«No entiendo que puede estar sucediendo en tu país para que tenga trabajando en mi restaurante a gente con licenciaturas, ingenierías e incluso doctorados», explica Virginia Pavía que le dicen sus jefes del Mc Donald´s de Londres en el que trabaja. Esta joven de Riba-roja licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas es una de los cientos de valencianos que han emigrado al Reino Unido, fundamentalmente por dos razones. Las escandalosas cifras de paro juvenil, que han expulsado del mercado laboral tanto a los más preparados como a los menos, y las ansias por perfeccionar el inglés, una lengua vital para trabajar en el mundo globalizado y que, pese a la propaganda de las distintas administraciones, totalmente maltratada en el sistema público de educación.

Virginia probó suerte en Barcelona tras unas prácticas y se dio cuenta de que encontrar empleo era prácticamente una «misión imposible». Entonces decidió irse a Londres a trabajar y a mejorar el nivel de inglés, «algo que te exigen todas las empresas». «Encontré un puesto nada más llegar y a los 15 días era indefinida», explica.

Y es que Reino Unido es un verdadero paraíso para encontrar un trabajo rápidamente, eso sí, duro y mal pagado. «Emigré a Oxford porque tenía un contacto y no me fue difícil encontrar un empleo», apunta Begoña Romero, una joven de Carcaixent licenciada y con máster en Periodismo que viajó a las islas «para sumar otro idioma a su currículum y una nueva experiencia vital». Begoña también trabaja en la hostelería y alaba las posibilidades que da Inglaterra para crecer profesionalmente. «Debes ganarte la confianza de las empresas, tener referencias y ser un trabajador responsable», apunta esta joven, que lleva casi un año residiendo en esta ciudad universitaria. Aunque el salario le da para los gastos y poco más, asegura que el Gobierno británico «da muchas posibilidades a los inmigrantes para estudiar inglés». Mientras perfecciona el idioma, Begoña espera a que la crisis escampe en España y a que le dé la oportunidad que sí ha tenido en un lugar tan lejano y paradisíaco como Las Azores. En esta isla portuguesa, al contrario que en Valencia, sí que pudo ejercer de periodista.

Más pesimista con su situación en Londres es Pablo Plaza, un licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Politécnica que anuncia que regresará en unas semanas a Valencia a estudiar un máster. Pablo estuvo trabajando, sin experiencia, como cocinero en un restaurante japonés. «Tras cinco meses con el peor horario que se podía tener, haciendo muchas más horas que las estipuladas en el contrato y por problemas físicos y de motivación decidí dejar el empleo», explica el joven, que no ha encontrado nada en la ciudad «acorde con mi formación profesional».

«No es tan fácil como lo pintan algunos», se lamenta. Además, añade, «podía solo aspirar a pasar de cobrar 6,49 libras a 7, después de más de un año en la misma empresa. Pablo explica que hay mucho trabajo en la ciudad, pero da cuenta de un fenómeno que estalló a principios del 2000 y que se ha agudizado con la crisis. Valencianos y españoles inundan Reino Unido. «Estamos por todas partes y eso impide perfeccionar el inglés. No recomendaría a nadie que quisiera aprender la lengua a que venga a Londres», asevera. Pablo reconoce que en comparación con Valencia, la capital británica «es el paraíso». «Puedes conseguir dinero rápido pero el sueldo se te va en el transporte y las habitaciones, de tres por cuatro metros cuadrados. Así poco queda para el ahorro», explica.

Reyes Samuel Llagaria, de 24 años, reside también en Londres y asegura que le costó más de cuatro meses encontrar trabajo. Ha estudiado un grado superior de Desarrollo de Aplicaciones Informáticas y un año de Ingeniería en la Universidad Politécnica y trabaja desde hace una semana en un panadería-cafetería. «Me fui a la aventura y empecé a buscar trabajo recorriéndome todo el Sur de Londres y no conseguí nada. Recomiendo a quien quiera venir que busque empleo por internet», argumenta.

Carmen Navarro, de Onda, es una excepción entre la colonia valenciana de Reino Unido. Es licenciada en Comunicación Audiovisual y realizó su Erasmus en Suecia, lo que le ayudó a conseguir un buen nivel de inglés. No encontró trabajo en su sector en España y en Inglaterra todavía no ha parado de trabajar. Primero en una pequeña isla del Sur de Reino Unido y ahora en Londres como editora freelance para diferentes empresas.

Carmen es autónoma pero no paga mensualmente como en España, sino un 20 % de lo que gane al final de año irá a parar a las arcas del país que le acoge, pero si supera las 10.000 libras, casi 12.000 euros. Unas medidas para los emprendedores que facilitan el arranque de cualquier negocio.

Esta profesional valenciana vive en la residencia Pentland House, de Londres. Convive con una decena de valencianos que también han ido a perfeccionar el inglés y a buscar el trabajo que no encuentran en España. Muchos de ellos también trabajan en el sector hostelero. «Me doy cuenta cuando trabajo de que estamos más preparados que los ingleses que tienen nuestros mismos estudios», defiende.

Tanto Begoña, como Virginia, Carmen o Pablo aseguran que el trato que reciben del país al que han emigrado es bueno y conocen a muchos valencianos que se han beneficiado de ayudas sociales, como por ejemplo para el alquiler o la formación en inglés. También están de acuerdo en que el número de españoles en las islas ha aumentado exponencialmente en los dos últimos años. De momento no han observado síntomas de rechazo, pese a determinados discursos políticos xenófobos que se reflejan en los medios de comunicación.

Licenciados e ingenieros ejerciendo en la hostelería, pero también enfermeras trabajando en hospitales o farmacéuticas en boticas. La clave es dominar el ingles.

BEGOÑA ROMERO

De las Azores a Oxford

Begoña Romero, licenciada en Periodismo y máster en RNE, ha trabajado como periodista en las Islas Azores (Portugal) y ahora se ha marchado a Reino Unido a reforzar el inglés. Trabaja en un restaurante de Oxford y se aprovecha de los cursos de lengua que le ofrece el país al que ha emigrado. Espera a que la situación económica de España mejore para regresar a trabajar de la profesión en la que está cualificada.

REYES LLAGARIA

Cuatro meses para encontrar trabajo en una cafetería

Reyes Samuel Llagaria estudió un grado superior de Desarrollo de Aplicaciones Informáticas y un año de ingeniería en la Universidad Politécnica de Valencia. Quiso marcharse al Reino Unido para vivir una experiencia, «como mis amigos», aunque le costó encontrar una trabajo en una panadería-cafetería cuatro meses. Apunta que hay muchos españoles en Londres.

PABLO PLAZA

Licenciado que trabajó de cocinero

Harto de no encontrar un empleo en Valencia tras licenciarse en Comunicación Audiovisual decidió emigrar al Reino Unido. Allí trabajó, sin tener experiencia, como cocinero en un restaurante japonés. Recomienda no viajar a Londres para estudiar inglés porque hay demasiados españoles. Regresa en breve.