La contracrónica: Asexuales buscando el punto ‘G’

0
-publicidad-

Madrid, me ahogas. Te veo tras solo doce jornadas a diez puntos del líder y tengo ganas de todo menos de creer en ti. Lo último que me planteo en estos momentos es que el último fin de semana de mayo estaré celebrando un nuevo título liguero. Ojalá algún día me expliques cómo, en solo un par de meses, has pasado de comerte el mundo a atragantarte con solo un trocito de él.

En el fútbol pasa como en el sexo: si no sientes nada, malo. Y a mí hoy, de nuevo, me ha costado sentir que podríamos salir del Metropolitano segregando testosterona. De hecho, lo peor es ver que solo hay un futbolista que anda loco por encontrar el punto ‘G’ al rival. Isco. El resto ni siente ni padece. Y si lo hacen, solo durante un rato. No vaya a ser que lo encuentren y nos hagan felices.

Lo que más nos preocupa a todos, imagino, es la asexualidad de nuestros delanteros. Ni Benzema ni Cristiano se atraen. Se han necesitado durante muchos años el uno al otro, pero ahora lo último que tienen es deseo. Muertos de cintura para abajo y disecados desde el tobillo hasta la uña del pie. Si este deporte no consistiera en coger la pelota y meterla en la portería, diría que no es un problema. Pero resulta que sí, que si no haces eso, no ganas.

Durante el partido he leído una opinión en una red social que es bien cierta: Cristiano no necesita en ataque los complementos que necesitaba en 2010, igual que tú no te pones la ropa que tan bien te quedaba cuando tenías 8 años. Es la cruda y triste realidad. Hay que evolucionar. Hay que buscar Vallejos y Ceballos en la delantera. Hay que evitar, por todos los medios, que nos empequeñezca lo que un día nos hizo tan grandes.

Cuando ganas tantísimo corres el riesgo de pensar que eres la leche en todo. Que no tienes que mejorar. Que la poción mágica que te ha llevado a la gloria sabrá siempre como el primer día y que nunca se acabará. Pero la realidad es otra. Y si no te das cuenta a tiempo, mueres de sed. Y, como he dicho al principio, me ahogo.

Compartir
Mientras intentas descubrir algo más sobre mí en estas líneas yo me ando paseando por algún lugar de Barcelona con el escudo del Real Madrid en el pecho. Desconozco si soy un valiente o un imbécil, pero me excita. Son tantos los que me miran mal como los que empatizan conmigo. Así que si algún día desaparezco que sepáis que o me han matado a palos o a besos. Y si eso ocurre… ¡Que nos quiten lo escrito y leído por aquí! Eso sí, ¿hablaréis bien de mí, no? ¡Más os vale!