Santiago Calatrava reapareció ayer en Oviedo para declarar en la primera sesión de lo que promete ser el gran juicio a su gran proyecto en la ciudad asturiana, el Palacio de Congresos de Buenavista, un edificio cuya cubierta, defendió el arquitecto, «se puede mover».

A pesar de los problemas en la ejecución de este elemento que llevaron a dejarlo fijo, Santiago Calatrava sostuvo en el juicio que la cubierta se tuvo que dejar inmóvil por «prisas» y «falta de interés» por parte de Jovellanos XXI, empresa promotora y que le ha denunciado por este supuesto fallo técnico.

La cubierta del palacio fue sólo una de las polémicas patas sobre las que reposó su testimonio en una causa en la que él es el primer demandante, a través de su sociedad suiza, para reclamar a Jovellanos XXI el pago de 9.285.000 euros por impagos en sus honorarios. La empresa plantea, a su vez, una contrademanda por incumplimientos de contrato y daños provocados por defectos en el diseño y dirección de la obra por la que exigen a Calatrava 25 millones.

La vista, en el juzgado de primera instancia número 10 de Oviedo, dio pie a Calatrava a defender su cubierta móvil, similiar, dijo, a las del museo de Milwaukee. «Era un hito especial que hacía de Oviedo un punto de encuentro universal, lo he visto recientemente y es algo de lo que todos podemos estar orgullosos. Y la cubierta móvil es, sin lugar a dudas, su seña de identidad».

¿Por qué se dejó, entonces, fija?, vino a preguntar, de diversas maneras, el abogado de Jovellanos XXI. Según Calatrava, «los soldadores no daban la talla» y tampoco fue una buena idea que la empresa echara de la obra en una ocasión a la UTE Buenavista encargada de estos trabajos.

Jovellanos XXI trató de probar que Calatrava no cumplió el contrato, desatendió la obra y modificó completamente los planes y los presupuestos. Calatrava defendió, así, que él nunca tomó decisiones por su cuenta -«un arquitecto no decide de manera autocrática»- y sugirió que las modificiaciones presupuestarias son furto de haber entrado «en una dinámica de cambios y prisas».

Porque eso es lo que se pregunta y que esgrime Jovellanos XXI. La empresa defendió que había cumplido con el contrato, reveló que Calatrava ya ha cobrado 23 millones por sus honorarios y detalló que sólo el Palacio de Congresos pasó de un presupuesto de 38 millones en 2002 a otro de 51 en 2005 y 80 millones en 2011.