Nadal logra la Décima en Roma

Rafael Nadal sigue siendo el rey de la tierra y el emperador de Roma. El manacorense se reencontró a Novak Djokovic en la reedición de la última final de Roland Garros, y lo hizo con una victoria épica (7-5, 1-6, 6-3) en uno de los mejores partidos del año. Nadal supo sufrir las acometidas del serbio en el inicio del primer set y sobrevivió tras la exhibición del número uno del segundo. Agazapado, compitiendo, esperando su momento, el manacorense acabó llevándose el gato al agua… y su décimo título en el Foro Itálico.

Roma se había ganado el privilegio de contar con la final deseada por todos los torneos. Nadal y Djokovic, los viejos, como había descrito a la pareja el propio Nole, vivirían su primer enfrentamiento del año en el Foro Itálico, de nuevo en arcilla como en su último precedente. La final de Roland Garros dibujó la última cita entre dos de los más grandes de la historia y en la Ciudad eterna se dilucidaría el ganador en el duelo número 57 entre ambos. Casi nada.

En el plano físico, Nadal contaba con una ligera ventaja pese a la paliza de octavos de final ante Shapovalov. Djokovic había jugado cinco sets el sábado, todos ellos con máxima tensión para deshacerse de Tsitsipas y Sonego. El manacorense contaba con un comodín a utilizar, que se sumaba a la batalla mental, aún con el barrido en la final de Roland Garros del pasado mes de octubre.

Antes de entrar en materia, Rafa y Nole calentaron, concentrados y comprobando que la tierra del Campo Centrale estaba lista, aunque lenta por lo nublado del día, lo que favorecía también a Nadal. Todo eran buenas noticias a priori para el manacorense, que se mostraba, en cambio, precavido y preparado para batallar desde el primer minuto.

Se esperaba un inicio meteórico de Djokovic, buscando adelantarse y así decantar el partido mientras le quedaran fuerzas. Dicho y hecho, el balcánico mantuvo su servicio con suficiencia y en el segundo juego, kilométrico, quebró el de Nadal, que comenzaba poniéndose las cosas complicadas, y no es la primera vez en las últimas semanas.

Sin embargo, Nadal hace de cualquier cosa un aprendizaje y ha hecho de las remontadas su territorio. Rafa debía reaccionar y lo hizo en el momento preciso, sin dar apenas tiempo a Djokovic a celebrar la rotura. El contrabreak era una realidad, antes de dar paso a uno de los momentos más igualados del encuentro, con detalles que siempre cayeron del lado del sacador.

Rafa golpea, Novak reacciona

Ni Nadal y ni Nole conseguían romper la resistencia rival y el final se aseguraba de infarto. El más paciente, el más acertado, o el líder en ambas facetas se llevaría el gato al agua, y como casi siempre en un partido en tierra batida, la balanza cayó del lado de Nadal. El manacorense, que había caído anteriormente, pero al suelo, por el mal estado de las líneas de la pista, centró su rabia en maniatar a Djokovic con la derecha y culminó con un break decisivo la primera manga.

La mitad del trabajo estaba hecho pero el español debía seguir remando al mismo ritmo si quería hacerse con su segundo título de la temporada. A estas alturas de la película Djokovic no iba a ceder por perder un set, sino que iba a asestar un golpe al partido que Nadal debía volver a resistir. El guion del primer set se repetía con matices. El primero en adelantarse era el serbio, aunque en el segundo turno de saques, y Rafa esta vez no iba a levantarse.

 Nadal se levanta para ganar

Después del 1-1, el número uno del mundo le endosó un parcial de 5-0 al rey de la tierra, mandando el partido al tercer set, al que llegaba con ánimos renovados y con Rafa golpeado por la paliza del segundo. Continuaban las alternancias y el reloj ya marcaba las dos horas del partido. El campeón se iba a decidir en una batalla épica en el tercero.

El nivel era sobresaliente por parte de ambos contendientes, pese a las condiciones de humedad y encapotamiento de Roma, pero Rafa, como siempre, tiene un punto más. Sobreviviendo con su servicio y haciendo cada vez más al resto, Nadal fue encontrándose cada vez mejor y en el sexto juego, dio la primera estocada al set con un break, incontestable, en blanco, que le permitía acariciar su décimo título en Roma.

Necesitaba su mejor versión en concentración y tenis, y ya nada iba a frenarlo. Los intentos de Djokovic fueron en vano ante un rival en trance, sobre todo con la derecha.  Nadal había ganado nueve veces en Roma, que ya son diez después de un cierre magistral para una batalla épica. Un hombre y una misión convertida en objetivo cumplido. Rafa X de Roma.