La junta de accionistas de Banco de Valencia celebrada hoy ha certificado la desaparición de la entidad centenaria, de la que solo se mantendrá el nombre en su territorio natural, un hecho al que parece que se ha resignado ya una buena parte de los accionistas históricos.

A pesar de que muchos de los socios minoritarios que han intervenido hoy en la junta se han mostrado decepcionados por la fusión de un banco que sienten como propio, como ya habían manifestado en anteriores juntas, se ha evidenciado una menor participación y "beligerancia", quizá como signo de claudicación ante lo inevitable.

No obstante, los accionistas no han dejado de expresar sus quejas por la gestión anterior de la entidad y también desde que se convirtiese en un banco intervenido hasta su venta por un euro a CaixaBank, grupo en el que quedará integrado el Banco de Valencia de forma definitiva el próximo mes de julio.

Entre otros "silencios" de personalidades del sector empresarial valenciano, ha sido elocuente el de la extinta asociación Pro Banco Valencia, dirigida por Vicente Simó, que fue constituida ex profeso para la defensa de los intereses de los accionistas minoritarios ante la absorción.

En cambio, la Plataforma de Afectados Banco Valencia ha planteado de nuevo, como en las últimas juntas, una extensa batería de preguntas, cinco folios, sobre el canje de acciones y la actuación de las sociedades participadas.

A título particular, agricultores o empresarios de toda la provincia de Valencia han relatado en las diferentes juntas los dramas familiares por los que han pasado, siempre relacionados con la evaporación de los ahorros de toda la vida.

Pese a la efusividad de algunas de las intervenciones, el grueso de los accionistas minoritarios había asumido ya que la abrumadora mayoría de CaixaBank en el capital social de Banco de Valencia (98,9 %) les impedía promover con éxito cualquier iniciativa.

El presidente de Banco de Valencia, Marcelino Armenter, ha sido la diana de las críticas referidas al canje de las acciones, sustituyendo en este desagradable papel a los gestores del FROB, que también tuvieron que escuchar acusaciones, alguna más impulsiva que otra, sobre el pasado, presente y futuro de una entidad financiera de referencia en Valencia.

Con los títulos de los accionistas minoritarios diluidos y una dirección en manos del grupo catalán, Banco de Valencia inicia una nueva etapa en la que CaixaBank pretende reafirmar su compromiso con el desarrollo económico y social de la Comunitat Valenciana y Murcia.

Según CaixaBank, el apoyo a las pymes, a las iniciativas emprendedoras, y a la atención de las necesidades de los clientes particulares y del ahorro y la inversión, serán los ejes de su actuación a partir de ahora.

Los valencianos y castellonenses seguirán viendo el rótulo de Banco de Valencia; eso sí, acompañado del grupo bancario al que ha quedado vinculado tras un proceso que se inició el 21 de noviembre de 2011.