España

CONSIDERANDO EN FRÍO

El unicornio educativo

Ponencia de Cristina Cifuentes en el III Foro 'Pensar en España:...
Ponencia de Cristina Cifuentes en el III Foro 'Pensar en España: Educación, esa asignatura pendiente' organizado por EL MUNDO y Expansión. SERGIO GÓNZALEZ

Si el tiempo que dedicamos en España a debatir sobre el deterioro de la educación lo empleáramos en educarnos, quizá ya no tendríamos que dedicar más tiempo a debatir sobre el deterioro de la educación. Pero como la educación sigue deteriorándose y aún no hemos perdido como especie la curiosidad por los primeros principios -todo se andará-, ayer echamos la mañana debatiendo sobre la asignatura pendiente de la educación en España, título del tercer encuentro del ciclo de ideas que organiza Unidad Editorial.

Que nadie extraiga de este exordio una conclusión precipitada. No es que crea que la educación no es importante: es que creo que es lo único importante. Tanto que quizá sea un error dejarla en manos de pedagogos. El mayor error del régimen del 78 no es la politización de la justicia, ni la cultura del pelotazo, ni que Gran Hermano haya alcanzado la decimoséptima edición impunemente: es haber abandonado la legislación educativa en manos de la moderna pedagogía.

En este momento, como en cualquier otro de la historia reciente, los políticos andan detrás de ese animal mitológico al que llaman Pacto de Estado por la Educación (PEE). El PEE es un unicornio transversal sobre el que podrán cabalgar, una vez cazado, tan cómodamente las izquierdas como las derechas, los católicos y los ateos, los partidarios del esfuerzo y los obsesos del igualitarismo. Se rumorea que Méndez de Vigo es el cazador idóneo, más que nada por la minoría parlamentaria que obliga al acuerdo; le deseamos con sinceridad la mejor de las suertes. Hará bien en escuchar a los cuatro ponentes que ayer compartieron su punto de vista sobre la cuestión, amparados en experiencias indiscutibles al frente del ministerio del unicornio: Gustavo Suárez Pertierra, Esperanza Aguirre, Pilar del Castillo y Ángel Gabilondo.

Me tocó moderarlos a mí. Uno está acostumbrado a que lo moderen, no a moderar. Resultó facilísimo, lo cual reafirma mi antipopulismo congénito: cuantos más políticos conozco, menos me gusta la gente. Bromas aparte. Si todos los políticos mejoran drásticamente como ponentes, ¿por qué fracasan luego como gestores? ¿Qué pasaría si toda la sensatez, toda la voluntad de acuerdo, todo el reconocimiento de las verdades que pronuncia el rival fueran actitudes trasladadas de la retórica al Parlamento, a despecho del interés de sigla, y plasmadas en el BOE? ¿No montaría entonces cada español sobre su propio unicornio inmaculado?

Pero no ocurrirá. No todavía, al menos, en un país que aún polemiza con los restos del general Franco. La educación no renta políticamente sino al término de una generación (15 años según Ortega), y para entonces el ministro de turno no suele seguir en política (salvo Rajoy). La reforma educativa -absolutamente necesaria, digámoslo ya, desde la guardería hasta el posgrado- sólo renta socialmente. ¿Desde cuándo el bien de una generación nutre la motivación de un político? ¿Desde cuándo su sucesor no ha llegado al cargo jurando derogar lo anterior? Por lo demás, el PEE ha de manipular sustancias tan inflamables como la religión, la ideología, la emoción paternal, la conciliación laboral. Los mantras caen sobre el bienintencionado legislador como lluvia sobre el náufrago que frota dos palitos para una hoguera. Aconfesionalidad no significa laicismo agresivo. A mi niño lo matan a deberes y su profe le tiene manía. La segregación por capacidades es el apartheid. Algo tendremos que decir los sindicatos. Los docentes no somos atendidos. Faltan recursos. Y en este plan.

La revolución digital afectará de lleno las aulas, a los programas, a los métodos. Pero el conocimiento aún no se adquiere por implantación de chips, y basta leer las noticias para descubrir que se puede ser lerdo con cinco millones de seguidores en tu canal de YouTube. Como recuerda Gregorio Luri, no hay alternativa pedagógica a los codos. Está muy bien que su hijo aprenda jugando, pero luego que no llore en unos años, cuando un surcoreano o un finés le pida otra caña en el chiringuito.

