Animales a disposición del entretenimiento humano. Especies obligadas a vivir encerradas en parques y zoológicos sólo para que puedan servir como novedad o atractivo para las personas.
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Es la triste realidad que viven miles de ejemplares en todo el mundo, los que fueron arrancados de sus hábitats naturales para terminar pasando sus días en cubículos o jaulas en reducidos espacios.
El maltrato de los humanos parece no tener límite. Esta semana se conoció la historia de Azalea, chimpancé que vive encerrada en el Zoológico Central de Pyongyang, en Corea del Norte.
Los cuidadores le enseñaron a fumar a esta hembra de 19 años con el único fin de entretener a los visitantes que llegaban al recinto.
Eso no es todo. Lo peor es que Azalea se hizo adicta a este hábito y fuma una cajetilla todos los días. De hecho, no puede dejarlos y les pide a los turistas cigarros y encendedores para seguir con su adicción (porque además de fumar, a este animal le enseñaron a prender el cigarro).
Este acto cruel no ha pasado desapercibido para distintas organizaciones animalistas, quienes han repudiado el hecho.
“Poco a poco, los zoológicos están aprendiendo que espectáculos como las fiestas de té con chimpancés, paseos en elefante y sesiones de fotos con cachorros de tigre son inapropiados y explotadores, ahora la gran pregunta es: ¿por qué aún seguimos metiendo a los animales salvajes entre rejas?”, señala un comunicado de Peta.
Por su parte y en un inútil intento por tranquilizar a la opinión pública, autoridades a cargo del zoológico han defendido la adicción de Azalea señalando que ella “no se traga el humo”. Podemos quedarnos tranquilos entonces…