Dos chicas adolescentes internadas en el centro de recepción de menores de Valencia „adonde recalan niños y adolescentes con medidas de protección por problemas familiares„ agredieron, robaron, secuestraron y amenazaron con matar el viernes por la noche a la educadora que las vigilaba. El objetivo de las dos jóvenes, de 15 y 16 años y con antecedentes judiciales, era fugarse del centro. Y lo consiguieron: Lograron salir del centro de menores tomando a la educadora como rehén mientras la amenazaban con un objeto punzante. Luego, tras retenerla y obligarla a caminar con ellas durante un kilómetro, las dos chicas se subieron a un taxi y dejaron abandonada y libre a la educadora. Según fuentes del centro, las dos adolescentes seguían ayer en búsqueda y captura.

Los hechos fueron confirmados ayer por la Dirección General del Menor de la Generalitat y constan en una denuncia policial, interpuesta a la 1.25 horas de la madrugada del sábado, a la que ha tenido acceso Levante-EMV.

Entre el contenido de la denuncia y la información proporcionada por el personal del centro de recepción que pide no ser identificado, el relato de lo sucedido empieza a las once de la noche en el ala femenina de este centro de menores. Hay tres chicas internas y una de ellas está en su habitación, tal vez conocedora de la pretensión de sus compañeras. Las otras dos menores se ponen a peinar a la educadora como si de un juego se tratara. De repente, una de ellas le tapona la boca con una toalla empapada en amoniaco mientras la otra adolescente le golpea en la cabeza con una plancha para el pelo. Después de más golpes, las chicas amenazan a la profesora con un objeto punzante y diciéndole: «Si gritas te matamos, si haces cualquier gesto te matamos», según consta en la denuncia.

En ese momento, le quitan las llaves del cuarto de educadores y cogen de allí sobres con dinero de las pagas de los internos y le roban a la educadora su teléfono móvil (un Samsung Galaxy Ace). A continuación, como la profesora había sangrado por la cabeza a causa de los golpes recibidos, le limpian la cabeza y la cara para que nadie se percate de lo ocurrido y la obligan a salir con ellas del edificio con una premisa: Que le dijera a la vigilante de seguridad que iban a salir afuera para fumarse un cigarrillo. Así lo hizo la profesora en un momento de gran tensión para ella.

Una vez en el exterior del centro de menores, las adolescentes la obligaron a acompañarlas hasta el Palau de les Arts, a un kilómetro de distancia de este centro tutelar y asistencial situado en una calle perpendicular a la Avenida de la Plata. Una vez en el Palau de les Arts, las chicas se subieron a un taxi en dirección a El Saler y dejaron libre a la educadora, de poco más de 30 años, tras esta especie de «secuestro» o «retención» por la fuerza. Luego fue a un centro sanitario en el que le pusieron grapas en la cabeza para cerrar la brecha ocasionada por los golpes con la plancha del pelo.

La Dirección General del Menor, que corroboró las agresiones, las amenazas y la fuga, aseguró ayer que se han denunciado los hechos por parte del director del centro tanto a la Fiscalía como a la Policía, todo ello con el fin de localizar a las menores. Asimismo, un portavoz de la Generalitat aseguró que «la educadora ha sido acompañada en todo momento por el director del centro y recibirá el apoyo correspondiente por parte de la Dirección General del Menor».

Circunstancias proclives

El personal del centro consultado por este periódico denuncia algunas circunstancias que, en su opinión, favorecen la existencia de estos episodios violentos. Por ejemplo, que el ala de las chicas esté cerrada „a diferencia del de los chicos„ cuando el centro es de régimen abierto. También denuncian que en el centro se mezclan perfiles de menores muy problemáticos „que han cumplido medidas judiciales con reingresos constantes„ con otros chicos que, simplemente, están en desamparo. Por último, las fuentes consultadas aseguran que a pesar de que la ley dice que el periodo de estancia en este tipo de recursos provisional y transitorio «no debe superar los 45 días», hay muchos jóvenes que superan ampliamente ese periodo sin ser derivados al recurso adecuado (como un centro de acogida) o su retorno a la familia (si la situación que generó el ingreso se ha solucionado). «Esto es un riesgo para los educadores y también para los otros menores no problemáticos», añaden las mismas fuentes.

El personal consultado subrayó ayer las condiciones deficientes del centro en aspectos materiales y reclamó que la Conselleria de Justicia y Bienestar Social ponga más medios en un recurso que alberga a una treintena de menores.