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En el Día Mundial de la Naturaleza todos nos unimos contra el crimen

El negocio del crimen silvestre genera alrededor de diez mil millones de dólares anuales y acelera el peligro de extinción de las especies.

En nuestros tiempos el Día de la Naturaleza o de la Vida Silvestre es sinónimo de una vorágine de reflexiones, acciones y sentimientos. Por un lado, celebramos la explosión de vida que ha reinado durante millones de años en la Tierra y aplaudimos a quienes luchan por conservarla desde la política o el activismo, eligiendo profesiones que puedan ser un aporte al conocimiento sobre la naturaleza y las comunidades indígenas, o simplemente a quienes en el día a día procuramos no contaminar, usar la menor cantidad de recursos posibles y amar a nuestras mascotas.

Sin embargo, los amantes de la naturaleza sabemos que construir un presente y un futuro en armonía no es fácil. La deforestación, la caza de animales y el crimen organizado, la contaminación de los océanos, suelos y la atmósfera se están comiendo nuestro planeta.

Es por esto que hace -solo- dos años, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 3 de marzo como el día en que recordamos la enorme necesidad de combatir los delitos que se cometen a diario contra la naturaleza, los que no sólo generan repercuten en el medio ambiente, sino también en nuestras sociedades y economías. La fecha fue elegida en conmemoración a la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES por sus siglas en inglés) en 1973.

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Son 180 los Estados miembros de ésta que aportan las herramientas más poderosas en pro de la conservación de la biodiversidad, legislando y regulando el comercio de la fauna y flora silvestres.

“Serios contra el crimen”

Este año, el lema y campaña es combatir los delitos que ocurren contra la vida silvestre.

 Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, expresó publicamente que “Tomar en serio los delitos contra la vida silvestre significa obtener el apoyo de todos los sectores de la sociedad que intervienen en la elaboración y el consumo de productos derivados de la fauna y flora silvestres, muy utilizados como medicinas, alimentos, material de construcción, mobiliario, cosméticos, prendas de vestir y accesorios“.

Según CITES, el año pasado 1.215 rinocerontes fueron asesinados por cazadores furtivos en Sudáfrica, país donde se produce el 94% de las matanzas a rinocerontes en el mundo, moviendo enormes cantidades de dinero: entre 62 y 192 millones de dólares se calcula que obtienen de beneficio los furtivos.

Por otra parte, la Asociación para la Supervivencia de los Grandes Simios, también ha informado que el tráfico ilegal de estas especies ha aumentado de tal manera que gorilas, chimpancés y bonobos en África, sin contar los orangutanes asiáticos ha generado una amenaza brutal para ellos. Las cifras no dejan de ser alarmantes: entre 220 chimpancés, 106 orangutanes, 22 bonobos y 15 gorilas los han sido sacados de sus entornos naturales en los últimos 14 meses, señala la Asociación.

El negocio del crimen silvestre genera alrededor de diez mil millones de dólares anuales, por lo que Yury Fedetov, director ejecutivo de la Oficina de la ONU contra las drogas y el crimen, sentenció en un comunicado de prensa que “El tráfico ilegal de especies representa una  poderosa fuente de recursos sobretodo en países en vías de desarrollo, por este motivo hay que enseñarle a las personas que pueden crearse empresas que les permitirán subsistir sin atentar contra el medioambiente“.

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