La incertidumbre erosiona como la gota malaya al actual Valencia Club de Fútbol. Poco a poco, la situación de perpetua interinidad agujerea la estructura ósea del equipo, que un día se queda sin presidente, al otro vacila el entrenador, y mientras con la austeridad en el horizonte, el porvenir sigue sin sentar bases, aplazándose todo al 4 de junio. Las dudas han acabado por afectar al jugador franquicia del Valencia de hoy y sobre el que se presume va a gravitar el Valencia del mañana: Roberto Soldado.

Ayer, aprovechando un acto del club, el segundo capitán y referente del equipo habló del futuro. Convertido en ídolo de Mestalla, Soldado volvió a expresar que "ojalá" pueda retirarse en el Valencia, pero a continuación matizó su discurso. "No sabemos qué expectativas tiene puestas en el proyecto la gente que entra, si necesitan dinero, si me quieren vender...", precisó, dejando su futuro inmerso en la niebla.

Soldado incidió en la idea de que quienes tienen que asumir el mando de la entidad "todavía no saben nada" y les urgió a presentar un esbozo del proyecto deportivo "lo antes posible". "Necesitamos esa tranquilidad", subrayó el futbolista.

Sus declaraciones, salpicadas de "ojalás", dejan entrever que el club tiene hoy raíces endebles, y eso lo deja a merced de las ofertas de otros clubes. Ni siquiera Soldado, que renovó el año pasado por cinco temporadas más poniendo su nombre al servicio de la institución, ni siquiera el último hombre de club en Mestalla, puede asegurar su continuidad en verano. Precisamente su nombre es uno de los más atractivos en el mercado, él también lo sabe y la demora en la presentación del nuevo Valencia juega en contra.

Estas declaraciones no son las primeras del delantero en este sentido. Hace unas semanas ya manifestó la "duda" instaurada en el vestuario tras la dimisión de Llorente. Esa duda se agranda con el tiempo y absorbe las perspectivas de los jugadores sobre su vinculación a la entidad. Hasta que un nuevo presidente dé voz al Valencia, solo existen conjeturas, por ejemplo en torno a una posible reactivación de la cantera. "A lo mejor la gente no sabe esperar", advirtió Soldado al respecto, aunque considera ese "un proyecto bonito e ilusionante". Y de nuevo, "ojalá". "Ojalá nos guste a todos", manifestó, manejándose irremediablemente entre hipótesis.

Los titubeos de Soldado no son más que un reflejo del estado de ánimo de buena parte del vestuario. Mathieu, por ejemplo, se suma a la indecisión de Soldado con otro carro de dudas sobre su continuidad. Su agente ha pasado por aquí esta semana para tratar su renovación, pero en lugar de respuestas, llegó a Valencia con un montón de preguntas: ¿seguirá el entrenador? ¿A qué aspirará el próximo Valencia?

Sin una sola respuesta se debió de marchar, emplazado también al 4 de junio. Mathieu, hasta entonces, tampoco se comprometerá con el Valencia. Cuando se le pregunta, deja siempre un pie en Mestalla y el otro a la intemperie, por si acaso llega esa oferta "top" que le proporcione estabilidad. También se mueve en la duda Adil Rami. Su nombre figura entre los activos más interesantes para hacer caja en club. El francés es de los jugadores con mayor tirón de la plantilla, él sabe que puede ser su momento para saltar a un club con mayores aspiraciones, y algunos de sus últimos movimientos dejan entrever que podría estar planeando su salida de Valencia. Por ejemplo, que baraje cambiar de agente en un futuro próximo, sustituyendo al actual por un miembro de su familia, algo habitualmente ligado al interés por posibles comisiones en un traspaso.

De los miembros de la actual plantilla, solo Ricardo Costa ha sellado su confianza en el nuevo proyecto con un contrato. El internacional portugués, de 32 años, sí ha garantizado su continuidad en Mestalla. Hasta la fecha es el único que no ha envuelto su futuro en condicionales. Los demás baluartes del equipo aguardan a que finalice esta transición. Una demora preocupante cuando hasta el totémico Soldado se tambalea.

El Athletic alimenta la indecisión de Valverde

El hombre que encabeza la cofradía de los indecisos en el vestuario de Mestalla es, precisamente, el patrón de la nave. Ernesto Valverde estuvo a un paso de comprometerse con el club, pero a las pocas horas de dar un paso adelante, la dimisión de Llorente le hizo recular unos cuantos kilómetros. Desde entonces, el entrenador ha mantenido que solo decidirá tras hablar con el nuevo presidente, presumiblemente Amadeo Salvo. Sin embargo, pese a que el propio Salvo se reunió con él para establecer vínculos, el técnico extremeño huye de los cantos de sirena. Él reclama un presidente con cargo y un proyecto nítido.

Las dudas sobre la continuidad de Valverde se alimentan ahora desde Bilbao. Bielsa no continuará en el Athletic cuando acabe la temporada y el nombre de Valverde gana fuerza en San Mamés. Las suspicacias del técnico acerca del futuro Valencia refuerzan los intentos del Athletic por hacerse con él, que sigue sin dar pistas. Mientras, el vestuario de Mestalla pide la continuidad de su entrenador. "No es nada agradable sufrir otro cambio en el banquillo y en la plantilla estamos muy contentos con Ernesto. Está haciendo un buen trabajo y hemos mejorado bastante", manifestó ayer Roberto Soldado. El futuro de varios jugadores está en el aire y una de las cosas que precisan saber es si Ernesto Valverde será su jefe. El entrenador guarda silencio, la Fundación no puede actuar y solo el Athletic mueve ficha.