A Rafael Molina Morillo…

A Rafael Molina Morillo…

El profesor Rafael Molina Morillo siempre fue un hombre que trabajó para hacer realidad su pleno ejercicio de la libertad, como un modo de facilitar la construcción de una sociedad donde la verdad, la honradez y la justicia normaran la conducta de todos.
Se dio cuenta de que no basta rezar para alcanzar las metas, hay que hacer más, mucho más. Es preciso subir el resbaloso y empinado camino de las dificultades menudas, múltiples, diarias. Quien no ha hecho un periódico o una revista no sabe lo difícil que resulta impulsar una publicación desde el sueño a la realidad, desde la planificación hasta tener la criatura en las manos.
Cuando decide emprender la tarea de crear un medio de comunicación, sin tener un colchón de dinero que permita invertir y gastar las sumas necesarias, había de tener mucha confianza en sí, mucho amor por la verdad y una indeclinable voluntad de servir mediante la publicación de todo lo que el pueblo necesitara saber sobre la forma en que el gobierno afecta al ciudadano, aunque sea con el pétalo de una rosa, el ejercicio de la libertad.
Ocupaba la alta posición de Director Ejecutivo del diario más importante del país, desde la cual tenía mucho poder y una gran capacidad de decisión, pero no bastaba.
No le bastaba, como visionario, advirtió la necesidad de tener un medio de su propiedad para ganar la real libertad de información, de expresión, de conciencia y ponerla al servicio del pueblo, entonces fundó e impulsó la revista ¡Ahora! y no le bastó, creó el periódico El Nacional, modelo de gestión periodística, económica, de servicio a la sociedad.
Después de la experiencia de la voladura de las instalaciones de la revista, Molina Morillo decide crear El Nacional que desde su fundación estableció una diferencia de enfoque que lo desmarcó de las políticas informativas de los grandes diarios de entonces.
Decidió, desde el principio, enfrentar el poder, publicar las constantes violaciones a los derechos individuales, mientras los demás diarios se montaron en el filón de la publicidad del gobierno y en soslayar los asesinatos, persecuciones, deportaciones.
En ese camino no estuvo solo, contó con la solidaridad y el respaldo del pueblo que convirtió El Nacional en un modelo a nivel mundial, de diario que, a contrapelo de la voluntad del gobierno, se mantuvo con las ventas al pregón.
Fue ese matrimonio entre el pueblo necesitado de representación y defensa y el periodismo realmente honrado lo que permitió tal hazaña.
A Rafael Molina Morillo hay que recordarlo, entre muchas otras cualidades, por su valor personal, por su arrojo, por su decisión, por no torcer su norte y hacer camino al andar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas