¿Qué es la Fundación Economía y Salud?

Se creó a finales del año pasado y uno de sus fines es asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario. No estamos de acuerdo con la política que se está siguiendo de recorte de servicios, eso debe ser lo último. Antes debe haber un ajuste de los servicios, es decir, seguir haciendo lo mismo de la forma más eficiente, lo que contribuye a reducir el gasto. También se puede reducir el déficit por la vía del ingreso con nuevos modelos y formas de tratar nuestro conocimiento. La salud, en la cabeza de los ciudadanos, es un concepto asociado al gasto y no a la inversión. La fundación quiere cambiar esto.

Al contrario del debate que se ha establecido.

Es que la Sanidad no tiene por qué ser siempre gasto o recorte, también puede ser inversión y estímulo. Me parece muy bien que haya sectores, como el de los automóviles, que reciban estímulos, pero también los tiene que recibir el sector sanitario. Ahorrar en salud es un error, porque por otra vía gastas más. La salud conlleva mucho empleo que no es deslocalizable, genera tecnología y muy buena que podemos exportar al mundo. No es un sector de gasto, sino estratégico.

¿Cómo se pueden lograr esas inversiones?

Hay que cambiar la mentalidad para que pensemos y la entendamos como inversión y la ayudemos con fondos, con créditos blandos... A todos nos hace falta orientarnos más hacia la eficiencia, con instrumentos que permitan medir resultados. Por ejemplo, hay estudios de farmacogénesis que demuestran que para una persona con cáncer, de acuerdo con su genética, hay medicamentos que no le son de aplicación. En los hospitales hay distintos protocolos a seguir y si hacemos antes un estudio a lo mejor podemos eliminar dos protocolos porque no les afecta, con lo que ahorramos un montón de dinero y no dañamos la salud del paciente. Hay mucho que hacer en este sentido siempre que haya apoyo.

¿Apuestan por modelos de sanidad públicos, privados o mixtos?

Esto es secundario, lo importante son los protocolos y formas de gestión y eso se puede hacer desde lo público, lo privado o desde la colaboración público privada. Lo público, por sí mismo, no garantiza la calidad y la eficiencia y lo privado tampoco. El debate público contra privado no va al núcleo del asunto, que es cómo lo hacemos mejor y gastamos menos. Lo importante es que la salud, la gestione quien la gestione, es un servicio público con garantías, con controles, con calidades de vida sentidas por el ciudadano.

La fundación ha llevado recientemente sus propuestas a Bruselas, ¿en qué consistían?

Llevamos un plan llamado "salud y empleo", que pretende con fondos europeos crear nuevas camas sociosanitarias para atender a los dependientes. Hemos hecho un estudio que detecta que hay 10 países por debajo de la media europea en número de camas por millón de habitantes. Todo país de la UE debe tener al menos 6.000 camas por millón para los grandes dependientes que no pueden ser atendidos en casa. Eso significa crear 500.000 camas en esos 10 países, 31.000 en España y 2.000 en la C. Valenciana. La inversión necesaria es de 30.000 millones y se crearían 720.000 puestos de trabajo. Además en los hospitales de agudos el 50% de camas están ocupadas por enfermos crónicos que podrían estar en centros sociosanitarios porque necesitan ser cuidados, no curados. Además, la cama en un centro de agudos cuesta 800 euros y en una residencia 100. Si aplicamos esto no hacemos recortes, hacemos ahorros.

¿Cree que las administraciones están dispuestas a hacer esta inversión en un tiempo de recortes como el que afrontamos?

Si creamos 2.000 camas para liberar a los crónicos de los hospitales de agudos y en lugar de 800 pagamos 100, ahorramos 700. A mil camas, el ahorro es de 700.000 euros diarios, ¿por qué no van a ser receptivos? Estas son las medidas que es necesario implantar. Además de apostar por el turismo de salud.