El Papa Juan XXIII absolvió de la excomunión a su mayordomo personal

El Papa Juan XXIII absolvió de la excomunión a su mayordomo personal
Guido Gusso / Juan XXIII

Con ocasión de la canonización del Beato Papa Juan XXIII el próximo 27 de abril, el que fuera su mayordomo personal durante 10 años, Guido Gusso, compartió con los periodistas algunas de las "miles de anécdotas" que vivió junto al "Papa Bueno".

Una de las más curiosas, es cuando lo absolvió de una excomunión.

Durante una conferencia celebrada en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el 23 de abril -dirigida por el Padre Federico Lombardi-, el mayordomo de Juan XXIII recordó el "pequeño incidente" ocurrido durante el Cónclave de 1958.

"Yo estaba en el Cónclave asistiendo al Papa Roncalli, lo acababan de elegir, pero decidieron alargar el Cónclave para comunicarlo al mundo al día siguiente. Después de la cena me mandó ir a recoger unas cartas a su apartamento. Tenía que atravesar parte del Vaticano, pero me encontré con unos gendarmes que me bloquearon la entrada". Necesitaba el permiso del Cardenal Tisserant -entonces Decano del Colegio Cardenalicio-. Me dirigí al Cardenal Tisserant, era un hombre francés con mucha personalidad, y me respondió enfadadísimo: "¡Usted sale del Cónclave y queda excomulgado!".

El mayordomo volvió al Cónclave y se lo contó todo al Papa Juan, que le respondió: "¡Pues entonces sal y le dices al Cardenal Tisserant que si él te excomulga, luego el Papa te quita la excomunión!"

El mayordomo también recuerda que según el protocolo, después de ser elegido Papa, debía arrodillarse ante él y besarle el anillo. Al Papa Roncalli no le gustaban estos formalismos y le propuso un pacto: "Tú me besas el anillo solo por la mañana y lo mismo por la noche, pero no te arrodilles". De modo que a la mañana siguiente, cuando le abrió la puerta de la habitación le dijo mirando a la pequeña capilla del dormitorio. 'Ves al Santísimo, vete a arrodillarte ante Él".

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El mayordomo recordó decenas de escapadas en las que ayudó al Pontífice a salir del Vaticano para disfrutar de la ciudad de Roma. De todos los momentos que pasó junto a Roncalli, Gusso recuerda con especial cariño uno, cuando todavía siendo el Patriarca de Venecia, se armó de valor para pedirle un aumento de sueldo y poder casarse con su novia. Roncalli le respondió que no debía preocuparse por el dinero.

"Para envalentonarme me tomé una grappa –un licor típico italiano-, y le dije, eminencia, con esta paga no puedo casarme con mi novia". "Entonces el Papa me habló del Evangelio según San Mateo, que dice: '¿Ves las aves del cielo? No se preocupan por el día de mañana, no siembran, ni ahorran, y ninguna pasa hambre'. Tú no tienes que pensar en eso".

"Ese Evangelio me cambió la vida, confié en Dios y después el cardenal fue nombrado Papa". Para no olvidarse de este consejo, Gusso escribió con letra grande el Evangelio de San Mateo, Capítulo 6, Versículo del 24-34, y lo enmarcó en un gran cuadro. "Lo tengo puesto a la entrada de mi casa. Y cada día cuando entro y cuando salgo, lo leo, y me acuerdo de aquél día", concluyó.

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