11 Comentarios

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@Soundtrack #2 como si mhcha gente pudiera pagar esas carisimas escuelas de negocios.EL MERCADO perfecto no existe .primera leccion para u ignorante i tegral como usted.Segundo en todos los paises mas desarrrolladoa prima la escuela publica,el cheque escolar es una demagogia 100% que no funciona, Una sociedad que no se basa en la iguladad o redistribucion de la riqueza no es una sociedad democrata ni libre.cerca del fascismo que represe ta el liberalismo economico.Lo que dice usted es un disparate total,propia de alguiem que no sabe de lo que habla que solo repite soflamas baratas de ideologia fachaliberal.Para su idiotez supina,la mejor epoca de la historia ha sido justo la que ustes critica,y desde luego volver al siglo 19.es volver a wl infierno y las cavernas. EN LA EDUCACION no existe monopolio,usted puede elegir el centro privado que le plazca.se lo paga y punto .nadie le impone un colegio publico

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A menos educación, más fútbol. Y eso que era el opio del pueblo en el tardofranquismo... No sé, da que pensar...

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Este tema me preocupa mucho. Me preocupa que mi niña llegaba al examen de matemáticas y no tenía ni idea. Me preocupa que en una tarde aprendía más matemáticas conmigo que en 3 meses en la escuela. El sistema? Los profesores? No sé. Pero hay que arreglarlo.

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La mala educación pública es la garantía que tienen las élites socialistas de poder seguir siéndolo; no sólo por la más cómoda manipulación electoral sino para taponar la permeabilidad social. De ahí que casi todos los dirigentes socialistas lleven a sus hijos a la educación privada que los demás no se pueden permitir y huyan como de la peste de la educación pública que defienden cara a la galería. De ahí que no quieran reforma alguna que pudiese eliminar la actual mediocridad escolar y con ello se rebajase el valor de su educación exclusiva que sólo los dirigentes se pueden permitir. La izquierda caviar; el chorizo para sus votantes.

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"[...]y para entonces el ministro de turno no suele seguir en política (salvo Rajoy)". A sus pies jajaja. Yo en este tema soy optimista, creo que no tardará en aparecer un pacto duradero, ese unicornio nos visitará pronto.

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@hamboy75 #3 Totalmente de acuerdo. Desgraciadamente, en los últimos años ( o desde que se implantó la LOGSE), estos estudiantes lo único que quieren la mayoría de las veces, es pasar desapercibidos. En lugar de contribuir a elevar el nivel de la clase, tienen miedo de ser tachados de "empollones" y verse aislados de sus compañeros. Terrible para ellos y para el resto de la sociedad. También es una de las razones de la baja puntuación en los exámenes PISA: pocos alumnos en los niveles de excelencia.

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Es necesario que un pacto por la educación incluya dar apoyo a la gente que tiene altas capacidades. El 2% de la población lo tiene y mas que ser una ventaja actualmente es un perjuicio, para la persona, la familia y para el país por no hacer uso de ese talento.

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Con la Educación no hay remedio. Los políticos decidieron (y la gente aceptó) q la Educac. era un dcho. (Ok), y q como tal, y aquí viene la trampa, debían proveerla ellos, el Estado, pq si no muchos seríamos analfabetos (nos moriríamos de hambre si no nos da de comer el Estado... o NO?). Y claro, como hta. de adoctrinamiento la Educac. Públ. es única: nada igual para crear adeptos al Estado del Bienestar, socialistas en potencia, bobos q creen en la "igualdad", en q el mcdo. es malo y los políticos y sus leyes la solución (lo contrario es lo cierto). La Educac. debe liberalizarse, competir, libertad de elección, dejar de ser un monopolio donde el burócrata impone materias, duración, metodología, profesorado, criterios de evaluación, idiomas... Es un disparate!!. Cuando quiten sus manos de la Educac. y dejen al mcdo. mejorar calidad, discriminar entre la q sirve y la q no, bajar precios, la Educac. será excepcional. Como nuestras Escuelas de Negocio, de las mejores del mundo