La incapacitación de Alfredo Di Stéfano, solicitada por sus cinco hijos, se vislumbra como algo muy complicado por no decir imposible. Fuentes jurídicas consultadas por Levante-EMV estiman que la petición de los descendientes del presidente de honor del Real Madrid se toparán con un escollo no menor: «demostrar que no rige bien» alguien que todos los días aparece en los medios de comunicación y hasta el momento no ha dado síntomas de comportamiento extraño. El juez es el único que tiene potestad para declarar incapacitada a una persona, para lo que debería someter al extécnico del Valencia CF «a un exhaustivo estudio, con la participación de éste en el proceso». Se le llamaría en presencia del magistrado, que de encontrar indicios de alguna deficiencia le sometería al exámen médico por parte de un forense.

De nada sirve, pues, según los especialistas en la materia, que los hijos aleguen en su solicitud «una exploración clínica previa que le fue practicada por un doctor en medicina, especialista en psiquiatría». Di Stéfano debería pasar otra revisión, que sería la que determinaría en todo caso si las sospechas de sus hijos son fundadas, o no. El anuncio de matrimonio de La Saeta con su secretaria, la periodista costarricense Gina González, cincuenta años más joven, parece el detonante de la situación. Sin embargo, los hijos sostienen que la petición de promover la incapacitación ya era previa. En el fondo, a nadie se le escapa, subyacen los derechos hereditarios. «No podemos dejar de significar la ruindad que representa su mera invocación en la actual situación; con todo, queremos recordar ahora que, con ocasión del fallecimiento de nuestra madre, decidimos todos los hijos, unánimemente, ceder el usufructo de nuestra herencia materna en favor de nuestro padre, lo que evidencia que ningún interés espurio subyace en nuestra iniciativa», manifestaban sus desdendientes en un comunicado conjunto.

Silvana, Alfredo, Helena, Sofía María e Ignacio Di Stefano Freites insisten en «el extraordinariamente delicado y frágil» estado de salud de su padre. Ello no es suficiente para incapacitarle, insisten los expertos. Según el Código Civil, «incapaz» es quien no tiene posibilidad de autogobierno ni de administrar sus bienes, por una enfermedad o a una deficiencia. Di Stéfano abandonó hace cuatro semanas el hospital La Fe tras someterse a una control cardiológico y según los médicos que le atendieron «tenía corazón para mucho tiempo». El propio exentrenador agradeció al abandonar las instalaciones sanitarias el trato recibido, insistiendo en que todo «había salido bien». Su apariencia física, más allá de ir en silla de ruedas, no delataba mayores problemas. La polémica estaba garantizada desde que el pasado domingo, en una entrevista, Di Stefano anunciase su intención de contraer matrimonio con Gina González, de 36 años. El mismo ya adelantaba que sus hijos se tomarían a mal tal pretensión, pero que no le importaba. Ayer, por momentos, el portal de Vanitas.com aseguró que la novia había decidido abandonar España tras pasar por una entidad bancaria para sacar una fuerte suma de dinero. Algo desmentido por González, quien aseguró que sigue en Madrid y que está «muy preocupada» por no poder ver a su novio.