Conoce bien el barrio en el que vive desde hace 48 años. Con sus pros y sus contras. Llegó a Benimaclet con 23 años y hoy, con 71, ostenta la presidencia de una de las asociaciones de vecinos con más actividad de la ciudad. El cargo le llegó casi por imposición, en cuanto se jubiló. Sus compañeros sabían que era trabajador y un buen mediador, dos aspectos fundamentales para coordinar las necesidades de un barrio donde convive gente mayor con gente muy joven, además de contar con unos 5.000 universitarios y con casi el mismo número de población inmigrante. Y hay que atender a todos para mejorar el barrio día a día.

Tiene usted una agenda más completa que la de muchos políticos... ¿Actualmente en qué está centrado?

Esta misma mañana (por ayer) he estado en la Conselleria de Sanidad para ver cómo está el proyecto del nuevo centro de salud para el barrio, que está pendiente desde 2007 y es muy necesario. Me han prometido que, en cuanto haya dinero, este centro será el primero en construirse, junto al de Peñíscola y al de Alicante. Ahora han conseguido bajar la ratio del centro de salud de Benimaclet al retirar 4.059 tarjetas sanitarias a inmigrantes, pero eso, lejos de solucionar el problema aún lo agrava más. Necesitamos el ambulatorio que nos prometieron, pero no para trasladar a los facultativos de un edifico a otro, sino para tener más médicos y mejor servicio. Lo único que les he dicho es que esta asociación no quiere volver a ver en el programa electoral del PP la construcción del centro de salud. Lo han hecho dos veces y sigue pendiente. Eso es lo que, de momento, he hecho hoy (por ayer), pero ahora mismo me preocupa mucho la zonificación del mapa escolar.

¿Por el IES Rascaña?

Exactamente, por el IES Rascaña Antonio Cañuelo (que es, precisamente, el nombre de un vecino de Benimaclet), que se queda fuera de nuestra zona por escasos 50 metros. Es decir, que los chavales que vivan en la acera de enfrente no podrán ir a ese centro. Nosotros, sinceramente, no lo entendemos y queremos que se modifique por el bien de los vecinos del barrio.

Benimaclet es un barrio con mucha actividad de restauración y de ocio... Sin embargo, los vecinos no han abierto una guerra contra el ruido... ¿Cuál es el secreto de la convivencia?

La clave es tener un ocio responsable y aquí, además, tenemos mucho ocio cultural. La gente disfruta mucho leyendo un libro en un local o asistiendo a un concierto o a una exposición... Hay mucha variedad pero, sobre todo, los dueños de los locales cumplen los horarios y se preocupan de que su clientela no se quede fuera y no moleste. Respetar el horario de cierre es básico. Además, nosotros actuamos como plataforma publicitaria de todas las actividades que hay en el barrio, a modo de agenda y sin pedir nada a cambio.

¿Qué les recomendaría a otras asociaciones vecinales para poder llegar a este entendimiento?

Que se unan. Vamos a ver. En El Carmen, por ejemplo. Existen dos entidades vecinales y cada una defiende una cosa. Los vecinos lo prioritario, que es su derecho al descanso (porque ahí no hay duda alguna) y los hosteleros, su derecho a poder gestionar su negocio en libertad y con respeto. Pero no están unidos y ese es el problema. Nosotros pusimos fin a las divisiones en el año 2010, cuando decidimos unir en una misma entidad a todos: a vecinos, comerciantes, empresarios del ocio nocturno... Y así funcionamos mejor porque entendemos el problema del de enfrente y ellos, el nuestro. Otro ejemplo, ¿que hay quejas sobre el número autorizado de mesas y sillas en una terraza? Pues quedamos en que cada local marcaría el espacio permitido con una línea. Así, si hay sillas fuera de la línea, el vecino se puede quejar pero, sino, debe entender que hasta la hora de cierre es tiempo de estar al aire libre en un local, aunque genere molestias. La clave es llevarse bien para concretar las soluciones.

Hablando de las cosas que funcionan... ¿cómo van los huertos urbanos?

Realmente bien. El tiempo nos ha dado la razón y queremos continuar ocupando espacios degradados para darles un uso. Empezamos por ocupar un trozo de un PAI que llevaba años parado, como todos. Hablamos con el propietario y como a él no le costaba ni un duro no le importó. Pedimos a los vecinos 5 euros y conseguimos 1.800 euros para meter las máquinas y aplanar el terreno. Luego le pedimos al ayuntamiento algún tipo de pavimento, pero se negó. Ahora hay espacio para 100 coches y cuando llueve hay barro pero... Con los huertos urbanos actuamos de forma similar con el BBVA y da gusto ir a ver la actividad que hay. Tenemos previsto ampliar los huertos urbanos porque hay 40 personas en lista de espera...

La asociación organiza cine de verano, exposiciones, campañas de limpieza, concursos varios... ¿cómo se financian?

Somos unos 800 socios y la cuota anual que se paga es de 22 euros. Los proyectos los sacamos adelante con la imaginación necesaria para conseguir fondos. El local está abierto a todo aquel que lo necesite. Hemos promovido alquileres sociales para 50 estudiantes italianos, hemos hecho una ´ruta segura´ para mayores con la participación de 500 comercios de los 700 que hay, tenemos una peña ciclista y un grupo de consumo responsable... La gente sabe que si se acerca a la asociación tal vez no resuelva su problema, pero seguro que encontrará ayuda y orientación.