Los vecinos de la plaza Pintor Segrelles, en el barrio de Arrancapins, se despertaron ayer con una desagradable sorpresa. Los restos de la fiesta que la comisión Pintor Segrelles, en concreto, las cenizas de una pequeña hoguera de Sant Joan que quemaron los integrantes de la falla aproximadamente a la medianoche del sábado al domingo seguía en la calle a media mañana de ayer, según indicaron varios vecinos a este diario.

El presidente de la comisión, Miguel Pellicer, indicó que normalmente recogen ellos mismos los residuos dejados por la tradicional verbena de Sant Joan. «Quitamos las mesas, las sillas, la pequeña discomóvil...», relató Pellicer. La fiesta transcurrió con normalidad, sin que hubiera ningún incidente con los vecinos. A las 3 horas se apagó la discomóvil.

Los problemas llegaron por la mañana. Algunos vecinos de la zona indicaron que los restos de la falla permanecían en una zona señalizada por marcas viales sobre la que no se puede cirulcar ni estacionar. «Da mala imagen», indicaron las mismas fuentes. Pellicer explicó que no sabe qué pudo pasar. Los residuos de la hoguera, de pequeñas dimensiones, fueron retirados durante el transcurso del día, según pudo saber este diario.