quiere rodar su próxima pelí­cula en la Iglesia de San Antón, que el padre Ángel mantiene abierta 24 horas en el barrio de Chueca y que tiene sus propios valores morales: ′soy una persona muy moral y no siento un ápice de culpa′ - dice Pedro ahora, que es investigado por su participación en el caso de corrupción de los Papeles de Panamá.

El tema del Diablo también asustó a otros como el actor Gabino Diego. Santiago Segura fue de hecho la tercera opción cuando buscaban al actor para el personaje de José Marí­a, ese personaje que hace las veces de Sancho Panza en la pelí­cula. Santiago Segura llevaba años grabando cortometrajes pero para hacerse un nombre aprovechaba cualquier oportunidad para participar en programas de televisión aunque sólo fuese como espectador. La primera vez que yo ví­ a Santiago Segura fue de hecho en una tertulia de tribus urbanas en televisión, donde se identificaba con los aficionados al heavy metal para provocar tensión entre ellos.

Cuando Santiago Segura conoce a Álex de la Iglesia también aprovecha la oportunidad para promocionarse a sí­ mismo, causándole una impresión no demasiado buena al director vasco. Álex no lo acababa de ver en el papel. Como quiera que fuese, funcionó esa regla que hace que las decisiones más evitadas se conviertan al final en las mejores decisiones. Funcionó hasta el punto de que Álex de la Iglesia decidió cambiar el guión para que el dependiente de la tienda acompañase al protagonista hasta el final de la pelí­cula. El cine de Álex de la Iglesia toma su inspiración del cine de Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick o Sam Peckinpah pero utiliza personajes patéticos de forma más que intencionada.

Los personajes son patéticos pero superados por medio de la exageración, el más oscuro sentido del humor y el profundo conocimiento de lo que la gente espera ver en el cine. Las escenas de este largometraje incluyen también tiroteos, avalanchas y caí­das al vací­o desde edificios emblemáticos como el del letrero de la Schweppes, el edificio Carrión. La cabra que tení­a que interpretar al Diablo arremetí­a continuamente contra todo y apenas si se dejaba grabar hasta que gracias a los primeros efectos digitales del cine español, se incorpora sobre sus piernas traseras y le planta cara al teólogo.

El final de una pelí­cula inacabada

Cuando alguien criticó al equipo de Álex de la Iglesia asegurando que el cine no se hací­a así­, Jorge Guerricaechevarrí­a respondió con la lapidaria frase: ′El cine se hace así­, porque nosotros lo estamos haciendo así­′. No se han registrado muertes o poltergeist vinculados al rodaje de la pelí­cula pero el sobreesfuerzo del equipo, el desgaste de grabar continuamente a cinco grados bajo cero y la falta de presupuesto hicieron que el final fuese imposible.

En la escena de la cabina junto a la sala El Infierno, un Santiago Segura arremangado apenas podí­a mover la mandí­bula salvo para tiritar. Lo que ha llegado a nosotros es lo que grabaron los tres miembros más fieles del equipo de rodaje la mañana siguiente a la última noche, cuando todos los demás se habí­an ido ya a casa para no volverse a hablar entre sí­ en mucho tiempo.

El tema de la necesidad de mejorar el entendimiento y la convivencia estaba ya presente en ′El dí­a de la bestia′, pero es especialmente evidente en su último trabajo ′El bar′ - donde un grupo dispar de personas se ven forzadas a compartir el pequeño espacio de un bar y a colaborar para poder salir vivos. Es evidentemente una imagen de lo que ocurre hoy entre Madrid y Barcelona.

A diferencia de muchos que pasan por Madrid, la mayor parte de los catalanes besan la tierra que pisan. Se consideran parte de su tierra, de su historia y se sienten responsables de su buen mantenimiento. Aquellos que minimizan las razones del conflicto entre Madrid y Barcelona están cerrando los ojos a las enormes diferencias que hay entre ellos. En Barcelona también se queman mendigos pero los gallegos, los vascos o los catalanes tienen una interminable relación de diferencias en común. Para empezar tienen idiomas diferentes, que hacen bien en cuidar al mismo tiempo que cuidan las relaciones con sus vecinos. El cuidado de uno mismo y de su comunidad tiene un desgaste pero también una recompensa a corto y largo plazo como indica siempre Álex de la Iglesia.

′Yo leí­a los periódicos o veí­a la televisión, y luego salí­a a la calle y veí­a otra cosa distinta a lo que decí­an′ -dice Álex de la Iglesia a la revista Jotdown- ′El GAL no existe, el grupo terrorista GAL no tiene nada que ver con el Gobierno′. Y al cabo de unos años ves que es cierto. La polí­tica y la situación económica y social son una enorme mentira. Los mismos que te piden que seas honesto no lo son. Vivimos en una especie de vendaval de hipocresí­a tan enorme que al final la única honestidad es hacer tu trabajo entreteniendo. Jugar a ese honesto juego de la mentira que es el cine′.

El verdadero director de nuestra historia

El principal problema que tienen los seres humanos en su relación con el Diablo es la capacidad que tiene este de simular ser como Dios. No hay cosa que menos le interese al Diablo que mostrar su carácter de forma explí­cita. Aquel que la Biblia llama ′el engañador′ siempre preferirá basar su interpretación haciéndose pasar por otro mejor que él, lo que obliga al creyente a extremar su atención y conocer bien el modelo original de su Señor. La salvación del mundo en la pelí­cula se sucede como en la Biblia, ¡siendo ignorada por todo el mundo!

′El dí­a de la bestia′ es una pelí­cula de Navidad que nos habla de lo que todaví­a no ha llegado a nosotros de la justicia de Dios. Las luces artificiales de Cortylandia, los mendigos quemados por jóvenes cargados de valores o la descarada corrupción televisada de alguien como Jesús Gil, nos hablan de un mal al que no podemos cerrar los ojos y de una necesidad generalizada que nos mancha a todos. Ese empeño de Álex de la Iglesia por rescatar con cariño a sus personajes más patéticos nos habla de otro director más grande.

El cine, la filosofí­a o la teologí­a trabajan sobre copias que utilizan como moldes para estudiar la verdad, de otra forma no habrí­a tantas diferencias entre las conclusiones de sus muchas escuelas. El modelo de la verdad en las que se basan todas las copias es indiscutiblemente aquel que el profeta Isaí­as describí­a como ′sin atractivo para que le deseemos′, el mismo que Sören Kierkegaard llamaba ′el completamente otro′, aquel del que el mismo autor del Libro del Apocalipsis describí­a en otro momento como el ′unigénito Hijo de Dios′:

′Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creí­do en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.′ Evangelio de Juan, 3,16-21

Estudio escrito en Barcelona por el .


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