Emilia Moreno de la Vieja, (Madrid, 1961) acaba de ser elegida secretaria general de CGT-PV, un cargo que ya ocupó entre 2004 y 2006. Sustituye en el puesto al veterano empleado de la Ford Almussafes Antonio Pérez Collado. Trabajadora de la Universitat de València, entró en dicha organización en 1995. Es administrativa del Col.legi Major Rector Peset, antes desempeñó tareas semejantes en la Facultad de Economía y la Escuela de Fisioterapia. También fue empleada del grupo Boluda, así como de una asesoría jurídica de Madrid. Es liberada del sindicato de la administración local de Valencia de CGT-PV desde 2012.

¿Cuáles son son sus prioridades al frente de CGT-PV?

La palabra que más se ha utilizado en el proyecto del nuevo secretariado ha sido coordinación. Nos parece importante tanto dentro como fuera de la organización. Hay un tejido heterogéneo de federaciones territoriales, algunas muy pequeñas y que necesitan todo el apoyo para consolidarse. Y fuera, porque siempre ha sido importante el crear redes entre las organizaciones, plataformas y movimientos de base ante el apabullante retroceso en derechos y prestaciones.

¿Es momento para un gran pacto económico, político y social con vistas a salir de la crisis?

¿Pacto entre quienes? Los gobiernos ya han tenido múltiples oportunidades de demostrar una mínima voluntad de afrontar los problemas desde la perspectiva de las personas y no de los capitales y no ha habido ni una sola respuesta, ningún pacto que aproveche a la sociedad puede salir de dirigentes, empresas o bancos. Es hora de autoorganizarse y comenzar a acordar desde las bases.

El discurso anarcosindicalista es minoritario en la sociedad.

Existe desinformación. El discurso oficial es simplista y muy manipulador. De hecho ya han salido por parte del Ministerio del Interior declaraciones sobre de la formación de grupos anarquistas con clara intención de desacreditar y criminalizar cualquier voluntad de buscar soluciones al margen de las oficiales y el control férreo de los grandes capitales.

La Comunitat Valenciana es líder en España en tasa de paro, ¿a qué lo atribuye y qué soluciones propone?

Las tasas de paro son muy superiores a la de países de Europa con tan graves problemas como Portugal y Grecia y comparables a las de otros en situación de guerra como Afganistán o Palestina. Aquí se fomentó la gran fiesta del ladrillo y los eventos en lugar de apoyar a los sectores industriales. Hay una absoluta incapacidad o falta de voluntad de cambiar la dirección. Existen proyectos respetuosos con el medio ambiente, fuera de las lógica del consumo con planteamientos de decrecimiento, solidarios y asamblearios, que demuestran que es posible salirse fuera del sistema que nos imponen.

Prevé un aumento de la afiliación y de número de delegados con la crisis?

En un país con más de seis millones de personas paradas, con la desaparición o fragmentación de las grandes empresas y donde el trabajo de calidad ha llegado casi a su desaparición para un muy elevado sector de la población, hacer previsiones es muy complicado. Se ha incrementado la afiliación, aunque para las personas paradas de larga duración es complicado pagar una cuota. Tenemos alrededor de 8.000 afiliados.

¿Y cuántos liberados?

Pocos. Dentro de la organización puede haber media docena.

Con los recortes, los sindicatos se quedan sin apenas fondos para gestionar formación.

La formación ha sido desde hace mucho tiempo una forma de financiación colateral de los sindicatos mayoritarios. Las fuentes oficiales de ingresos son la afiliación y los ingresos que se hacen desde el Gobierno por número de delegados, reguladas y transparentes. CGT no ha utilizado la formación como vía de financiación y en estos momentos tiene menos problemas que otros, aunque son malos tiempos.