En un verano pobre en fichajes, el Valencia realiza movimientos, sin embargo, en la cúpula. La punta del iceberg -la plantilla- del club permanece inamovible, bajo la premisa de Braulio de no comprar hasta que no haya ventas. El propio director deportivo advirtió que, de haber entradas, estas serán probablemente en agosto. Mientras, es en los despachos donde se gesta el principal cambio. Hoy toma posesión del cargo Luis Cervera como director general del club, la última cara nueva en la cadena de gestión. En él descansará la rutina del club, los asuntos cotidianos del mastodonte administrativo de la avenida Suecia. En las grandes decisiones -las que implican mayor movimiento de capital-, fichajes incluidos, Amadeo Salvo tendrá la última palabra como cabeza visible del Consejo. Con Cervera la entidad completa su regeneración societaria. A día de hoy, tanto en la entidad como en la Fundación, no queda ninguna de las grandes figuras que dominaron el Valencia no solo en el pasado inmediato, sino en las últimas décadas. En las altas instancias del club, tan solo la figura de Braulio Vázquez queda como bisagra entre el antiguo y el actual régimen valencianista.

Los demás órganos vitales del club presentan tejido nuevo; también más joven. Amadeo Salvo, 46 años, ejercerá de presidente institucional; él será la voz del consejo de administración, la cara visible de puertas afuera y máxima autoridad -dejando al margen el entramado de intereses económicos que custodian la entidad- en el nuevo Valencia Club de Fútbol. Al estilo de otros validos en anteriores directivas, como el propio Llorente en su etapa de consejero delegado, Cervera, de 44 años, será mano derecha del presidente. Ambos marcarán el ritmo en una directiva en la que se impone la promoción nacida a inicios de los setenta, parte de esa Generación X que ahora copa los órganos ejecutivos de grandes corporaciones y gabinetes de gobierno. Excepto Juan Sol y Jose Manuel Palau, ninguno de los consejeros ha cumplido los cincuenta.

Un peldaño más abajo, entre todos los nuevos ejecutivos el más joven es Rufete, encargado de pulsar un nervio tan sensible para el nuevo proyecto como es la cantera. El exjugador del Valencia, de 36 años, hace apenas dos temporadas aún vestía de corto en el Hércules, donde, por cierto, tuvo como técnico durante nueve partidos a Miroslav Djukic. El técnico serbio es, de todas las novedades, el único que tendrá una casilla reservada en los álbumes de cromos. Sensiblemente más joven que su predecesor -47 primaveras del serbio por las 49 de Valverde-, en torno a Djukic pivota el proyecto deportivo; sobre él recaerán los focos y él aglutina toda la expectación de los aficionados. Colindando -sino solapándose- con el club trabajará la Fundación, liderada por un Aurelio Martínez que es el más veterano de todos los mandatarios, con 66 años. En estos nombres recae ahora la tarea de aliviar los más de 300 millones de deuda que oprimen al club e impulsar el proyecto deportivo. El Valencia suelta hoy definitivamente amarras con su pasado.