La ‘vuelta al cole’ del Mundial de Fórmula 1 tuvo un regreso accidentado en el que Lewis Hamilton se erigió como el más listo de la clase para amargar el sabor de la victoria a Nico Rosberg.
El alemán subió a lo más alto del podio de Spa-Francorchamps para sumar en el GP de Bélgica el que es el 20º triunfo de su carrera, igualando en este sentido a Kimi Raikkonen y Mika Hakkinen. Pero el tercer puesto de su compañero de equipo y rival por el título no le dejó saborear completamente la satisfacción del primero que ve la bandera a cuadros.
Hamilton, lastrado por las penalizaciones atendiendo a varias sustituciones de componentes del motor de su Mercedes durante el fin de semana, arrancó desde la última fila de la parrilla (junto a Alonso), pero protagonizó la mayor remontada nunca vista en F1 en terreno belga para sumar 15 puntos con los que mantener nueve de renta respecto a Rosberg al frente del campeonato.
Para ser justos, y a pesar de que supo aprovecharse de las circunstancias, cabe destacar que gran parte de culpa del éxito de Hamilton la tuvo el hecho de que el inicio de carrera fuese realmente accidentado. Como alumnos que regresaban del parón veraniego sin controlar su ímpetu, Max Verstappen y los dos Ferrari se empeñaron en pasar los tres a la vez por la trazada de una primera curva en la que solo cabía uno. El joven de Red Bull, sobreexcitado por una afición totalmente volcada para animarle, quiso recuperar el terreno que había perdido en una más que deficiente salida, y el episodio finalizó con su alerón delantero dañado, un trompo de Vettel y un pinchazo de Raikkonen. Así, los tres quedaron eliminados de la pelea por discutirle el triunfo al ‘poleman’ Rosberg.
Pero éste no fue el único incidente de los primeros compases de la carrera. También se tocaron Wehrlein y Button, quedando fuera de carrera ambos al igual que Ericsson y Carlos Sainz. La rueda trasera derecha del Toro Rosso del español se deshizo tras un pinchazo forzando su retirada y una bandera amarilla, que cambiaría al rojo tras un duro accidente de Kevin Magnussen (Renault).
A partir de aquí, se aplicaba el ’pause’ a la película del GP de Bélgica, para reanudarla con Hamilton como quinto, puesto hasta el que había logrado escalar durante el caos de las 10 primeras vueltas. Todo hacía indicar entonces que el británico acabaría llegando a tiempo como para subir al podio de Spa-Francorchamps, y así lo hizo, finalizando como tercer clasificado solo superado por el Red Bull de Daniel Ricciardo al que solo un Nico Rosberg que le copió la estrategia de carrera logró superar.
De esta forma, Rosberg sumó un triunfo agridulce en lo que fue una oportunidad de oro perdida para regresar al liderato del campeonato. Ya no solo por los puntos, sino por la sensación de firmeza de un Hamilton al que la fortuna le sonrió cuando las circunstancias le habían puesto contra las cuerdas.
La suerte sonríe al ‘Nano’
Por otra parte, la que es la 13ª de las 21 citas del Mundial dejó una sonrisa en el rostro de un Alonso satisfecho de entrar en los puntos cuando se antojaba como un imposible. El asturiano, acompañaba a Hamilton en la última fila de la parrilla de salida, pero tiró de experiencia y talento para ganar posiciones durante el desorden de los primeros giros. Llegó a la bandera roja de la vuelta 10 como cuarto, consciente de que detrás tenía coches (que no pilotos) ante los que la lógica le haría ceder, pero supo sufrir en las últimas vueltas para mantener a raya a los dos Williams y al Ferrari de Raikkonen, que presionaron sin éxito para robarle el séptimo puesto.
El McLaren-Honda MP4-31 del ‘Nano’ evoluciona favorablemente para confiar en que el próximo año sea competitivo. Pero eso queda todavía muy lejos, mientras que el Mundial de este año no se detiene y vivirá su próxima cita en la ‘Catedral’ de Monza la próxima semana.