En el primer cumpleaños de Alberto Fabra como presidente del PPCV, celebrado el sábado en l'Oceanogràfic, hubo dos imágenes en vivo y otra en vídeo que no pasaron inadvertidas. La primera, los enormes tiburones que rondaban por el acuario gigante que servía de decorado para los parlamentos. Por contraste con los ministros Luis de Guindos y Jose Manuel Soria, Rita Barberá, Alfonso Rus y otros invitados a la fiesta, los escualos pusieron la nota tierna, al ser quizás las criaturas más inofensivas para el presidente Fabra. La segunda estampa que sorprendió a los presentes estaba en primera línea sobre el escenario. Siete letras -"alberto"- con las que se quiso transmitir el carácter "cercano" del presidente, cuyas virtudes se glosaron en el vídeo proyectado en el acto y que recreó momentos del congreso del PP en Alicante, cuando tomó las riendas del partido.

"No os puedo prometer un camino fácil, tenemos por delante una senda cuesta arriba...", decía el presidente, en tono de estadista, en la grabación que, a modo de homenaje, le regaló el partido para destacar que Alberto es, además, "ejemplar". En tiempos de recortes, cuando los eventos y grandes proyectos son solo una estela de escándalos judiciales, el último y único gran proyecto del Consell tiene siete letras, que van de la "a" hasta la "o". El 35% de los valencianos no sabe quién es su presidente y quienes lo conocen, mayoritariamente no se fían. En esas está el 68% de los ciudadanos que sí se enteraron de que un 28 de julio de 2011 Alberto Fabra Part tomó posesión como nuevo inquilino del Palau. Pese a aplicar la llamada doctrina Fabra, consistente en destituir o forzar la dimisión de todo aquel que resulte imputado, tres de cada cuatro valencianos piensa que el Gobierno de Fabra no es honrado.

Con ese panorama, de escasa proyección y peor valoración se puso en marcha el plan de venta de la marca "Alberto" como virtuoso que destaca por encima del partido. Ha logrado "20.000 nuevos afiliados" a la formación de la gaviota en el año que lleva al frente del partido. Lo subrayó, en el vídeo, el secretario general, Serafín Castellano. "Todas las medidas que adopta Alberto parten del sentido común. En el momento más complicado de la historia, se dedica en cuerpo y alma a esta tierra", destacó el vicepresidente José Císcar.

En el congreso de Alicante, la alcaldesa Rita Barberá y Alfonso Rus predicaron la abstención para castigar al presidente por su decisión de situar a Castellano de secretario general. Con todo, Rus se ha rendido a una de las virtudes de Fabra: la austeridad. "Tiene las ideas muy fijas, tanto tengo, tanto gasto", destacó el presidente provincial.

La vicesecretaria de organización, Marisol Linares, explicó a este diario que la austeridad va con el "carácter" del presidente. Austeridad que se ha impuesto en los detalles de la propia organización de un acto en cuyo escenario destacaban las citadas siete letras, construidas en corcho, que no debutaron el sábado. Se utilizaron en la campaña de las municipales de Castelló de 2011, en las que el hoy presidente retuvo la vara de mando con el lema "Alberto, alcalde". Sin apellido ni posibilidad de confusión con Carlos Fabra.

Letras para resaltar la cercanía

La repesca de esas letras fue idea de Linares. En el transcurso de una reunión sobre el acto, recordó que en aquella campaña se usó ese atrezzo. "Se me encendió la luz y caí en la cuenta de las letras. Entonces llamé a Castelló y pedí que se buscaran", explicó Linares. La búsqueda dio sus frutos. Las tres vocales y cuatro consonantes fueron localizadas en la sede castellonense del partido. "El jueves por la tarde llamaron para decirme que estaban localizadas", recuerda. "Con esas letras se quería resaltar la figura del presidente como hombre cercano", explica Linares.

Un empleado del partido se desplazó a Castelló y el viernes llevó las letras a l'Oceanogàfic. Ahí se percataron de la necesidad de repintar, trabajo que se hizo ya sobre el escenario. El spray "azul ducados", color corporativo del PP, fue comprado por una empleada en una ferretería cercana a la sede valenciana de la Calle Quart. Hubo que hacer, cúter en mano, algunos remiendos para disimular los golpes y desperfectos sufridos por las letras. Para que el nombre Alberto quedara perfectamente acicalado.