Buenas noches a todos, señoras y señores,
Quiero, en primer lugar, expresaros nuestra alegría, de la Reina y mía, por acompañaros…, por veros nuevamente, en esta celebración tan especial del COE. Lo echábamos de menos, porque hacía ya bastante tiempo desde la última vez... (en 2018, para la gala conmemorativa de BCN’92).
Este encuentro nos permite recordar y compartir los hitos y las satisfacciones que nos ha dejado este año; y despedir, definitivamente, en este contexto de celebración, este desafiante y, por momentos, incierto ciclo olímpico.
5 años —y no 4, como era habitual— separaron los JJOO de Verano de Río de Janeiro de los de Tokio. Un lustro que ha comprendido innumerables horas de entrenamiento, de sacrificios y de desvelos ─incluso frustraciones─; pero también de esperanza, de confianza, de autoestima y de triunfos, que ha tenido como resultado 17 medallas y 42 diplomas que hoy celebramos con verdadera admiración.
Campeones noveles, como Alberto Ginés o Adriana Cerezo, toman el testigo de auténticos referentes de nuestro deporte en diferentes disciplinas como Chuso García Bragado, Carla Suárez, Raúl Entrerríos, Laia Palau o Pau Gasol, quienes han logrado construir una trayectoria ejemplar y un legado repleto de éxitos.
De todos ellos, de cada uno de los más de 300 deportistas olímpicos que nos representaron en Tokio, nos sentimos profundamente orgullosos. Debutantes, veteranos, conocidos o jóvenes promesas. Todos sois un orgullo para España: con medalla o sin ella, con diploma o sin él. Quienes habéis dado lo mejor de vosotros mismos en la competición más exigente sois un ejemplo a seguir por vuestro profundo respeto por esos valores olímpicos que, sin duda, lo son también de la vida, especialmente de la vida bajo un orden democrático y de respeto a los DDHH, como son la excelencia, la amistad, el respeto a los demás, el juego limpio y el acatamiento de las reglas de juego.
En menos de tres años, esperamos estar disfrutando de la cita olímpica de París. Y no podemos sino imaginar que, en 2024, España seguirá mostrándose al mundo como un referente también en el deporte, como un país comprometido con sus deportistas y con el olimpismo.
Los olímpicos y los paralímpicos —a estos últimos quiero enviar desde aquí nuestro saludo y también nuestro reconocimiento— que nos representarán en París, como los que nos representasteis en Tokio, encarnáis muchas certezas, virtudes y bondades que son reflejo de un país y de sus ciudadanos. Sois, por tanto, un reflejo de lo mejor de nuestra sociedad.
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