Los astronautas que han viajado a la Luna sufren más del corazón

Un estudio reciente demuestra que los tripulantes del Apolo desarrollaron enfermedades cardiovasculares por las radiaciones a las que se exponían

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El astronauta James B. Irwin, en un viaje lunar

NASA

Hicieron historia cuando por primera vez una nave tripulada, el Apolo 11, aterrizó en la superficie lunar. Sus ocupantes, sin embargo, desconocían los riesgos que podía suponer un viaje de estas características. Ahora, un estudio publicado por la revista ‘Scientific Reports’ asegura que los astronautas que han estado un tiempo determinado en el espacio tienen más probabilidades de sufrir problemas del corazón.

Un grupo de investigadores de la Universidad del Estado de Florida, liderado por Michael Delp, ha sido el encargado de llevar a cabo el estudio. El propósito principal era determinar si las tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer, accidentes y otras causas de muerte diferían según si el astronauta sólo voló en la órbita terrestre baja o si había viajado más allá de la magnetosfera terrestre -el paraguas magnético que protege el planeta de las partículas de alta energía que llegan desde el espacio-, como fue el caso de los tripulantes de las misiones Apolo.

Los resultados señalan que, efectivamente, sí hay diferencias en las tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares entre los que no habían volado al espacio (9%) y los que habían volado en la órbita terrestre baja (11%). Sin embargo, cuando los investigadores analizaron la tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares entre los tripulantes del Apolo, los resultaros mostraron que el número era entre 4 y 5 veces mayor que en los otros dos casos: el 43% de todos los astronautas que viajaron a la Luna fallecieron por un problema cardiovascular.

Para probar la posible base mecánica de estos hallazgos, el objetivo secundario fue determinar los efectos a largo plazo mediante la ingravidez simulada y se probó en ratones. La investigación concluyó que, tras exponer a los roedores durante 6 meses a una radiación equivalente a la que queda expuesto un astronauta, desarrollaron daños en las arterias, los mismos que conducen a la aparición de aterosclerosis.

El estudio, en cambio, descartó que la ingravidez afectara al desarrollo de patologías cardíacas en un futuro.

Varias agencias espaciales y organizaciones privadas han anunciado futuros planes para enviar vuelos tripulados más allá de la magnetosfera terrestre. La estadounidense NASA prevé lanzar misiones orbitales alrededor de la Luna entre 2020 y 2030, en preparación para posteriores vuelos a Marte, mientras que Rusia, China y la Agencia Espacial Europea tienen sobre la mesa planes para misiones lunares, y la privada Space X se ha propuesto llevar humanos al planeta rojo de cara a 2026.

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