lunes, 20 de noviembre de 2017

La corrupción y las cebollas pochadas


 
El Bigotes elude responder de Gürtel desde prisión porque está “pochando cebollas”. Alega que está en un curso de cocina en Valdemoro y que tiene que volver para que no le suspendan.

 
CON la corrupción en el Partido Popular pasa como con esas novelas en las que hay tantos personajes que, pasadas unas páginas, pierdes el hilo y abandonas el libro. En estos momentos no creo que nadie sepa, ni siquiera los jueces, dónde están los cientos de implicados, investigados, detenidos o condenados en los más de sesenta casos que componen la hidra mafiosa de ese partido. Bárcenas, una de las cabezas más visibles, aparece y desaparece como Wally. ¿Dónde está ahora? ¿En la cárcel, en su chalé, en el banquillo, esquiando o dándose un masaje en Suiza? Vaya usted a saber. 
El caso es que esta banda de atracadores nos mira con desprecio por las inevitables molestias que el sistema les causa antes de que puedan volver a ocuparse de sus negocios y sus botines ocultos. Se saben a salvo en una estructura judicial hecha a medida para preservar su impunidad. El presidente Rajoy recibía sobres y su partido va a ser juzgado por destruir pruebas, pero, como un mago, lo cubre todo con la bandera rojigualda. Nada por aquí, nada por allá y ¡plof!: uno sale de la cárcel y se va a casa en su Jaguar, y otro le dice al juez a la cara que no le moleste, que está pochando cebollas y si se le queman, le suspenden el curso de cocina. 
Por favor, pónganles en libertad antes de que se apunten a PrisiónChef y denuncien por torturas al Estado de derecho. Era lo que nos faltaba.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

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