¿Cómo decirle a mi pareja que no quiero irme a vivir con ella?

No querer ir a vivir juntos no tiene por qué ser el fin de una relación amorosa.

Decirle a mi pareja que no quiero irme a vivir con ella
La idea de irse a vivir juntos no convence a todo el mundo. Si es tu caso, ¿cómo decírselo a tu pareja?

Si bien cada caso es un mundo, el hecho de que dos personas mantengan una relación de pareja supone la existencia de una situación en que ambos individuos profesan el uno por el otro atracción y una serie de sentimientos que hacen que quieran permanecer juntos. Concretamente, el amor implica la existencia de un equilibrio entre componentes tales como la pasión, la intimidad y el compromiso.

Por norma general, tiende a esperarse una cierta evolución y la adquisición de un cada vez mayor del último de estos factores según la relación va avanzando, siendo uno de los pasos que suelen darse el hecho de irse a vivir juntos.

Sin embargo, cada persona tiene su ritmo y a veces la idea de irse a vivir juntos puede llegar a surgir demasiado pronto para uno de los componentes de la pareja. Si somos esta persona y aún no nos sentimos preparados, o realmente no queremos ir a vivir con él o ella, el momento en que se nos plantea puede llegar a ser suponer un serio apuro. Ante la pregunta de "¿cómo decirle a mi pareja que no quiero irme a vivir con él/ella?", en este artículo vamos a intentar dar una serie de consejos sobre qué hacer en esta situación.

No quiero irme a vivir con mi pareja: ¿cómo decírselo?

Irse a vivir juntos es algo que a muchas parejas les hace una gran ilusión y que suele implicar un avance en el nivel de compromiso en la relación. Generalmente, quien propone la convivencia suele hacerlo con buena intención y como manera de intentar tener una relación más cercana y estable.

Decir no a una proposición de este tipo a veces es tremendamente complicado, especialmente si amamos a esa persona y percibimos que realmente le hace ilusión y le gustaría vivir con nosotros. Pero es mejor decir un no que fingir estar ilusionado o hacer algo en contra de nuestra voluntad. A continuación os damos una serie de indicaciones sobre cómo hacerlo.

1. Analiza el porqué de tu reticencia

Antes de decidir nada, debemos plantearnos si queremos o no queremos convivir con nuestra pareja y porqué existen esas dudas o esa negativa. Hay que tener claro que no querer vivir con alguien no tiene porque implicar no querer a esa persona, pero también puede llegar a plantearse la posibilidad de que realmente no veamos un futuro junto a él o ella.

Es posible que tengamos miedo a asumir un compromiso mayor del que tenemos hasta el momento, que hayamos tenido experiencias previas poco halagüeñas que nos hagan dudar de la viabilidad de la convivencia en pareja, que no sepamos si conocemos suficiente de esa persona o, simplemente, que sea algo que no queramos hacer por el momento.

2. No respondas con evasivas

Es posible que ante una insinuación por parte de la pareja de la idea de irse a vivir juntos aparezca el miedo o la preocupación a que se sienta ofendido/a si respondemos que no. Mucha gente tiende a responder con evasivas o a cambiar de tema. Esto solo conduce a una evitación temporal del problema a afrontar y va a generar un mayor nivel de tensión en quien lo hace, así como una falta de comunicación. Lo mejor es intentar afrontar la situación y responder de manera asertiva.

3. Exprésate de manera asertiva, con calma y dejando claro tu punto de vista

Directamente vinculado con la anterior. Estamos tratando de comunicar a nuestro ser querido que no queremos irnos a vivir con dicha persona, pero sin generar por ello un conflicto de pareja. Es recomendable establecer la conversación con calma, no dejandose llevar por el pánico.

Hemos de dejar claro nuestro punto de vista para que no haya malentendidos, de manera sincera pero con tacto y procurando no ofender a la otra persona ni hacerle daño. Al fin y al cabo no queremos irnos a vivir con él, pero ello no quiere decir que no le queramos. No es necesario dar al momento una connotación solemne, podemos hacerlo también de una forma distendida siempre y cuando la otra persona esté receptiva y dependiendo de cómo lo haya sugerido.

4. Plantea que lo que rechazas no es a él/ella, sino el vivir juntos

Muchas personas, y especialmente si existe alguna inseguridad de base, pueden llegar a creer que si nos negamos a vivir con ellas es porque realmente no las valoramos lo suficiente como para estar con ellas, que no nos tomamos la relación en serio o incluso directamente que no las queremos. No está de más dejar claro tras la negativa que el rechazo es hacia el convivir en este momento, no hacia la persona en sí o hacia la relación para con él o ella.

5. ¿Una posibilidad futura?

También puede plantearse que en este momento no tienes la intención de iniciar una convivencia con la otra persona, pero es posible que consideres que en un futuro es una opción deseable. Comunicarlo suele ser positivo. Eso sí, es importante que si se dice sea porque es verdad y no una simple excusa para salir del paso.

6. Valida y acepta su reacción

No será raro que una proposición de irse a vivir juntos que sea rechazada sea vivida con malestar o incluso con cierto enfado. Siempre y cuando no exista violencia, debemos procurar entender que la otra persona se puede llegar a sentir ofendida. Enfadarse por una mala reacción solo empeoraría la situación y podría acabar en discusión. Así, hay que intentar validar su reacción.

7. Hablad sobre el porqué

Es posible que tras haber analizado la situación exista una razón concreta por la cual no queremos vivir con esa persona. Puede ser demasiado pronto, es posible que tengamos miedo de los posibles cambios que pueda haber en la relación, que no nos venga bien económicamente o que tengamos un proyecto de futuro diferente.

Este tipo de factores pueden ser explorados y es importante que se comuniquen de cara a poder establecer una relación fluida en que se tengan en cuenta los sentimientos, creencias y expectativas de ambas personas. Además de para el caso que nos ocupa, también puede servirnos para aprender más el uno del otro o incluso posteriormente para subsanar problemas e inseguridades.

8. Favorece que se exprese

Además de entender y validar la reacción del otro, resulta recomendable hacer que diga que piensa al respecto, de tal manera que ambos podáis comprender mejor la situación y valorar qué opiniones tenéis respecto a la situación o cómo se siente con ella. Esto no quiere decir que intentes forzarle a hablar si no quiere, sino dejar claro que su opinión es importante para tí.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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