¿Está todo inventado en el periodismo de viajes y en la crónica viajera? En cierto modo, se podría tener la sensación de que mucho más que hacer o que mucho más por innovar no queda. El periodismo y la crónica de viajes son, al fin y al cabo, la narración de la experiencia que los viajeros-escritores tuvieron mientras recorrían el lugar en cuestión del que están hablando. Pero, a pesar de la percepción que tengamos desde fuera de que no hay manera de contar todo ello de un modo distinto, lo cierto es que es probable todavía encontrar nuevas vías para hablar de los viajes.

Es lo que acaba de hacer la revista Altaïr en su último ‘número’: la revista de viajes acaba de lanzar un número especial que es en realidad una revista en cómic. Viajes dibujados, que acaba de llegar a librerías, es, como su nombre deja bien claro, una versión ilustrada del reportaje de viajes.

El número y la revista se adentran así en la nueva tradición, que empezó en los años 90 cuando Joe Sacco acuñó el término periodismo en cómic para explicar qué estaba haciendo (contar historias de no ficción usando el cómic), aunque también beben de una práctica que en realidad tiene siglos de historia (la de acompañar la experiencia viajera con el dibujo de lo que se estaba viendo). La larga y completa relación del turismo con la ilustración y la esencia, nacimiento y asentación del periodismo en cómic son los temas que protagonizan la primera de las historias del volumen. En una revista es simplemente el primer reportaje aunque, si enfocamos este Viajes dibujados como un libro, sería la introducción.

Viajes dibujados es, como explican en la propia web de la revista, “un viaje de viajes que recorre el mundo a través de historias de no ficción con dibujos que refuerzan nuestra capacidad para reconocernos en la cara de los demás y nos invitan a mirar el viaje como una herramienta cultural clave para contar el mundo de otro(s) modo(s)”.

Dentro esperan 14 historias que llevan al lector a diferentes escenarios y diferentes experiencias viajeras. Por supuesto, como ocurre en una revista ‘normal y corriente’, las historias son muy diversas y la experiencia de quien lee es también diferente. Es inevitable que una historia acabe conectando más o llamando más la atención de cada lector.

La historia de Sarah Glidden Turista, que analiza su experiencia viajera en Florencia siendo simplemente una turista de masas, ha sido una de las favoritas de nuestra lectura, por su visión desde dentro de lo que, como ella escribe, se ha convertido en “como una palabra fea, un insulto que lanzamos a otras personas”. Y las acuarelas de Tyto Alba en la historia que firma con Gabi Martínez, Paisajes, han logrado que tras terminar la lectura de la historia volviésemos simplemente atrás para ver solo las imágenes y dedicarles toda nuestra atención.

Y eso es parte de la experiencia de leer una revista, aunque en otros formatos lo hagamos partiendo de otros elementos. Lo que cambia es que es mucho más complicado que convirtamos a una revista en un libro objeto o en el tipo de elemento impreso que regalamos con entusiasmo en Navidad, como podría ocurrir fácilmente con este Viajes dibujados.

Imágenes cortesía Altaïr