Ayer Sony presentó un nuevo miembro de la familia Xperia Z. El nuevo mastodonte de los japoneses monta una pantalla de 6.4 pulgadas y un procesador de 2.2GHz. Bautizado como Sony Xperia Z Ultra, se acerca mucho más al tamaño de tablets como la Nexus 7 que a lo que muchos concebimos como smartphone y confirma la tendencia en el mercado a fabricar productos bajo la cada vez más utilizada etiqueta de phablets. Samsung Galaxy Mega, el próximo relevo de la ya famosa saga Galaxy Note (el Samsung Galaxy Note III que veremos próximamente o el nuevo Sony Xperia Z Ultra, ponen de manifiesto que las empresas tecnológicas están interesadas en desarrollar este tipo de productos. Pero el hecho de que las empresas tecnológicas apuesten por este tipo de bestias no significa que la gente los quiera y son muchos cuya opinión sobre los phablets es clara: se trata de smartphones demasiado grandes.

Lo mismo opino yo, francamente y creo que son muchos los argumentos que defienden mi opinión sobre los phablets: menos potencia generalmente, un tamaño descomunal que dificulta su manejo y un bolsillo que se nos queda pequeño para semejantes pantallas. Pero vayamos por pasos y veámos por qué en mi opinión los phablets no son más que una moda pasajera que pone en evidencia que la industria se está quedando sin ideas. Aunque una moda de la que ya llevamos escuchando demasiado tiempo.

No son cómodos

No es cómodo hablar con semejante aparato cubriendo toda tu cara. Tanto es así, que Sony ha incluido en su nuevo phablet un pequeño gadget que se conecta por bluetooth para hablar cómodamente. Es decir, además tener que cambiar mi armario para llenarlo de bolsillos capaces de albergar un dispositivo de 6.4 pulgadas, llevaré un pequeño dispositivo para recibir llamadas o haré el ridículo al ponerme mi flamante Sony Xperia Z Ultra en la cara cuando me llamen. Sencillamente, un despropósito. Con casos como éste, es normal que mi opinión sobre los phablets sea tan radical y contraria a estos.

No son útiles

opinión sobre los phablets Ya pasó con los netbooks en su día y hoy ya no se acuerda de esos mini portátiles que florecieron y se expandieron como a la velocidad de la luz. Los netbooks eran productos que estaban a mitad de todo y que por tanto no eran nada. Lo mismo sucede con los phablets: ni son una tablet ni son un smartphone. Ni se ven las películas tan bien como en un iPad, ni es tan cómodo consultar Twitter mientras ando como con un HTC One. Son una especie de mezcla que, ya aventuro, no cuajará. De hecho, si precisamente el iPad triunfó y relegó al olvido a los netbooks era porque era un producto bien definido y que ofrecía de manera óptima todo lo que prometía.

Son enormes

opinión sobre los phablets Mi opinión sobre los phablets es que son productos enormes que pueden resultar molestos a la hora de convivir con ellos a diario. Si la pantalla del iPhone 5 me parece excesivamente pequeña, pantallas como la del HTC One, el Sony Xperia Z o incluso el Samsung Galaxy S4 me parecen suficientes para afrontar el día a día y realizar todas las funciones que se le piden a un smartphone. Es cierto que acceder a contenidos multimedia y consumir video en estas pantallas es un lujo, pero también es cierto que en esta era multipantalla todos tenemos -al menos- un smartphone y un ordenador portátil y cada vez son más los que cuentan con una tablet para consumir contenidos. ¿De veras esa película no puede esperar a ser visto en tu Nexus 10? ¿O en tu ordenador?

Al final, como todo, el mercado manda. Pero el hecho de que Justin Bieber genere muchos ingresos no significa que sea un buen artista. Mi opinión sobre los phablets es parecida: puede que tengan su nicho, seguramente reporten muchos beneficios a la industria pero no son, en definitiva, una buena idea. Lo peor es que pone de manifiesto la necesidad de hacer algo nuevo, algo que vuelva a ser revolucionario y que cierre de una vez por todas la alarmante tendencia que postula que cuanto más grande, mejor.

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