A la riqueza cultural, arquitectónica y patrimonial de la ciudad de Santiago de Cuba, se le añaden otros valores urbanísticos, que marcan un sello de distinción de esta antigua metrópolis española, ya de 500 años, que la resaltan en el Caribe y el resto del país.
En el entramado urbano de la parte más antigua se descubre una ciudad laberíntica, capaz de desorientar al más avezado transeúnte, con calles que desafían las leyes de la lógica y la imaginación.
Arterias con curiosos ángulos, algunas que parecen perderse en el horizonte, otras que se entrecortan, que se vuelven discontinuas, callejones, estrechas, imponentes…. Todas ellas dan la sensación de un gran enredo urbano, que se percibe con claridad desde lo alto o puntos más elevados o edificaciones de varios pisos.
Es Santiago de Cuba, quizás, la ciudad más escalonada del país. Testigos son sus famosas escalinatas, reconocidas por ser ingeniosas soluciones a la abrupta topografía donde se enclavó esta antigua villa colonial.
Algunos sugieren que formaron parte del sistema defensivo de la urbe, para evitar el desplazamiento de futuras tropas desembarcadas; otros, alegan que son insuficientes debido a la cantidad de lomas que existen aquí. No obstante, la mayoría insiste y coinciden en que es uno de los detalles que singularizan a Santiago de Cuba, además de que en ellas, discurre buena parte de la vida de los moradores y vecinos.
Este asentamiento poblacional, conocidos por muchos como la Capital de la Historia, la Ciudad Héroe o Heroica, o Capital del Caribe (por ser uno de los exponentes culturales más importante del área), es un paraíso para aquellos que disfrutan los paisajes urbanos.
Es considerada una ciudad mirador pues desde diferentes puntos (La Gran Piedra, el Puerto de Boniato o el Castillo del Morro) se descubren visuales diferentes, pero también desde su interior (atrio de la Catedral o el Balcón de Diego Velázquez) se observan fascinantes escenas de la vida cotidiana.
Por años, los santiagueros y santiagueras vivieron, de cierta forma, de espaldas a su bahía. En la actualidad, varios proyectos del gobierno y de la Oficina del Conservador de la Ciudad, reconcilian los habitantes de esta ciudad con su rada. Uno de ellos, y sin dudas el más querido, es el malecón, una delicia que es disfrutada por muchos todos los días.