Prevaricación en la enseñanza

Está cobrando notoriedad estos días la noticia de un profesor universitario que ha sido condenado por prevaricación por haber puesto a una alumna un sobresaliente cuando ni siquiera se había presentado al examen. Quisiera llamar la atención sobre el hecho esencial: la prevaricación no está en la nota o en que la alumna se presentase o no, la prevaricación está en el hecho de dar el aprobado a alguien a sabiendas de que no lo merecía. Y esto es lo que me deja perplejo y me lleva a formularme la siguiente pregunta: ¿acaso somos tan necios en este país como para no saber que, desde hace muchos años y en todos los niveles, estamos aprobando a alumnos a sabiendas de que no lo merecen? Hace algunos años, un alumno al que suspendí reclamó ante la inspección. Aunque de los 22 exámenes que había hecho había suspendido 18 (incluidas todas las recuperaciones), la Administración lo aprobó. Los tres abogados a los que consulté me dijeron que eso no era prevaricación y que no me merecía la pena recurrir, pero sigo teniendo mis dudas, ahora, aumentadas. ¿Hurgará en estas menudencias el gran pacto educativo que se está gestando?— Pablo López Gómez. Tres Cantos. Madrid.