Un año después, el párking de Lonzas no seduce a casi nadie

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

La ocupación media del recinto no pasa de los tres o cuatro vehículos al día y muchas veces está totalmente vacío

03 nov 2016 . Actualizado a las 12:17 h.

Hace ahora un año, Xunta y Ayuntamiento inauguraban a bombo y platillo el aparcamiento disuasorio de Lonzas con la intención de crear un espacio para que todos aquellos que llegan de fuera puedan dejar ahí el vehículo y desplazarse al centro en bus. «Hay que retirar los coches de la ciudad para que esta sea más amable», decía entonces el alcalde Ferreiro ante la conselleira de Vivenda, Ethel Vázquez. Pero no ha funcionado. En un año, el número de usuarios es uno o ninguno. Es cierto que hay días que se ven hasta cuatro vehículos estacionados. Pero son demasiado pocos para un solar con una capacidad de 176 plazas.

MARCOS MÍGUEZ

El aparcamiento disuasorio ya se inauguró cojeando, pues no contaba entonces con esa parada de bus que daría servicio a los usuarios del párking. Esta llegó con el tiempo, cuando se instaló una marquesina para dar servicio a las líneas de autobús urbano 5, 21, 23 y 23A. Pero la cosa siguió igual de mal.

Dijo Xulio Ferreiro el día en que se puso en marcha el aparcamiento que aquello serviría para potenciar la «intermodalidad» en el municipio. Pese a que durante años se situó este intercambiador de tráfico como la solución para conseguir una movilidad sostenible en A Coruña, finalmente la realidad no ha acompañado los supuestos teóricos.

Desde su inauguración la ocupación del recinto no pasa de los tres o cuatro vehículos de media durante las jornadas laborales y en muchos momentos no luce ni el primero. No resulta atractivo para los conductores. Pese a las campañas de divulgación, es una infraestructura que no ha cuajado, por lo que parece improbable que los otros dos proyectados por la Xunta vayan a seguir adelante.

Pagado por la Xunta (costó 550.000 euros) y gestionado por el Ayuntamiento, el aparcamiento presenta hoy un aspecto de abandono, con maleza cubriendo parte de las plazas.

Pasarela

Una de las contadas personas que lo utilizan es Jennifer Fernández. Su coche es siempre el primero, y casi el único, en ocupar una de las 176 plazas. Llega de Lugo sobre las ocho de la mañana y al trabajar en la Cruz Roja, justo al otro lado de la rotonda, le queda «perfecto». Ella no tiene que coger bus alguno. Va caminando al trabajo. Pero con cierto riesgo, pues lo hace bordeando la rotonda de Lonzas, «lo que es un peligro». La otra posibilidad sería caminar hasta el puente que une Elviña con O Birloque, un rodeo» demasiado largo. Por eso pide una pasarela que dé servicio a los usuarios del aparcamiento que trabajen en la zona y no utilizan el bus, o que tengan que ir a los cuarteles de la Policía Nacional o Guardia Civil. ¿Por qué lo utiliza? «Porque cerca de mi trabajo no hay quien aparque».