Los libreros y editores que participan este año en la Feria del Libro se aferran al último fin de semana del encuentro para salvar en la medida de los posible la caja. Aún así, los resultados no pintan nada halagüeños después de las condiciones meteorológicas de sus primeros cinco días, la situación económica y el frenazo en el consumo. Y no sólo de los visitantes adultos sino también de los escolares que tradicionalmente recorren por las mañanas el Paseo Antonio Machado de los Jardines de Viveros.

Una consulta de campo realizada ayer en diferentes puntos de la Feria daba como resultado un descenso medio en torno a un 20/25% en el apartado de las ventas. El barómetro quizás no tendría tanta trascendencia de no ser porque el dato no es con relación a una edición de la feria en una coyuntura boyante sino que lo es con respecto al pasado año donde la crisis ya hizo mella y agudizó la caída de ventas.

Aún así, hay cierto optimismo con los dos últimos días de Feria que, al menos, sí garantizan una notable presencia de visitantes como es lo habitual en el último fin de semana de todas las ediciones.

"Sí se ha notado", apuntaba ayer uno de los participantes quien añadía que" a poco que vaya bien nos quedaremos en torno a un 5/10% menos de recaudación que el pasado año".

Por lo general, la recaudación anual que los libreros vienen realizando durante las últimas ediciones de la Feria del Libro oscila entre los seis mil y los dieciocho mil euros. Para muchos de los participantes, la Feria suele ser una oportunidad para cuadrar las cuentas del primer semestre del año y si los resultados son buenos incluso equilibran el ejercicio.

Pero después de 33 meses de caída del consumo, el sector del libro no resulta ajeno a la crisis. Además, los participantes han de hacer frente a los gastos de alquiler de las casetas, la seguridad y la promoción. El precio del alquiler oscila entre los 780 euros por un expositor y los 1900 si se opta a tres contiguos. Más cara resulta la participación institucional.

Según los libreros consultados, el descenso en la recaudación lo atribuyen en un cincuenta por ciento a las condiciones meteorológicas y otro cincuenta al descenso en el consumo.

Pero hay otros datos más de carácter sociológico que muestran la evolución del consumo. Como es el hecho de que un 25% de los asistentes no suele pagar en metálico sino con tarjeta o que el presupuesto de los adolescentes y niños ha descendido también hasta situarse entre los cinco y los diez euros.

Un participante en el encuen- tro lo resume de forma clara y en pocas palabras. "El primer domingo con lluvia había cien personas, pero compraron. El primero de mayo eran miles y las cajas fueron las normales".