La vida política alemana vuelve a centrarse en el convulso proceso de crear una coalición para gobernar al motor económico de Europa, una vez más con Angela Merkel al frente.
Cabe recordar que se trató de un proceso extenso (111 días sin gobierno) y no exento de obstáculos y discusión, incluso de divisiones internas, sobre todo en el seno del partido socialdemócrata. Pero, finalmente, se llegó a la «gran coalición», formada por las principales fuerzas políticas alemanas: la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata alemán (SPD).
Esto garantizó el cuarto mandato de Angela Merkel y prometió abrir un nuevo ciclo en la construcción de una Unión Europea, necesitada de cohesión e impulso.
De hecho, estas entidades se comprometieron a reforzar la zona euro en cooperación con Francia y a transformar el mecanismo de rescate europeo en una variante de fondo monetario europeo bajo el control del Parlamento.
Ahora, si hay algo que se debe aprender del acuerdo de coalición obtenido tras dos meses de maratónicas negociaciones entre los partidos conservadores de Alemania y el Partido Socialdemócrata, es que resulta quimérico que los trabajadores, o sea, los más desposeídos, defiendan sus derechos en este contexto.
Y es que apenas se han debatido pasajes cruciales del acuerdo, plasmados en la sección «Una Europa Fuerte», debido a que los socios de la coalición concordaban con ellos antes de comenzar a negociar.
Además, los partidos de la coalición se comprometieron a seguir un curso político-económico que conduce a gran parte del Viejo Continente hacia el sitio menos deseado, donde las políticas de austeridad en países como Grecia, Portugal y España, ocasionan un incremento exorbitante del desempleo y la solidificación de una generación de jóvenes sin futuro.
Esto se debe, en gran medida, a que la mayor parte del acuerdo de coalición (un documento de 185 páginas) se destina a formulaciones vagas, menos en lo referido a la política de consolidación fiscal, es decir, a darle tijera a los presupuestos públicos.
El mismo rechaza también «cualquier forma de puesta en común de la deuda soberana» y suprime los bonos en euros y cualquier otro mecanismo para reducir el peso de los países endeudados.
Por otro lado, el salario mínimo alemán convenido por los socios de la coalición no alcanza para transformar el entorno actual y los miembros del Gobierno que llegan son conscientes de este hecho, el cual podría desatar un conflicto social aún mayor.
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Miguel Angel dijo:
1
22 de febrero de 2018
05:23:56
La carta dijo:
2
22 de febrero de 2018
10:17:57
gimano dijo:
3
22 de febrero de 2018
11:19:07
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